El 'annus horribilis' de Pablo Iglesias: del conflicto con Errejón al chalé de la sierra

  • El líder de Podemos ha dejado atrás su época dorada en política. Algunos de sus últimos pasos en falso han hecho que pierda apoyos en apenas meses.
Fotografía de Pablo Iglesias, líder de Podemos
Fotografía de Pablo Iglesias, líder de Podemos
EFE

La compra de un 'lujoso' chalé en la sierra madrileña por más de 650.000 euros ha sido el último de los quebraderos de cabeza de Pablo Iglesias, que ha visto como su imagen y la de su partido se ha ido deteriorando en los últimos tiempos.  Las críticas internas y, sobre todo, externas han arreciado en los últimos días y muchos han calificado de una enorme contradicción con sus principios la compra de una finca más propia de la 'casta' que él siempre censuró.

En todo caso, este no ha sido el único el problema al que se ha enfrentado el líder de Podemos en los últimos meses. Ya recientemente tuvo que contrarrestar la aparente rebelión interna liderada por su amigo Íñigo Errejón  y por la cofundadora de la formación morada Carolina Bescansa, un conflicto forjado en paralelo a la caída de su puntuación en el CIS. 

Vistalegre II, en febrero de 2017, fue el punto de partida de los conflictos internos en Podemos. Tras la votación de la militancia, Pablo Iglesias se quedó con la lista nacional del partido y Errejón se vio relegado a la Comunidad de Madrid. Ante esto, Ramón Espinar, diputado de la formación morada en la Asamblea de la capital, propuso unas primarias en dos tiempos: por un lado, se elegiría al cabeza de cartel, y por otro, el resto de la lista electoral. 

En caso de que Errejón resultase elegido como cabeza visible de la lista, no podría elegir a su equipo y tendría que conformarse con el que le tocase en una segunda votación. La idea de Ramón Espinar, dirigida por Iglesias, tenía como fin confeccionar un equipo mixto que incluyese todas las sensibilidades. Errejón enervó a Iglesias, que trató de apaciguar las aguas forzando un acuerdo de unidad con Errejón como candidato. 

Pero superado ese trance, los datos del CIS dieron un nuevo golpe a Iglesias, que fue el líder peor valorado de todos según información de la primera encuesta publicada en 2018. Además, su principal rival de los nuevos partidos, Albert Rivera, seguía en auge, lo que complicaba aún más su situación. El líder morado explicó estas cifras desde "el fin del bipartidismo" y quitó hierro a los malos datos para su partido. 

Los números de la encuesta de abril mejoraron un poco la situación. Iglesias se convirtió en el único líder que mejoraba  y dejaba atrás el último puesto de las valoraciones, que pasó a ocupar Mariano Rajoy. Pero lo cierto es que un 30% del electorado de Podemos se mostraba desencantado y poco proclive a repetir su voto. Los morados se convirtieron así en la formación que más rechazo generó entre quienes les votaron en las últimas generales. Solo el 9% de sus electores repetirían su voto en las próximas elecciones "sin ninguna duda". 

Esta misma encuesta del CIS le daba todavía más alas a Albert Rivera, el número uno de Ciudadanos, que superaba al PSOE y se quedaba muy cerca del PP. En solo unos meses aumentó su valoración en más de nueve puntos, en parte, gracias a los réditos de la actuación de su partido durante la crisis catalana, otro de los dolores de cabeza de Iglesias. 

En Comú Podem, la marca catalana de Podemos, tuvo en los primeros momentos del 'procés' gran afinidad con ERC y la CUP. Tras el referéndum fallido del 1 de octubre, Pablo Iglesias trató de sofocar esa idea censurando a Podem y los anticapitalistas. En pleno conflicto entre el gobierno central y los independentistas, llevó a cabo varias intervenciones en Madrid en las que vendía "proyectos para España", dejando de lado lo que los líderes del partido en Cataluña vendían.

Mientras tanto, trataba de convencer a la opinión pública de la necesidad de un referéndum legal, alejándose de los fantasmas independentistas. Un juego de equilibrios imposible. La novedad de esta consulta se basaba en la existencia de tres opciones: la independencia, continuar formando parte de España en las mismas condiciones que hasta ahora, o la creación de un estado plurinacional. Como no podía ser de otra forma, dentro del partido comenzaron a surgir tensiones y gran preocupación por las posibles consecuencias para el partido de esa inconsistencia. 

Cuando parecía que el efecto de Cataluña había aminorado sus consecuencias, un nuevo escándalo saltaba a las portadas. Carolina Bescansa, cofundadora del partido, publicaba "por error", un documento en el que se mostraba que sería el soporte de Íñigo Errejón para conseguir el mando del partido en Madrid con la condición de que este brindase su apoyo en las primarias para las próximas generales desbancando así a Pablo Iglesias. 

El propio Errejón, ante el revuelo mediático, tachó el plan de Bescansa de "delirante" a la vez que la propia Carolina afirmó que era un "error" de su propio equipo ya que se trataba de "un borrador" que no estaba para nada "consensuado". La difusión se produjo a través de un chat público de la red social Telegram y terminó con las disculpas públicas de todos los implicados. 

Todo estaba tranquilo hasta que hace solo unos días saltaba a la luz la noticia de que Pablo Iglesias y su pareja, Irene Montero, también miembro de Podemos, se habían comprado una casa en la sierra de Madrid. Más de 650.000 euros y una hipoteca que a pie de calle es casi imposible de obtener cierran el 'annus horribilis' del politico. Por ahora. 

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