Carlos de Habsburgo: El nacionalismo fue el culpable de la I Guerra Mundial

  • "Soy feliz por no haber sido emperador". Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto de Carlos I, el último emperador de Austria-Hungría, habla claro sobre su normalidad ciudadana en una entrevista exclusiva con Efe en Viena.

Luis Lidón y Jordi Kuhs

Viena, 24 jun.- "Soy feliz por no haber sido emperador". Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto de Carlos I, el último emperador de Austria-Hungría, habla claro sobre su normalidad ciudadana en una entrevista exclusiva con Efe en Viena.

El actual jefe de la Casa de Habsburgo, de 53 años, se define como un "patriota europeo" y considera al nacionalismo el "principal responsable" de la primera guerra global, que dejó unos 10 millones de muertos.

La próxima semana se cumple el centenario del asesinato en Sarajevo del entonces heredero al trono austríaco, Francisco Fernando, lo que desencadenó la Gran Guerra.

"Si hubiera que encontrar un culpable de la guerra, sería históricamente incorrecto acusar a un país o a una persona en particular, en cambio, culparía a una determinada mentalidad. Y esa mentalidad es, sin duda, el nacionalismo", sostiene.

Jurista de formación, antiguo presentador de televisión y exeurodiputado, preside hoy la rama austríaca de la Unión Paneuropea y dirige además Blueshield, una organización que trata de proteger los bienes culturales en zonas de conflicto.

Sin atisbos nostálgicos, elogia el papel de su padre Otto (1912- 2011), de quien destaca su trabajo incansablemente por el progreso de los pueblos y las naciones que formaban la monarquía danubiana.

Asimismo subraya la pronta renuncia de Otto a una restauración imperial porque semejante paso no lo consideraba "realista".

Educado en un colegio público en el sur de Alemania pero afincado en Austria desde hace décadas, reconoce un vínculo especial con la república alpina, aunque en sentido pleno se define como "un patriota europeo".

"El patriotismo, al contrario que el nacionalismo, tiene la gran ventaja de que no se vincula a un territorio concreto", explica, y como tal, "el patriotismo puede darse a diferentes niveles" y así se puede ser "un patriota europeo".

Políglota con dominio de varios idiomas, entre ellos el español, Carlos de Habsburgo considera sobre el movimiento independentista en Cataluña que "mucha gente no tiene lo suficientemente claro qué consecuencias tendría ese paso".

La idea de que "todo ira como antes" es falsa, asegura, ya que una Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea y debería empezar todo el proceso de adhesión de nuevo.

En cuanto al antiguo Imperio Austro-Húngaro, que dominó buena parte de Europa central durante siglos, recuerda "algunos aspectos positivos", como la existencia de un "orden jurídico supranacional" con muestras de "liberalidad" y "apertura" a la pluralidad.

Como ejemplos, destaca que cada alto funcionario debía saber al menos tres idiomas, que las lenguas nacionales podían emplearse en el Parlamento de Viena -algo que en Europa sólo pasa hoy en la Eurocámara- y que el himno nacional del Imperio se tradujo y cantó en veinte idiomas distintos.

"Si alguien hubiera intentado que la Marsellesa (el himno nacional de Francia) se tradujera al bretón le habrían dicho: eso es inconcebible", asegura.

Aun así, reconoce que había graves "desajustes internos" en el Imperio y agrega en ese sentido que no es casualidad que un nacionalista serbobosnio acabara con la vida de Francisco Fernando.

Y es que éste pretendía reformar el sistema de reparto de poderes en el seno del Imperio para darle mayor protagonismo a los pueblos eslavos, situados al este y sureste de Viena.

"La idea que (Francisco Fernando) tenía en mente era que debía redefinirse el papel de los pueblos eslavos", destaca.

Eso habría dejado sin discurso nacionalista a Serbia, que se presentaba como defensora de todos los eslavos en la región, asegura el nieto del último emperador.

En cualquier caso, Carlos de Habsburgo considera que la Primera Guerra Mundial era un conflicto que iba a estallar de todas formas, más temprano que tarde, y si el detonante no hubiera sido ese asesinato, lo hubiera desencadenado otro acontecimiento.

En aquella época "nadie tenía una visión general para poder imaginarse el desastre de una guerra de las dimensiones de la Primera Guerra Mundial", señala.

Por eso, los líderes de todas las potencias se dirigieron al conflicto como "sonámbulos", asegura el nieto del último emperador, quien llegó al poder en 1916, en plena guerra, tras la muerte del anciano "Káiser" Francisco José.

Precisamente "Sonámbulos" es el título del reciente y aclamado libro del historiador australiano Christopher Clark, una obra que el propio Carlos de Habsburgo recomienda para conocer las claves que llevaron a este primer conflicto de dimensión planetaria.

Una guerra que acabó con la Monarquía y la figura de Emperador de Austria-Hungría, una posición que no le hubiera gustado ocupar.

"Soy feliz por no haber sido emperador", afirma de forma tajante. "Es una declaración de puro egoísmo particular, porque no podría hacer muchas cosas que ahora puedo hacer, si viviera en una monarquía", explica.

Y es que ser monarca no es "una profesión que pueda desearse", sino "una obligación" que conlleva una "gran responsabilidad", concluye.

Carlos de Habsburgo participará el próximo 28 de junio como uno de los invitados de honor en los actos conmemorativo de Sarajevo que recordarán el asesinato del Archiduque Francisco Fernando.

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