Pérdidas récord por la pandemia

Repsol afronta una reinvención forzada por el desplome acelerado del negocio

La compañía que dirige Josu Jon Imaz redobla la apuesta por las nuevas tecnologías para transformar las refinerías, reducir emisiones y aprovechar los huecos de la transición energética.

Campus Repsol
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REPSOL - Archivo

La caída de los precios del petróleo y el gas y el desplome casi absoluto de la demanda por la pandemia han descarnado los resultados de Repsol en el primer semestre. La petrolera ha perdido 2.484 millones de euros por la caída del negocio y la depreciación de los activos. Toca mover ficha y no hay muchas opciones: energías renovables y nuevas tecnologías o energías renovables y nuevas tecnologías. El consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, ha diseñado un nuevo plan para dar un empujón a la transformación obligada de la empresa. Dentro de ese plan, que se concretará hacia finales de año, la reconversión de las cinco refinerías de la petrolera en España ocupa un lugar destacado.

La petrolera, como todo el sector, empezó a olfatear los nuevos aires en el sector energético hace ya un par de años con la compra de renovables y de activos eléctricos a Viesgo -centrales hidroeléctricas y de gas-. Luego vino el compromiso obligado con la descarbonización en el horizonte de 2050 y la revisión del valor de los activos -depreciación de 4.849 millones- para poner a la compañía en estado de revista ante los cambios en el negocio. Pero los vaivenes en el mercado del crudo, el desplome de los precios y la pandemia del coronavirus obligan a dar otra vuelta a la tuerca.

Imaz intenta no perder ninguna oportunidad. Ya sea una inversión en Chile en renovables -168 millones- anunciada el día de los malos resultados o una mayor produccion de biocarburantes con la idea de que hay modos de transporte como los aviones o los barcos que no son electrificables. Para moverse tendrán que quemar algo. Y mejor cuanto menos contaminante sea.

Las cuentas del azufre

Teóricamente, a partir de este año la flota mercante estará obligada a recortar las emisiones de azufre de los buques en un 86%. El contenido de azufre del fueloil pasará de 3,5% al 0,5% máximo. Quien disponga del destilado menos contaminante venderá más y a mejor precio. Goldman Sachs, Mediobanca e Intermoney, entre otras firmas de análisis, han destacado que Repsol puede  beneficiarse en el proceso.

Esa es la apuesta. Imaz la personalizó hace un mes con la presentación a pie de obra, en Muskiz (Vizcaya), de una inversión de  80 millones de euros en dos nuevas plantas de tecnologías de energías renovables que se ubicarán en las instalaciones del Puerto de Bilbao y que estarán en marcha en un periodo de cuatro años. Una de las plantas -60 millones de inversión- cuenta con  la participación del Ente Vasco de la Energía y de la petrolera Aramco. Según la petrolera va a ser la mayor planta de producción de combustible sintético cero emisiones a partir de hidrógeno verde, que se generará con energía renovable.

Las refinerías son una de las vigas de la nueva arquitectura que diseña Imaz. El elegido para dirigir la transformación de las cinco plantas, donde Repsol enterró -año 2008-la mayor inversión industrial de la historia, es Miguel Gutiérrez, el director de Innovación y Digitalización del negocio Industrial hasta la fecha, que pasa a ser director de Transformación de Refino. La reinvención de las instalaciones no parte de la nada. Repsol, como Cepsa y BP, se basan en la iniciativa FuelsEurope elaborada por las grandes multinacionales del sector hace un par de ejercicios.

Ley de Cambio Climático

En España, con la Ley de Cambio Climático en tramitación, las petroleras proponen convertir las ocho refinerías del país -cinco de Repsol, dos de Cepsa y una de BP- en centros de producción de combustibles elaborados con materiales ecológicos: biomasa, residuos e hidrógeno producido a partir de energías renovables. La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), cuyo núcleo es precisamente Repsol, asume los planes del conjunto del sector para rebajar en 2050 un 90% las emisiones de CO2 del sector del refino, y hasta un 80% la intensidad de las emisiones de los carburantes. Además, compromete el mantenimiento de 200.000 empleos de alta calidad, estables y bien remunerados.

Por supuesto, AOP,con Repsol a la cabeza, pide contrapartidas. Reclaman al Gobierno de turno que respete la "neutralidad tecnológica", un marco regulador estable para invertir y lo que es también fundamental una fiscalidad que favorezca el consumo de los que denomina "ecocombustibles", especialmente dirigidos a la aviación, el transporte pesado (camiones) y el transporte marítimo.

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