Candidato socialista español encajó amarga derrota lastrado por el Gobierno

  • El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, encajó hoy un duro castigo en las elecciones generales, lastrado por su responsabilidad en el desgastado Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Madrid, 20 nov.- El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, encajó hoy un duro castigo en las elecciones generales, lastrado por su responsabilidad en el desgastado Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

A pesar de haber desarrollado una intensa actividad durante las dos semanas de campaña electoral para intentar remontar la caída que anticipaban las encuestas, Rubalcaba tuvo que tragarse la píldora amarga de ver como su partido era castigado con los peores resultados de la democracia.

El veterano político, que fue ministro del Interior y vicepresidente del último gobierno socialista de Zapatero, aceptó ser candidato a jefe de Gobierno pese a que poco antes se había planteado la retirada de la política.

En realidad, tanto sus compañeros como sus contrincantes reconocen que Rubalcaba se sacrificó por su partido aún sabiendo que la difícil situación económica española, con cifras tan dramáticas como casi cinco millones de desempleados, le hacían muy difícil remontar los sondeos.

A punto de romper el récord de los 100 metros lisos en sus años de joven atleta, truncados por una lesión, Rubalcaba estaba acostumbrado a no rendirse ante las dificultades y aceptó el reto de luchar frente a los pronósticos que vaticinaban al PSOE unos resultados peores que los 125 escaños del candidato socialista Joaquín Almunia en el año 2000.

La realidad ha sido peor, y el PSOE no obtuvo hoy ni siquiera los 118 escaños que logró Felipe González en 1977, en las primeras elecciones de la democracia.

Los suyos destacan la lealtad como uno de los rasgos de su carácter, entre los que sitúan igualmente la tenacidad, la oratoria y la gran capacidad de negociación, que reconocen incluso sus adversarios.

A los 60 años, Rubalcaba aceptó afrontar la carrera más difícil de su vida: recorrer el camino desde la sede del PSOE al Palacio de la Moncloa, sede de la jefatura del Gobierno.

Tablas no le faltaban. Con 37 años de militancia en el PSOE, ocupó dos ministerios con Felipe González, fue el interlocutor socialista con el Gobierno del "popular" José María Aznar durante la tregua de ETA de 1998 y encabezó la delegación que firmó con el PP el Pacto Antiterrorista.

Con Zapatero en el poder ejerció de portavoz en el Congreso de los Diputados durante dos años, y en 2006, en plena tregua de ETA, recaló en el Ministerio del Interior, una etapa de la que guarda algunos de los recuerdos más dolorosos de su carrera, pero también muchas satisfacciones, la mayor de ellas el anuncio de la banda terrorista del cese definitivo de su actividad armada.

Durante su juventud, Rubalcaba coqueteó con el comunismo e incluso con el anarquismo, pero terminó afiliándose al PSOE en 1974, porque, tal y como argumentó, el "socialismo equivale a libertad".

Este hijo de un piloto de Iberia, que paradójicamente tiene miedo a volar, se doctoró en Ciencias Químicas con premio extraordinario por la Universidad Complutense de Madrid, de la que es profesor titular; ha dado clases además en las universidades de Constanza (Alemania) y Montpellier (Francia).

Por eso, a diferencia de otros candidatos y de antiguos presidentes de gobierno españoles, domina el inglés y el francés, y se maneja con soltura en alemán.

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