Ministro de Interior español, acusado de conspirar contra independentistas

La oposición española reclamó este miércoles la dimisión del ministro del Interior, a escasos días de las elecciones, por unas grabaciones de 2014 donde parece estar usando la oficina antifraude para intentar incriminar a partidos independentistas de Cataluña.

En las conversaciones publicadas desde el martes por el diario de izquierdas Público, Jorge Fernández Díaz y el director de la oficina antifraude regional discuten sobre posibles indicios de corrupción que podrían utilizarse contra líderes políticos de esta región nororiental o sus familiares.

Estas informaciones sacudieron la campaña de las elecciones legislativas del domingo y toda la oposición reclamó la dimisión de Fernández Díaz, ministro muy próximo al jefe de gobierno y candidato del conservador Partido Popular Mariano Rajoy.

De hecho, Fernández Díaz dice en una conversación que "el presidente del gobierno sabe" de estas reuniones, aunque este miércoles ambos lo desmintieron.

"Vemos a un ministro del Interior que se supone que tiene que protegernos a todos aparentemente utilizando su cargo para investigar a rivales políticos", criticó en la televisión pública Pablo Iglesias, líder del partido antiausteridad Podemos.

Al igual que Iglesias, el candidato del partido socialista PSOE, Pedro Sánchez, exigió su dimisión por "perseguir adversarios políticos" y lo mismo hizo el líder del partido de centroderecha Ciudadanos, Albert Rivera.

Incluso dos sindicatos de la policía nacional y de la Guardia Civil pidieron también su renuncia por "una utilización de los recursos del Estado con fines partidistas absolutamente inaceptable".

Las grabaciones corresponden a dos reuniones entre Fernández Díaz y el director de la oficina antifraude catalana, Daniel de Alfonso, en octubre de 2014.

Era una época de alta tensión entre el gobierno español y las autoridades catalanas que habían impulsado la celebración de un referéndum simbólico sobre la independencia el 9 de noviembre de ese año, a pesar de una prohibición judicial.

Fernández Díaz y su interlocutor analizan posibles trapos sucios del actual vicepresidente catalán Oriol Junqueras y de miembros del gobierno del expresidente regional Artur Mas.

"El ministro me hizo sugerencias", reconoció el martes por la noche De Alfonso en la radio Cadena Ser.

En la grabación, De Alfonso asegura que los indicios son "endebles", pero el ministro rebate que pueden hacer "mucho daño" políticamente.

Fernández Díaz confirmó esas reuniones pero se declaró víctima de una conspiración, aseguró que son extractos "sesgados y descontextualizados", y anunció la apertura de una investigación policial para saber quién grabó y filtró las conversaciones.

También dejó al margen a Rajoy que "se enteró ayer [martes]" de todo, contradiciendo lo que dice en la grabación.

El jefe de gobierno afirmó por su parte que "a cuatro días del final de la campaña alguien intenta aprovechar y pescar en río revuelto".

A estas acusaciones se sumó la denuncia de censura por parte del consejo de informativos de la televisión pública TVE. En un comunicado, aseguran que la dirección no permitió difundir las conversaciones filtradas.

Las revelaciones causaron indignación en Cataluña y varias asociaciones independentistas convocaron una manifestación en Barcelona para pedir la dimisión de Fernández Díaz.

Su ministerio lleva tiempo en el punto de mira tras la filtración en el pasado de informes policiales con acusaciones nunca probadas contra líderes independentistas, entre ellos el expresidente Artur Mas.

"Hay una guerra sucia desde las cloacas del Estado", aseguró este martes el presidente catalán, Carles Puigdemont, mientras que Mas denunció "una conspiración para destruir el soberanismo catalán".

De hecho, desde que comenzó el auge del independentismo en 2010, se multiplicó la presión policial sobre el partido nacionalista conservador de Mas, CDC, investigado en varias causas de corrupción.

Aunque las sospechas existían desde hace años, muchos escándalos no estallaron hasta que esta formación, antes aliada de los gobiernos españoles del PP y del PSOE, apostó por la independencia.

A cuatro días de las elecciones, este escándalo puede dañar al Partido Popular de Rajoy, favorito en los sondeos pero lejos de la mayoría absoluta.

Los comicios son una repetición de los vividos en diciembre, donde la irrupción de dos nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, obligaban a las formaciones a aliarse para gobernar.

Sin embargo, no fueron capaces de entenderse y el rey Felipe VI tuvo que convocar unas nuevas elecciones para el 26 de junio.

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