La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, tiene claro desde hace tiempo que la criptoesfera es parte del futuro de los mercados y de la inversión. A pesar de las reticencias de muchas entidades y reguladores, el grupo da pasos firmes para competir en un negocio que ha estado monopolizado desde un inicio por actores entrantes y disruptivos como las fintech. Ha creado una nueva unidad de activos digitales (DAU) dentro de su división global para clientes corporativos e institucionales (SCIB, por sus siglas en inglés) que tratará de diseñar productos dentro del ámbito de esta tecnología que emplea cifrados criptográficos, estando previsto que estén a disposición de los clientes a nivel mundial.
Cada vez son más quienes se interesan y demandan una oferta de productos relacionados con el mundo de las criptomonedas, por lo que el banco reafirma su clara apuesta por no quedar atrás en la carrera. Quiere lanzar nuevos productos dentro del mundo de los activos digitales por toda Europa, América del Norte y la región Asia-Pacífico y para ello estudia muy de cerca a la competencia. No obstante, por el momento prefiere contar con este catálogo solo en su negocio SCIB, específico para grandes clientes que demandan soluciones más complejas y de un alto valor.
Consciente de que esta travesía puede ser compleja ante la elevada incertidumbre que existe alrededor de un negocio al que le persigue un elemento de gran especulación y una extrema volatilidad, la nueva unidad está dotada de asesoría legal experta en el ámbito. El apoyo regulatorio es clave, pues la comercialización de activos digitales deberá ir acompañada de la firma de documentos contractuales, como ocurre con cualquier otro producto financiero.
La incertidumbre regulatoria, la extrema volatilidad y el componente especulativo de estos activos hace imprescindible contar con expertos legales
El mayor obstáculo es que la normativa se encuentra muy incipiente o es todavía prácticamente inexistente. En Europa, por ejemplo, el mercado espera con gran anhelo la aprobación del reglamento conocido como MiCA que permitirá contar con un respaldo legal, aunque su entrada en vigor tiene tintes de dilatarse en el tiempo. Algunos países están empezando a crear normas nacionales mientras se espera la llegada de las europeas. En España, la ministra económica, Nadia Calviño, padece de cierta inquietud alrededor de toda esta operativa relacionada con la tecnología blockchain. Por ello, ha querido dar un paso al frente de forma urgente otorgando poderes a los principales supervisores.
El Banco de España activó un registro de proveedores de servicios de cambio de moneda virtual por moneda fiduciaria y de custodia de monederos electrónicos o wallets, en virtud de la reforma de la ley de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) actualizó recientemente su 'lista gris' para incluir a 53 firmas vinculadas a monedas tan popularizadas como bitcoin o ethereum, aunque el organismo presidido por Rodrigo Buenaventura ultima una circular que le permitirá controlar la publicidad de estas inversiones gracias a una reforma aprobada a principios de 2021 en Consejo de Ministros.
Es por esta razón que para poner en marcha el proyecto, Banco Santander deberá realizar un seguimiento muy meticuloso y exhaustivo a toda la ola regulatoria que está por venir, tanto en España como en las múltiples jurisdicciones en las que prevé lanzarse. Cuando identifique obstáculos que puedan afectar a la viabilidad de algunas soluciones, deberá adaptarse y recalibrar su posición. La ciberseguridad también es un aspecto fundamental en este nuevo contexto.
Ninguno de los grandes bancos en nuestro país se ha atrevido todavía a adentrarse en el mundo de los criptoactivos de forma tangible. A pesar de que la mayoría vigila los avances al respecto y valora la enorme atracción inversora, mantiene una postura de prudencia. Por ahora, BBVA es es el único que ha realizado algún progreso con el despliegue de un servicio comercial de compra-venta y custodia de activos digitales exclusivo para clientes de banca privada en Suiza, permitiendo gestionar transacciones en bitcoins y tener depósitos con esta criptomoneda, pero que no se trata de ningún producto concreto como pretende desarrollar Banco Santander.
