La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia está a punto de aprobar la circular de puntos de acceso y conexión que debe guiar el despliegue renovable previsto por el Gobierno en la próxima década. Con el reparto de competencias entre la CNMC y el Ejecutivo, la circular es solo uno de los raíles por los que debe discurrir el desarrollo renovable. El otro raíl, según lo previsto en la Orden Ministerial que repartió galones entre la Comisión y el Ejecutivo, es un decreto que fijará los criterios y procedimientos para conectar los proyectos renovables a la red.
El pistoletazo de la CNMC se produce en un momento de especial ebullición en el sector renovable. El gestor del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE), está desbordado. Los permisos gratuitos que reparte la compañía para conectar los nuevos proyectos a la red de transporte cotizan a precio de oro. Guardar la vez en la cola para acceder a las líneas eléctricas se ha convertido en un activo.
La burbuja no ha alcanzado el tamaño de 2007 pero sí tiene el peso suficiente para dificultar el control de los precios eléctricos a medio plazo, según señalan expertos y asociaciones del sector. REE ha recibido peticiones para conectar 150.425 MW de energías limpias a la red. La cifra supera en un 33% toda la potencia eléctrica instalada en el país.
A poner orden
En ese marco, la circular de la CNMC y el decreto del Gobierno son fundamentales para poner orden en el sistema y para dar forma al sector -y al negocio- de las energías limpias hasta el año 2030. El borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) enviado a Bruselas contempla la instalación del orden de 5.000 MW al año de energías renovables en los próximos diez años.
Son 50.000 MW necesarios para cumplir el objetivo marcado por la Unión Europea: para el final de la siguiente década, el 35% de la energía final consumida tiene que proceder de fuentes renovables, el doble respecto a la situación actual. Por resumir: en unos pocos años hay que duplicar la participación de las renovables en el mix de energía final.
Con el objetivo claro, queda por determinar el cómo, lo que a su vez influirá en la forma del negocio. Ahora mismo, todo está en ebullición y los protagonistas son grandes empresas y fondos de inversión que impulsan parques de renovables de buen tamaño. En contra de lo que sucede en países como Alemania, Francia o Italia, el negocio "verde", especialmente el solar fotovoltaico, se concentra cada vez más en un puñado de empresas y de fondos de inversión.
En ese marco, la circular de la CNMC y el decreto del Gobierno pueden ser las herramientas que pinchen lo que algunos expertos califican abiertamente de burbuja especulativa. Si el reparto de funciones da resultados, deberán quedar claras las condiciones para nuevas autorizaciones de renovables y habrá un impulso importante al desarrollo del autoconsumo que se desbloqueó en abril. El autoconsumo compartido, el intercambio de energía entre usuarios y la compensación de excedentes de energía producida depende de las nuevas disposiciones.
El decreto de autoconsumo de abril limita la potencia, tanto en instalaciones individuales como colectivas, a sólo 100 kW. Reconoce, eso sí, la posibilidad de verter a la red la energía producida y no autoconsumida de forma instantánea. Según el sector, necesita mejoras. CNMC y Gobierno tienen que construir las guías para desarrollar una actividad intensamente reclamada por las asociaciones de consumidores y de renovables. Y lo tienen que hacer sin chocar, respetando sus respectivas competencias. Algo que es más fácil de decir que de hacer.
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