Pallete lo pidió

Con el Mobile empezó todo: las grandes telecos se conjuran para no reclamar

  • La organización reconoce que para ellos es "el peor escenario financiero" posible, pero insisten en que el tiempo ha demostrado que tenían razón.
El GSMA alude a causas de fuerza mayor para eludir el coste de la suspensión.
El GSMA alude a causas de fuerza mayor para eludir el coste de la suspensión.
EFE

12 de febrero. Más de medio centenar de grandes compañías habían puesto las cartas sobre la mesa. Anunciaban su decisión de no acudir al Mobile World Congress (MWC) ante una incipiente expansión del coronavirus. Los organizadores se rendían ante la presión en una cancelación sin precedentes y con escaso respaldo de las administraciones públicas. Un mes después, las grandes operadoras con sede en España se han conjurado para no reclamar, al igual que otras firmas relevantes como la china Huawei. Las potenciales indemnizaciones a otros expositores están todavía en el aire. La GSMA reconoce que el cierre sigue siendo su "peor escenario financiero" y admite que, a la luz de los acontecimientos que se han venido sucediendo después, tenían "toda la razón" para frenar.

Aquel miércoles de febrero los datos no dejaban lugar a dudas: la expansión del coronavirus se aceleraba y en China, foco del brote, se superaban los 1.100 muertos y los 44.500 contagiados. Empezaba a extenderse a países cercanos como Japón y en otros asiáticos como Irán. Las alarmas empezaban a encenderse en Europa, pero no con la intensidad de esta semana. Y fue en ese ambiente en el que se celebró el consejo de la GSMA, que está formado por 26 miembros de las principales operadoras de telecomunicaciones del mundo. El dictamen no fue fácil, pues en juego había millones de euros de posibles indemnizaciones. Plantearon todos los escenarios: un evento más pequeño, un retraso en el calendario... Ninguna era viable.

Ahora se cumple un mes de esa decisión histórica. Y la realidad es que, según diferentes fuentes del mercado consultadas por La Información, las grandes telecos con sede en España no han pedido indemnizaciones ni han exigido la devolución de lo pagado para la celebración de la feria en el recinto de Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Unas facturas que en algunos casos no superan los 2 millones y que en otros pueden llegar a alcanzar los 10. También ha habido otros grandes actores del sector, como Huawei, que, al menos por ahora, tampoco han presentado ninguna reclamación.

Esta decisión llega después de que el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, llamara a la calma y pidiera que las grandes compañías de la GSMA no presentara una reclamación por la cancelación. "Es importante que analicemos no ejercitar ninguna acción contra la GSMA; es una pena que se haya tenido que cancelar", apuntó una semana después, en la presentación de resultados anuales. Lo hizo después de guardar silencio y ser una de las pocas operadoras, junto a Orange, que decidió no mover ficha y anunciar su ausencia del Mobile hasta que se aprobó la suspensión.

Aunque ese aviso ha surtido efecto en algunos de los competidores queda aún por ver qué sucede con el resto de posibles indemnizaciones, incluida la que pueda reclamar la propia Fira Barcelona. Ésta se inclinó por dejarlo pasar y así evitar abrir una guerra contra la GSMA, mientras se dilucida si realmente se extiende el contrato para que la feria continúe celebrándose en Barcelona más allá del año 2023. ¿Qué dicen desde la GSMA? Ante las preguntas de este medio, guardan silencio. Lo único que quedó claro aquellos días de febrero es que la póliza de seguros era de 100 millones de euros y estaba gestionada por el bróker Willis Towers y no incluía el riesgo de pandemia.

Ahora, dentro del equipo de John Hoffman en la GSMA están convencidos de que tomaron la mejor decisión. "Teníamos toda la razón al cancelar el evento", apunta una portavoz oficial de la organización. Y va más allá: "No pudimos continuar de manera responsable dados los hechos en ese momento y con el conocimiento de que al reunir a una audiencia global podríamos arriesgarnos a que una sola persona enfermara". Pese a esa defensa de su posicionamiento, reconocen que como organización sin ánimo de lucro, "las implicaciones de esta situación son enormemente significativas para la GSMA; es probablemente nuestro peor escenario financiero". No va más allá. Se ha especulado con los problemas económicos que causarían millones de euros de un aluvión de reclamaciones de cientos de proveedores de la feria.

Ahora, con el tiempo, la decisión se ve con buenos ojos. La mayoría de las fuentes del sector y de las operadoras aplauden la decisión. Sin embargo, durante esos días la GSMA vivió en una auténtica soledad. No recibió ningún apoyo formal ni de las operadoras de telecomunicaciones, que conforman el núcleo duro de su cúpula, ni del resto de grandes compañías. Las que decidieron comunicar su decisión de no asistir en los días previos no salieron públicamente para aplaudirlo. Tampoco lo hicieron las telecos ni las tecnológicas que no tomaron la decisión. Desde el lado de las administraciones no hubo respaldo. Es más, el Ejecutivo de Pedro Sánchez llegó a afirmar que la decisión era "incomprensible", en palabras de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, alimentó la 'teoría de la conspiración' en el sector que se basaba en que la guerra comercial entre China y Estados Unidos había tenido peso en la decisión.

Mientras tanto, la negociación para la ampliación del contrato del Mobile World Congress en Barcelona se ha mantenido por parte del propio John Hoffman y del director general de Mobile World Capital (MWC), Carlos Grau. El objetivo es amarrar la presencia del evento en la Ciudad Condal hasta 2028. Sin embargo, estas conversaciones no han dado aún sus frutos y todavía no se ha anunciado oficialmente esta renovación del contrato. Un mes después de aquel fatídico 12 de febrero quedan muchos flecos aún por atar

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