Puma ha mejorado sus previsiones de ventas para este año, pese a reconocer que se está viendo afectada por el atasco del comercio marítimo y la escasez de contenedores, así como por el cierre de varios puertos vietnamitas a causa de las restricciones para atajar la Covid-19. El fabricante alemán de equipamiento deportivo ha logrado elevar sus ventas un 39% en los nueve primeros meses del año hasta los 5.038 millones de euros.
El margen bruto ha mejorado un 47,8%, mientras que los gastos operativos se han elevado un 20,9% hasta los 1.930 millones. El resultado operativo (EBIT) se dispara un 237% hasta septiembre a los 492 millones de euros. Su beneficio neto en el periodo se eleva más de un 400% en relación al ejercicio pasado, cuando se vio muy afectada por los cierres y confinamientos. Ha obtenido en concreto 302 millones de euros.
El director ejecutivo de la firma, Bjørn Gulden, pone en valor cómo el "bloqueo de producción relacionado con la Covid-19 en Vietnam del Sur, un mercado global de carga sobrecalentado con tarifas altas y la falta de capacidad, la congestión portuaria y una situación de mercado muy difícil en China fueron obstáculos" que la firma tuvo que superar en el trimestre, coincidiendo con un momento en que la demanda se elevaba notablemente.
El directivo prevé que "continuará la alta demanda" de sus productos, pero también ven cómo las limitaciones de suministro seguirán siendo un problema durante el resto del año. "Continuaremos maniobrando a través de los problemas operativos de la mejor manera posible, pero también continuaremos invirtiendo en nuestra marca, productos e infraestructura a mediano y largo plazo", asegura. Desde su punto de vista, las perspectivas para su industria en general y para Puma en particular "son muy positivas".
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