Nueva sentencia a la vista

Los terratenientes de Texas enmarañan el gran proyecto de Renfe en EEUU

Distintos propietarios de terrenos que iban a ser expropiados para la construcción tratan de frenar el avance del proyecto. Esta semana ha sido clave con las últimas declaraciones en la Corte Suprema.

AVE de Texas
Imagen del tren japonés Shinkansen N700 que inspira el  proyecto del AVE de Texas.
TEXAS CENTRAL PARTNERS

Semana importante para el futuro de Renfe en Estados Unidos. El proyecto de Texas Central, una ambiciosa iniciativa de carácter privado que tiene como objetivo unir con un tren de alta velocidad la ciudad de Dallas con la de Houston, ha vuelto a empañarse por la presión que están ejerciendo propietarios de los terrenos por los que debería circular el ferrocarril. Estos terratenientes han intentado paralizar el proyecto en los tribunales, hasta conseguir el respaldo de la fiscalía y la convocatoria para esta semana de la vista del juicio en los tribunales superiores.

El tren de alta velocidad en Texas es sumamente importante para Renfe. La compañía pública tiene garantizado distintos contratos con el consorcio privado que inició el plan en 2018 y esperaba, al menos en sus previsiones iniciales, asegurarse unos ingresos por más de 6.000 millones de dólares en los próximos años. Presente ya en las tareas de consultoría desde el inicio, la compañía dependiente del Ministerio de Transportes fue designada el pasado verano operador preferente y tiene una importancia clave en el desarrollo de la infraestructura.

Pero, ¿qué es lo que ha sucedido? Dueños de los terrenos por los que debe circular este tren de alta velocidad se oponen a poder ser expropiados por Texas Central. El motivo: alegan que los precursores del proyecto no justifican que su iniciativa cumpla los requisitos mínimos de un proyecto ferroviario, por lo que no están legitimados a quedarse con los miles de metros cuadrados que necesitan. Pese al impacto positivo de Texas Central Rail para la economía de la región (36.000 millones de dólares y creación de 17.000 puestos de trabajo directos) y aunque en sus primeros intentos la justicia desoyó las reclamaciones, ahora los juzgados de Texas han acogido dichas demandas. 

Y esta semana está siendo sumamente importante. El último careo ser fijó para el martes 11 de enero, jornada en la que la Corte Suprema de Texas escuchó los argumentos de James Fredrick Miles, uno de los propietarios más activos que se opuso al proyecto. Miles, miembro de la Oficina Agrícola de Texas en el condado de Leon, se opuso en un primer momento a que Texas Central realizase un estudio de su terreno para analizar sus implicaciones para el uso del ferrocarril. No está solo en esta lucha, pues en distintos medios locales se han pronunciado a favor de mantener intacto el ecosistema rural de la región. 

Aunque se desconoce la fecha en la que se publicará la resolución, el fiscal general Ken Paxton se mostró durante la jornada del martes contrario a los intereses de Texas Central, según adelantaron medios locales. También lo hicieron representantes públicos como los republicanos Kevin Brady y Jake Ellzey, quienes se manifestaron en las redes sociales. "Nunca cederé cuando se trata de oponer intereses privados usando el dominio eminente para tomar la propiedad de alguien", dijo uno de ellos. Hace unos meses, el senador republicano Brian Birdwell se expresó en el mismo sentido.

Los promotores de Texas Central, por su parte, siempre han afirmado estar comprometidos "a trabajar de la mano con los propietarios" y a tratar "a todas las partes con respeto negociando de buena fe en un proceso justo y respetuoso con todas las leyes de Texas". En su web corporativa incorporan un apartado de recursos para estos terratenientes (landsowners) y testimonios de aquellos con los que sí ha llegado a acuerdos. "Éramos escépticos en un primer momento, pero la profesionalidad (de los agentes de Texas Central) nos hizo sentir cómodos durante todo el proceso", afirma uno de ellos.

Evolución de Texas Central

El proyecto de Texas Central acumula ya tres años desde su arranque. Con el objetivo de recorrer más de 380 kilómetros para unir las ciudades de Dallas y Houston - la cuarta y quinta economía más grande de los EEUU, después de Nueva York, Los Ángeles y Chicago- en menos aproximadamente de 90 minutos, un grupo de inversores se propuso conectar a los 13 millones de habitantes que circulan entre las dos ciudades actualmente a través del coche o el avión. Uno de los integrantes principales es Webuild, conocido anteriormente como Salini Impregilo. Se trata de un gran grupo que cotiza en Italia y ya ha trabajado en distintos despliegues ferroviarios -suma 10.000 kilómetros, según sus propias cifras-en países de Europa y otras regiones. 

Por lo que respecta a los fondos necesarios, el capital llega desde Japón, con 300 millones de dos grandes bancos del país nipón. Pero dicha cifra no es todavía suficiente, ya que el consorcio debe levantar otros 12.000 millones de dólares-sin recurrir a fondos públicos- para contar con el visto bueno del proyecto. Este requisito sigue condicionando también el proyecto a día de hoy, según las distintas fuentes consultadas por La Información. No hay que olvidar que en Estados Unidos ya naufragaron iniciativas similares como el AVE a California.

Al margen de los ingresos, el proyecto para Renfe es clave en su estrategia de crecimiento internacional, por la que pasa el objetivo de que el 10% de los ingresos de la compañía lleguen desde fuera de España en 2028. Tras haber sido seleccionado para desarrollar el Tren Maya en México y también el AVE a La Meca, el despliegue en Estados Unidos es otro de sus grandes hitos. En los últimos meses, la compañía ha dado nuevos pasos en Europa, donde quiere crecer en países del sur como Francia y también hacia el este, gracias a su entrada como accionista en la firma checa Leo Express

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