La 'antigua' Pescanova ha logrado reducir un 52% sus pérdidas durante su primer trimestre fiscal (que va de diciembre de 2020 a febrero de este ejercicio), hasta situarlas en 23.000 euros. En ese periodo la compañía ha facturado 67.000 euros, procedentes sobre todo de parte del apoyo anual que la sociedad debe recibir de Nueva Pescanova, en virtud de los acuerdos de segregación aprobados por la junta general de la 'vieja' Pescanova el 25 de septiembre de 2015.
Recientemente, el informe de auditoría de la sociedad holding alertaba del riesgo de insolvencia para la sociedad si la Nueva Pescanova no abonaba los créditos que adeuda al grupo pesquero que fue su germen y que tienen fecha de vencimiento en 2022. Al cierre del pasado ejercicio, la compañía se anotó 44,2 millones de euros pendientes de cobro por los créditos a empresas que aún siguen en el aire. La práctica totalidad de ese montante corresponde al pasivo que deberá asumir Nueva Pescanova, aunque nominalmente permanezca en la antigua, tal y como marcan los términos de la segregación.
Según ha informado la sociedad de cartera a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), los gastos del primer trimestre fiscal correspondieron principalmente a gastos generales, de asesores externos y de remuneración del consejo, alcanzando los 30.000 euros. La sociedad, que no ha realizado inversiones o desinversiones significativas durante este periodo, presenta al cierre del primer trimestre fiscal un patrimonio neto de 1,8 millones de euros.
Los antiguos accionistas de la matriz contaron con el 20% del capital social de la empresa heredera al constituirla. Esta participación (bajo la cotizada Pescanova S.A.) se ha ido diluyendo hasta el actual 1,65%. En paralelo, la participación del 80% que obtuvo en 2015 la banca acreedora de la multinacional gallega -La Caixa, Sabadell, BBVA, Popular, Abanca, Bankia y el UBI italiano- se ha concentrado en la entidad que preside Juan Carlos Escotet, que en febrero elevó su posición más allá del 97% y capitalizó 542 millones de la deuda concursal de Nueva Pescanova (el 84% del total en manos de Abanca), que la sociedad pesquera heredó de la suspensión de pagos de su matriz en 2013.
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