Inditex, en la encrucijada: comprar una marca, inventarla o abrazarse al 'online'

  • La dueña de Zara no ha lanzado al mercado ninguna cadena desde Uterqüe, hace ya una década, y el sector ansía un movimiento corporativo.
Inditex, en la encrucijada: comprar una marca, inventarla o abrazarse al 'online'
Inditex, en la encrucijada: comprar una marca, inventarla o abrazarse al 'online'

¿Cuánto puede aguantar una compañía engordando una 'milmillonaria' hucha sin gastarla? Inditex ha acumulado a lo largo de los últimos años casi 5.000 millones. No importa el dividendo que entrega cada año (y que beneficia, sobre todo, a su fundador Amancio Ortega), esa hucha no ha hecho más que crecer y el sector aspira a que, al fin, tire de ella.

La dueña de Zara, en concreto, acumula 4.931 millones de euros en concepto de 'caja y equivalentes'. Sólo en los dos últimos años ha aportado a ese particular 'fondo de inversión' algo más de 700 millones y puede seguir creciendo porque la compañía presidida por Pablo Isla presenta este miércoles sus resultados del primer trimestre del año (del 1 de febrero al 30 de abril), con lo que actualizará el dato.

En el sector recorre el presentimiento de que a la compañía gallega le ha llegado el momento de tirar de cartera. Es la hora de salir de compras y hacerse con una nueva enseña, como hizo a finales del siglo pasado con cadenas como Massimo Dutti o Stradivarius.

La otra opción, apostar por su equipo creativo y lanzar una cadena propia. Es su modelo de expansión preferido, dado que así controla el proceso de principio a fin y podría diseñar su desembarco en un segmento que considere prioritario, por ejemplo, entrar en un categoría más 'premium', donde los márgenes son más altos. Pero lleva una década sin hacer ningún movimiento. La última cadena inventada en Arteixo fue Uterqüe. Entonces, la empresa aún encabezada por Ortega quería hacerse un hueco en el segmento de los complementos y el calzado, aunque hoy Uterqüe, tras un replanteamiento comercial, está igual de volcado en el textil que en la marroquinería.

¿Por qué ahora?

Los grandes grupos del textil no atraviesan su mejor momento. El principal rival de Inditex, el grupo sueco H&M, ha decepcionado al mercado con sus últimas presentaciones de resultados. Ha vendido menos ropa de la que pensaba y, en el primer trimestre, asumió que tendría que bajar precios, y márgenes, para dar salida a su inventario.

Inditex tiene más capacidad de maniobra que H&M en caso de que la temperatura y la lluvia le obliguen a cambiar el planteamiento de sus colecciones en tienda, lo que ha ocurrido esta primavera. Esa es una de las claves de su éxito: acortar los plazos en la cadena de producción. Pese a todo, la expectativa es que, en el corto plazo, Inditex haga un guiño al mercado y dé señales de crecimiento inorgánico.

Si tirase de talonario, todo dependería de dónde y cómo quiera crecer. Uno de los mercados donde tiene menos exposición es Norteamérica. En Estados Unidos 'sólo' tiene 91 tiendas, de las que 87 son Zara (tiene tres locales de Massimo Dutti y un Bershka, pero ninguna de sus otras enseñas). Está a años luz de China, el mercado donde ha enfocado su expansión en los últimos años. Sólo en el gigante asiático suma más de 630 establecimientos.

Estados Unidos siempre ha sido un mercado complejo, con operadores locales de renombre, como GAP, considerado uno de los cuatro grandes del sector 'retail' (junto a Inditex, H&M y Fast Retailing, la matriz de Uniqlo). GAP también es dueña de otras marcas, como Banana Republic y Old Navy. A día de hoy, Inditex tendría capacidad financiera para adquirir el gigante norteamericano, aunque tirara de caja y, también, de deuda. GAP vale en bolsa cerca de 10.000 millones de euros. En cambio, Inditex supera los 88.000 millones.

La capitalización de Inditex ha vuelto a tomarse un respiro después de los 'ataques' de los analistas el pasado mes de febrero, que llevaron la acción a mínimos (a 23 euros, hoy supera los 28,2). Ahí la tranquilidad vino de la mano de reconocer que el negocio online ya supone el 10% de los ingresos anuales de la dueña de Oysho y Pull & Bear.

Su tienda digital le aporta más de 2.500 millones y quiere seguir potenciándola. Y esa puede ser otra palanca de expansión. El último movimiento de Inditex en el online son los robots para entregar en las tiendas los pedidos hechos en la red. Acorta plazos y costes y se ahorra el reparto a domicilio, uno de los conceptos más caros para la distribución, la temida 'última milla'.

Pese a esa recuperación, Inditex tiene un invitado no deseado en su accionariado: los bajistas. Los inversores que apuestan por la caída de su acción (piden prestadas acciones, las venden y esperan a que bajen para recomprarlas, devolverlas y lograr una plusvalía) tienen un 0,9% de Inditex. Es la misma cifra que tenían en marzo, con la acción en mínimos, cuando Isla asumió que había llegado el momento de desvelar, por fin, datos de los ingresos online. Ahora el sector espera otro golpe de efecto.

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