Desinversiones tras la pandemia

NH y Meliá ponen 90 hoteles en el escaparate para conseguir 400 millones

La primera y tercera hotelera española aceleran las ventas para antes de que termine el año. Las claves: centrar las operaciones en Europa y priorizar el segmento urbano antes que el vacacional.

Imagen de Meliá Hotels International
Imagen de Meliá Hotels International
MELIÁ HOTELS INTERNATIONAL

Las grandes hoteleras concretan sus planes de venta para sortear la crisis del coronavirus y buscar liquidez en el mercado. NH y Meliá, segunda y tercera cadena en España por volumen de oferta, han confesado algunos detalles de las desinversiones que preparan y han puesto sobre la cifra deseada a obtener: hasta 400 millones de euros. El perímetro de las operaciones solo alcanza a los hoteles en propiedad, que varían en la cartera de una y otra compañía. En conjunto, se trataría de un total de 90 establecimientos bajo revisión.

Fuentes del sector consultadas por La Información ahondan en otros aspectos clave de estas ventas. NH priorizará en los países europeos, en los que tiene la mayoría de establecimientos en propiedad (51 frente a los 22 de América del Norte y del Sur)y en los que ha sufrido en mayor medida los efectos de la crisis sanitaria. Así lo mostraron las últimas cuentas de la compañía reveladas ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado martes: 142 millones de pérdidas hasta marzo, caída de los ingresos a doble dígito y ampliación de capital urgente por más de 100 millones de euros con el objetivo de preservar la liquidez.

La compañía cuyo accionista principal es la tailandesa Minor ya exploró algunas ventas antes de la pandemia. En enero de 2020, vendió ocho hoteles de lujo (1.115 habitaciones) en Europa al gestor inmobiliario francés Covivio y el fondo Varde. La desinversión, que se cerró por aproximadamente 500 o 600 millones de euros, según señalaron fuentes del sector, ha sido la última tras la llegada de la crisis sanitaria.

Desde ese momento, el grupo ha mantenido conversaciones y ha explorado ventas algo distintas, porque se han centrado en proyectos inmobiliarios por desarrollar y no en hoteles. Aseguró ante el regulador bursátil que tenía “expectativas de ventas probables” y de “consecución” para desprenderse de Sotocaribe, un proyecto turístico-inmobiliario que se inició hace casi diez años en el municipio de Isla Mujeres (México).

La situación de Meliá es distinta. Aunque también mantiene parte de su portfolio en Europa, con casi la mitad de hoteles en España, la compañía cuyo vicepresidente y director ejecutivo es Gabriel Escarrer solo ha querido detallar su objetivo para estas operaciones: captar entre 150 y 200 millones de euros, según explicó el director del área inmobiliaria de la cadena, Mark Hoddinott, en una conversación con analistas. Sobre el timing para llevarlas a cabo, la hotelera no ha querido ofrecer ningún calendario. Tampoco se conoce la naturaleza de estos hoteles o si se concentrará sobre una de sus distintas marcas, pero las fuentes del mercado señalan que revisará más su cartera de establecimientos en el área urbana que en la vacacional.

De propietarios a inquilinos

Si ambas compañías coinciden en algo es en el tipo de operación: sale & leaseback, es decir, vender sus inmuebles pero continuar en ellos como inquilinos. Es una fórmula socorrida por las compañías hoteleras cuando necesitan liquidez, como ya demostró la crisis financiera de 2008. No obstante, las voces consultadas señalan otro método conocido como lease & and management -es el propietario del inmueble quien cede la gestión y paga a una franquicia por las ventas obtenidas- como alternativa más remota.

El debate sobre si las hoteleras deben ser más inquilinas y menos propietarias lleva tiempo sobre la mesa. Multitud de expertos coinciden en que el modelo ideal es el segundo. En esencia, se trata de un mecanismo de financiación alternativo para aquellas empresas que se enfrentan a dificultades financieras, pero cuentan con inmuebles en propiedad que, al mismo tiempo, son necesarias para desarrollar su actividad. En la práctica, esta fórmula se ha extendido a otro tipo de negocios, como locales comerciales.

En paralelo a las ventas, ambas cotizadas seguirán con sus medidas de ahorro para reducir su exposición a los riesgos de la crisis sanitaria. El denominador común de ellos ha sido el uso de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE), que hasta el mes de abril concentraban a 400.000 trabajadores del sector alojativo (más de la mitad del total), de acuerdo a los datos que ofrece el Ministerio de Trabajo. NH fue incluso más allá y aplicó el primer despido colectivo de todas las hoteleras españolas. 

La reducción de personal también se ha traducido en una menor tasa de apertura de hoteles. Todos ellos están operando, en el mejor de los casos, a medio gas. NH registra una tasa de apertura un 70% inferior a los tres primeros meses de 2020, si bien la cifra que reportó Meliá es algo menos mala para el mismo periodo (-19%). Otras hoteleras españolas como Riu han seguido la misma senda, aunque todas coinciden en que el segundo trimestre se comportará mucho mejor gracias a la evolución del proceso de vacunación en España y en el resto del mundo.

Mostrar comentarios