Repsol ha superado con creces todas las previsiones. La petrolera se anotó un beneficio neto de 4.251 millones de euros en 2022, lo que supone un incremento del 70% en comparación con el ejercicio precedente. El resultado solo está por detrás del que registró en 2010 (4.693 millones con extraordinarios), pese a señalar la empresa que ha sido un ejercicio "marcado por la incertidumbre, la volatilidad y complejas dinámicas de mercado", derivadas de la invasión de Rusia a Ucrania.
La compañía ha señalado en un comunicado que pese a los resultados de 2021 y 2022 (6.750 millones de euros en total), no le alcanza para compensar las pérdidas de 2019 y 2020 (7.105 millones de euros). Sin embargo, según ha notificado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), propondrá en la próxima junta general de accionistas un incremento de la remuneración al accionista en efectivo del 11%, hasta los 0,70 euros brutos por acción, adelantando la retribución prevista para 2024 en el marco de su plan Estratégico 2021-2025.
"Repsol ha logrado un avance significativo en sus objetivos estratégicos, impulsando su transformación a través de la mejora de su perfil multienergético y de descarbonización. Las alianzas que hemos sellado para promover el crecimiento y el desarrollo en áreas claves refuerzan la consecución del Plan Estratégico 2021-2025, así como nuestro liderazgo en la transición energética", señala el consejero delegado de la sociedad, Josu Jon Imaz, en el informe anual.
Para ello, se incrementó hasta 0,35 euros brutos por acción el pago en efectivo distribuido a los accionistas en enero, a lo que se sumará un pago complementario de otros 0,35 euros brutos por título tras su aprobación por parte de la junta general. El consejo de administración también ha acordado implementar este curso un nuevo programa de recompra de acciones propias por un máximo de 35 millones de títulos y propondrá a la próxima junta general una reducción de capital mediante la amortización de 50 millones de títulos propios.
5.000 millones en 2023
La empresa ha destacado que su modelo de negocio integrado y el plan estratégico fueron "fundamentales" para lograr este desempeño. Ha anunciado también una "inversión orgánica histórica" de más de 5.000 millones de euros en 2023 para impulsar su perfil multienergético. El grupo presidido por Antonio Brufau generó un flujo de caja de 8.923 millones de euros, lo que se traduce en una fuerte subida del 64%. Gracias a ello redujo la deuda neta un 61%, hasta 2.256 millones de euros, al tiempo que la liquidez se elevó hasta 12.022 millones de euros, suficiente para cubrir cuatro veces los vencimientos de deuda bruta a corto plazo.
Repsol cerró en junio del año pasado la venta de un 25% de su negocio de renovables por 905 millones de euros a al consorcio formado por Crédit Agricole Assurances y el fondo suizo Energy Infraestructure Partners (EIP). La incorporación de este socio a su filial verde lleva aparejado un compromiso de inversión en línea con el plan estratégico de la multienergética española, que pasa por alcanzar los 6 GW en 2025 y llegar hasta los 20 GW para 2030. También planea la entrada en nuevos mercados y la incorporación de tecnologías complementarias, como puede ser la eólica marina flotante.
Además, en septiembre se deshizo de parte de su negocio de petróleo y gas por 5.000 millones. La transacción incluyó los activos de Exploración y Producción en Malasia y el bloque 46 CN en Vietnam. En total representaban aproximadamente el 2% de la producción neta de la compañía en todo el mundo. Tras firmar sendas operaciones, dio un paso en firme hacia su objetivo de convertirse en 'verde' con la adquisición de la cartera de renovables de Asterion Energies (compuesta por 7.700 MW) por 560 millones de euros, más un máximo de 20 millones en concepto de pagos contingentes.
Repsol se ha marcado como meta alcanzar una potencia instalada de energías renovables de 20 GW para el final de década. Las petroleras, que han disparado su beneficio en el año de la invasión rusa, van por detrás de las grandes eléctricas en lo que a energías renovables se refiere y necesitan invertir miles de millones de euros en nuevas tecnologías para alcanzar la descarbonización.
En 2022, Repsol invirtió 4.182 millones de euros para avanzar en su transformación, un 40% más que el año anterior, principalmente en la península ibérica y Estados Unidos. En concreto, destinó 1.400 millones de euros a España. En lo que respecta al negocio industrial y "fruto de la regulación europea", realizó nuevos ajustes por deterioro en el valor contable de sus activos, principalmente, de sus refinerías. Según la empresa, la rentabilidad y competitividad de estas a largo plazo "quedarían impactadas si no se corrigen aspectos que están lastrando al sector en Europa, como la inseguridad del entorno de negocio y la presión regulatoria y fiscal".
Estas provisiones suponen la mayor parte de los resultados específicos del periodo, que se situaron en -2.485 millones de euros. Dicha cifra también incluye provisiones por riesgo de crédito en Venezuela y el impacto futuro de los impuestos a las ganancias extraordinarias en Reino Unido, así como al derrame en Perú. "Los precios energéticos se incrementan porque la demanda sube, a la vez que, contrario a lo que dictaría la lógica, se imponen dificultades a la producción de algunos productos energéticos. Los precios altos no son 'caídos del cielo', son consecuencia de las incorrectas decisiones adoptadas en Europa", ha destacado Imaz. En opinión del directivo, "considerar extraordinario un beneficio que se obtiene de un gran esfuerzo inversor y penalizarlo frente al que se dedica a importar productos de otros continentes sin crear un solo empleo industrial, es, además de injusto, incomprensible y perjudicial para la economía española".
Impuestos
"Los mensajes populistas solo sirven para dificultar la actividad empresarial, provocar desconfianza en los inversores, reducir la inversión y la actividad económica, disminuir la recaudación de impuestos y poner en riesgo el empleo industrial. Frente a estos mensajes, Repsol apuesta por un camino de responsabilidad con la sociedad", ha añadido. El impuesto energético aprobado por el Gobierno se aplica al 1,2% de los ingresos del negocio liberalizado de las empresas del sector energético que facturaran más de 1.000 millones en 2019. Naturgy y Endesa han cifrado el impacto en 300 y 400 millones, respectivamente.
Según Repsol, su actividad en 2022 derivó en "la mayor contribución fiscal de la historia del grupo", con más de 17.000 millones de euros, de los cuales el 70% se pagó en España. "Repsol es la empresa del Ibex 35 que más impuestos paga en el país", ha afirmado.
Descuento en la gasolina
Repsol destinó más de 500 millones de euros a descuentos adicionales (a los del Gobierno) en los combustibles en sus estaciones de servicio en España, alcanzó 5,5 millones de clientes en su aplicación móvil Waylet. Destinó también más de 2.000 millones de euros a incrementar sus inventarios. Asimismo, llevó a cabo una revisión retroactiva de los salarios con efecto 1 de enero de 2021. Con ello, la retribución media de sus trabajadores en España aumentó un 9,4% respecto al año anterior.
"Somos conscientes de nuestra labor como servicio esencial para la sociedad. Para nosotros, siempre es prioritario cumplir con esa responsabilidad, que emerge con más importancia, si cabe, en momentos complicados como los que hemos vivido en los últimos años. En 2022, nos esforzamos en garantizar el suministro, reducir el impacto de la crisis energética en nuestros clientes e invertir en el futuro industrial de España, a la vez que continuamos potenciando nuestro perfil como compañía multienergética y avanzando en la descarbonización", ha subrayado Imaz.
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