La quinta de la democracia

Abascal acapara la atención política con una moción que solo apoyarán los suyos

El líder de Vox defiende este miércoles su candidatura a derrocar a Pedro Sánchez con la duda de si el PP se abstendrá o votará en contra. Será la censura con menor respaldo de las cinco de la democracia.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso.
Europa Press

El presidente de Vox, Santiago Abascal, presentará esta semana ante el Pleno del Congreso la quinta moción de censura que se debate desde la recuperación de la democracia en 1978, una iniciativa con la que busca sustituir a Pedro Sánchez en la Presidencia del Gobierno, pero que nace abocada al fracaso. De hecho, es la que menos apoyos suscita de todas las que se han debatido hasta ahora. A priori, el partido sólo cuenta con el respaldo de sus 52 diputados, menos incluso que los que cosechó Pablo Iglesias en 2017 y muy lejos de los 176 que necesitaría para prosperar. Sin embargo, el resultado es lo de menos para los de Abascal y los suyos, que lo que pretenden es ocupar el centro de la actualidad y desplazar al Partido Popular como principal partido de la oposición a Moncloa en estos meses de lucha contra la pandemia. 

Mientras tanto, el líder popular, Pablo Casado, mantiene en vilo a sus diputados ante la cita, aunque en la bancada 'popular' muchos creen que se inclinará por el "no", según diferentes fuentes consultadas por Europa Press. El secretismo sobre el sentido del voto se mantendrá "previsiblemente hasta el final del debate". Aunque oficialmente la cúpula del PP intenta quitar hierro a la moción alegando que sólo servirá para "reforzar" a Pedro Sánchez, la iniciativa de los de Santiago Abascal ha abierto un intenso debate en las filas del partido, que no sabe calibrar en este momento si este "escaparate mediático" puede ayudar a dar impulso a Vox en detrimento del PP.

En las últimas semanas, Casado ha recabado opiniones de cargos territoriales y parlamentarios pero mantendrá la incógnita sobre su voto hasta el final para no dar bazas a los rivales políticos antes del debate de la moción de censura, que arrancará el miércoles a las 9 en el Pleno del Congreso.

A partir de ese momento, se desarrollará de acuerdo con lo establecido en el artículo 113 de la Constitución, y el 177 del Reglamento del Congreso. Así, el primero en subir a la tribuna será el diputado por Barcelona y candidato del partido a las futuras elecciones en Cataluña, Ignacio Garriga, quien se encargará de defender la moción, sin límite de tiempo. Ejercerá así el mismo papel que desempeñaron el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, en 2018 en la moción de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, y la 'número dos' de Podemos, Irene Montero, con Pablo Iglesias en 2017 también contra el entonces líder del PP.

A lo largo de todo el debate, el Gobierno puede intervenir cuando le plazca. Es decir, algún miembro del Gabinete podrá replicar a Garriga si lo ve oportuno. Si nadie lo hace, tras el diputado catalán intervendrá Abascal, en su papel de candidato, para exponer durante el tiempo que necesite el programa político del Gobierno que pretende formar. En las dos últimas mociones de censura fue el propio presidente, entonces Rajoy, quien replicó al candidato. Ahora Sánchez deberá decir si sigue el mismo modelo o delega en alguno de sus vicepresidentes o de sus ministros.

Tras el discurso de Abascal, si no hay réplica por parte del Gobierno, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, interrumpirá la sesión y, cuando esta se reanude, será el turno de los grupos parlamentarios. Los portavoces que lo soliciten irán pasando por la tribuna, en orden de menor a mayor número de escaños, por un tiempo de treinta minutos. Es decir, empezará el Grupo Mixto, presumiblemnete por boca de Tomás Guitarte, de Teruel Existe, y cerrará el PSOE. Abascal podrá ir contestando uno por uno y ellos tendrán derecho a una réplica de diez minutos.

Concluido el debate, que previsiblemente se prolongará hasta el jueves, se anunciará la hora de la votación. El Reglamento establece que ésta será pública y por llamamiento, pero sólo podrán decir su voto de viva voz los presentes en el hemiciclo. Para esta sesión, y dadas las restricciones por motivos sanitarios, se mantiene la recomendación de que los grupos no envíen cómo máximo a la mitad de sus diputados, aunque está por vez qué hacen los 52 de Vox.

La Mesa del Congreso ha decidido que los que no acudan a la Cámara puedan emitir su voto telemáticamente, que después será leído por el secretario de la Mesa. Así, se alternará la votación presencial y 'delegada' cuando se vaya nombrando uno a uno a los diputados para que comuniquen su 'sí', su 'no' o su 'abstención'. La Mesa elegirá por sorteo quién empieza. En el hipotético caso de que Abascal obtuviera el respaldo de la mayoría absoluta del Congreso, se consideraría "investido de la confianza de la Cámara" a los efectos previstos en el artículo 99 de la Constitución. Pero si, como sucederá, la moción es rechazada, los diputados que la han suscrito no podrán firmar otra durante el mismo periodo de sesiones, es decir, antes de febrero.

Solo una tuvo éxito: la de 2018

Abascal no tiene ninguna posibilidad de desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa y, de hecho, su moción es la que parte con menos apoyos de las debatidas hasta la fecha. La primera moción de censura data de 1980, cuando el PSOE de Felipe González intentó sacar de La Moncloa a Adolfo Suárez, y, la segunda, llegó siete años después, en 1987, cuando la Alianza Popular de Antonio Hernández Mancha hizo lo propio contra González. Ninguna de las dos prosperó, como tampoco lo hizo la que, 20 años más tarde, impulsó Pablo Iglesias en 2017 contra Rajoy.

En 1980, Felipe González logró el respaldo de 152 diputados (socialistas, comunistas, andalucistas y tres representantes del Grupo Mixto), frente al rechazo de 166 y la abstención de otros 21 -en la sesión se registraron 11 ausencias-. Es decir, el PSOE se quedó entonces a 24 votos de conseguir la aprobación de la moción de censura, lo que catapultó a González, que dos años después logró una holgada mayoría absoluta. Más lejos de la mayoría se quedaron las mociones de Pablo Iglesias, que recabó 82 a favor (Unidos Podemos, ERC, Compromís y EH Bildu), y de Antonio Hernández Mancha (67 votos de la entones Alianza Popular, antecedente del PP).

La última moción, la que permitió a Sánchez acceder a La Moncloa en junio de 2018, fue la única que prosperó al reunir 180 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, Compromís, Bildu y Nueva Canarias) frente a 169 en contra (PP, Ciudadanos, UPN y Foro Asturias) y una abstención, la de Coalición Canaria.

Mostrar comentarios