El efecto de las sanciones

La diáspora de multinacionales golpea a Rusia: 25.000 millones 'vuelan' del país

Muchas empresas ya han comenzado a cancelar acuerdos comerciales con compañías rusas, mientras que otras han comenzado a dejar de comercializar sus servicios o sus productos en el territorio del Kremlin.

Volkswagen
La diáspora de multinacionales golpea a Rusia: 25.000 millones 'vuelan' del país.
MARTIN MEINERS

Los primeros efectos de las sanciones contra la economía rusa han desatado una huida generalizada de las compañías extranjeras. Desde el sector logístico (UPS o FedEx), pasando por los gigantes petroleros (BP o Shell), o grandes firmas del sector automovilístico (Volkswagen, Renault, Land Rover) han decidido abandonar sus proyectos en suelo ruso, o bien cancelar de forma temporal sus servicios y venta de productos allí. El temor al daño reputacional que pueden sufrir por seguir en Rusia, así como la caída del 30% que ha sufrido el valor del rublo, han supuesto un pistoletazo de salida para la desbandada del capital occidental.

Quizás los abandonos más dañinos para el tejido económico ruso han sido los de las petroleras BP y Shell. La primera comunicó el pasado domingo que venderá su participación del 19,75% en la compañía estatal Rosneft. Una medida que supondrá un agujero de alrededor de 22.300 millones de euros, debido al importante recorte en sus reservas gasísticas y petroleras. Por su parte, Shell hará lo propio con varios proyectos de gas natural licuado y crudo. No obstante, el movimiento más relevante se producirá al cancelar su parte en el proyecto Nord Stream 2, el gaseoducto clave en el incremento del bombeo gasístico a Europa por parte de Rusia. Sin embargo, esta cantidad de millones está ahora mismo bloqueada tras las medidas tomadas por Putin, que tienen como objetivo evitar la fuga de capitales. Lo que ha empujado a muchas empresas a sufrir un 'corralito' sobre sus inversiones millonarias en Rusia.

Otras compañías del sector, como la francesa TotalEnergies, todavía no ha anunciado hasta que punto pretenden llevar su adiós a Rusia. Por lo pronto, la petrolera ha comunicado que no pondrá en marcha nuevas líneas de financiación para proyectos en territorio ruso, asegurando que "aprueba el alcance y la fuerza de las sanciones impuestas por Europa", implementándolas, dice, sin temor a las consecuencias en su negocio. Por otro lado, Equinor (Noruega) se deshará de su cartera rusa, que supera los 1.000 millones de euros. 

El sector del automóvil 

Otros de los grandes protagonistas de la desbandada empresarial son las compañías del sector automovilístico. El grupo alemán Volkswagen fue uno de los primeros en apostar por dejar de vender sus vehículos en Rusia, mientras que el fabricante francés Renault ha apostado por paralizar la actividad en sus fábricas en el país, pese a que es su segundo mayor mercado por volumen de ventas, con un 18%. Al boicot automovilístico se han sumado otras buques insignia del sector, como Harley-Davidson, General Motors o Land Rover

Así, la decisión de Volkswagen de bloquear las ventas de sus vehículos en el país que preside Putin supone obviar su buena posición en el mercado ruso, en el que en 2022 fue la séptima marca más vendida, con 86.108 coches. Renault, que fue capaz de colocar 131.552 automóviles el año pasado, sí que seguirá suministrando a los concesionarios rusos, al igual que Ford Motors. 

Desde la logística a los pagos móviles

Fuera del importante sector energético del país que preside Vladimir Putin, los ciudadanos rusos notarán el éxodo de las empresas occidentales, por ejemplo, en los servicios de paquetería de las multinacionales estadounidenses UPS y FedEx. Los dos gigantes de la paquetería anunciaron en sus páginas webs que se ha paralizado temporalmente la entrada de cualquier envío a Rusia por la situación de guerra que atraviesa la región. UPS explicaba que la seguridad de sus trabajadores era una prioridad, y esperaban retomar el servicio "tan pronto como fuera posible". 

Otro nombre clave en la diáspora de multinacionales es la naviera danesa Maersk. La compañía, que acapara un 20% del tráfico marítimo mundial, es dueña de un 30% de Global Ports, que posee hasta cinco terminales de contenedores en suelo ruso, además de varias oficinas de representación las principales ciudades del país, como Moscú o San Petersburgo. Esta medida ha encontrado eco en otros actores en el sector, como la italo-suiza Mediterranean Shipping Company (MSC) y la francesa CMA CGM, que han cancelado el comercio marítimo que tenga a Rusia como destino y origen. 

En cuanto al sector bancario, la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT ha derivado en que la mayoría de los sistemas de pagos a través de smartphones (monopolizados por Apple, Google y Samsung, entre otros) tampoco estarán disponibles, según ha comunicado la entidad bancaria rusa VTB. Precisamente el banco británico HSBC ha empezado a cesar sus actividades financieras conjuntas con varias entidades rusas, entre ellas VTB.

 También en el apartado online, compañías como Windows o Meta han optado por bloquear los medios de comunicación calificados como propaganda del Gobierno ruso (Russia Today y Sputnik) de sus tiendas de aplicaciones y han restringido la difusión de sus publicaciones en redes sociales, mientras que Apple ha anunciado que deja "en pausa" la comercialización de sus productos . Twitter se ha limitado, por ahora, a etiquetar cualquier mensaje procedente de canales estatales rusos. 

Una de las últimas en sumarse al bloqueo ruso ha sido Netflix, la plataforma de servicios en streaming se ha negado a cumplir con la nueva ley audiovisual que prepara Putin. Esta le obligaría a tener que emitir una veintena de canales afines al Kremlin en su plataforma, algo que la compañía con sede en Los Gatos (California) ya ha descartado, dejando su presencia en Rusia de cara al futuro en el aire. En el plano audiovisual, Disney ha vetado nuevos estrenos en territorio ruso y no se descarta que en los próximos días la estampida siga sumando nuevos actores que golpeen la economía rusa.

Mostrar comentarios