Tras un duro 2020

Pallete lanzará en febrero la estrategia para el nuevo dividendo en Telefónica

La compañía defiende que la sólida generación de caja permite cubrir la reducción de deuda y otros compromisos de pago como los de reestructuración de plantilla.

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en un acto público reciente.
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en un acto público reciente.
EP

Telefónica no quiere precipitarse con la decisión sobre el mantenimiento del dividendo. Y por eso ha fijado el próximo mes de febrero como la fecha para fijar la nueva estrategia de retribución al accionista. La apuesta en este último año, en el que las acciones han sufrido de manera importante con un recorte de casi la mitad de su valor, ha sido dejarlo intacto aunque con la posibilidad de cobrarlo en acciones y no en efectivo. La compañía sigue defendiendo que la sólida generación de caja procedente de su negocio le permite abordar con holgura este desembolso de más de 2.000 millones de euros, combinándolo con la difícil tarea de reducir la deuda financiera.

"Seguiremos invirtiendo, seguiremos reduciendo deuda y seguiremos manteniendo un dividendo atractivo y sostenible". Así confirmaba el presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, el pago de los 0,40 euros por acción durante la junta general de accionistas que tuvo lugar el pasado mes de junio. Pero sí que fue más conservador en las previsiones. Se negaba a ir más allá del año en curso. Por tanto, no quería fijar en junio lo que iba a hacer en 2021, dada la inestabilidad generada precisamente por la pandemia. "Preferimos ser prudentes", apostilló.

Ahora, el primer ejecutivo tiene más de dos meses para decidir qué hace realmente. Desde la compañía aseguran que, pase lo que pase, la cobertura está más que asegurada sólo con la generación de caja. Pese al duro impacto del coronavirus, ésta se va a mantener por encima de los 4.000 millones de euros -entre enero y septiembre sumó esa cantidad-. Aunque representa una caída del 24% respecto al año anterior, permite afrontar los más de 2.000 millones de euros de dividendo, además de otros salidas ineludibles de esa caja como los desembolsos vinculados al Plan de Suspensión Individual (PSI) de más de 800 millones de euros, o la devolución de los híbridos. Para todo ello contará con casi 2.500 millones. ¿Y para reducir la deuda de más de 36.000 millones? Habrá operaciones inorgánicas que aportarán más en esa amortización  como lo que se reciba de la fusión en Reino Unido con Liberty (Virgin) o la venta de otros activos.

Pese a que hay liquidez suficiente para abordar el pago, Álvarez-Pallete y su equipo deberán analizar si merece la pena el esfuerzo económico y si mantener el dividendo el próximo año va a tener reflejo en una cotización que en el último año ha atravesado horas bajas. La compañía ha sido una de las que más ha defendido esta retribución y de las más castigadas en el Ibex 35. De hecho, desde que el pasado mes de junio se aprobara el dividendo -con la incorporación del pago en acciones para quien lo deseara- en junta general, el título se ha dejado casi un 20% de su valor. En el otro lado se encuentra el perfil de accionista. El propio presidente aseguró en la carta entregada a cada uno de ellos en junio: "Atendimos las expectativas financieras de nuestros millones de accionistas; sabemos que muchos de ellos cuentan con los ingresos derivados de sus acciones como parte importante de su renta".

Entre ese núcleo duro de accionistas a largo plazo se encuentra Caixabank o BBVA, que compensan parte de la devaluación de las acciones con el cobro de este dividendo. En el caso de la entidad catalana en el segundo trimestre de este año recibió 50 millones de euros -en el primer semestre se apuntó ajustes de valoración de más de 500 millones por la caída de los títulos-. Prueba de su pretensión de cobrar en efectivo es su elección de descartar recibir el pago en acciones en el 'scrip' aprobado por la empresa en la junta general. "Caixabank optó por la remuneración en efectivo", apunta en su memoria anual.

Al rating, de reojo

El otro gran factor que deberán tener en cuenta es el de la deuda y la presión del rating crediticio. La agencia de calificación S&P asestó un golpe significativo la pasada semana, rebajándole un escalón más la calificación. Y la razón hay que encontrarla en el impacto del coronavirus en el negocio, con una caída tanto de los ingresos como de los beneficios, y también por los problemas de las divisas en Latinoamérica, que acarrearon descensos en el volumen de negocio y un nuevo ajuste de valoración de los activos en Argentina. Esto impedirá reducir de manera significativa la deuda, aunque ésta se mantendría por debajo de la barrera psicológica de las 4 veces el resultado bruto de explotación (Ebitda).

Ese análisis hecho público por la agencia se basaba en la premisa de que se repetiría el pago de 0,40 euros por acción, pero sin ningún tipo de opción para cobrarlo en acciones, sino que sería todo en efectivo. Esto supondría, según sus cálculos, un desembolso de casi 2.500 millones de euros frente a los 1.300 millones de salida de caja que habrá en el año 2020 ante esa alternativa más flexible. Por tanto, se deduce que la presión sería menor sobre el pasivo en caso de que se recortara

Este martes la compañía vivió un festín en bolsa, precisamente por el espaldarazo que le dio Fitch en un informe sobre las fortalezas de la empresa en España como operador "incumbente" y el contexto de posibles fusiones corporativas dentro del sector. Sobre el dividendo consideró que la política financiera se mantiene "mesurada". Aunque haya ganado algo de oxígeno tras el recorte de S&P, la cuenta atrás para conocer qué hará con el dividendo ha comenzado. Pallete deberá deshojar la margarita.

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