España concentra el negocio renovable a favor de las grandes empresas y fondos

  • El país se coloca junto a Rumanía, Bulgaria y Reino Unido por la concentración de la propiedad de instalaciones fotovoltaicas.
Gráfico fotovoltaico.
Gráfico fotovoltaico.

España ha vuelto a las energías limpias tras siete años de parón. Lo ha hecho con fuerza. En 2016 y 2017 regresaron las subastas para adjudicar proyectos. El dinero volvió a tintinear en los departamentos de análisis e inversión de empresas, fondos y bancos.  En 2018 se invirtieron en España 6.840 millones de euros en renovables, frente a los apenas 1.000 millones de un año antes, según datos de Bloomberg NEF. El negocio tiene dueños. En contra de lo que sucede en países como Alemania, Francia o Italia, el negocio renovable, especialmente el solar fotovoltaico, se concentra cada vez más en un puñado de empresas y de fondos de inversión.

La Asociación Nacional de Productores Fotovoltaicos (Anpier) ha dado la voz de alerta. Sostiene que los posibles beneficios de la generación fotovoltaica están siendo monopolizados por un grupo reducido de empresas. Todo, asegura la asociación, gracias a una normativa que, al menos hasta el momento, ha propiciado la concentración al incentivar la construcción de macroparques, a través de condiciones inalcanzables para pymes e iniciativas locales.

Los macroparques, al estilo del anunciado por Iberdrola en Extremadura o los que impulsan en Murcia empresas como Cobra (ACS) y fondos austriacos, copan las solicitudes de puntos de conexión a Red Eléctrica de España (REE), lo que dificulta que empresas locales y explotaciones agrarias de la zona puedan poner en marcha sus propios proyectos.

Menos de 30 empresas

Según Anpier, el 90% de los 3.000 MW fotovoltaicos de la última subasta se repartieron entre menos de 30 empresas y un 25% está ya en manos de fondos internacionales. Además, de los más de 8.000 MW proyectados o en construcción fuera de subasta, un porcentaje superior al 60% pertenece ya a grandes empresas. En muchos casos, esas sociedades trasmiten la propiedad a fondos internacionales. Juegos de manos. Los fondos multiplican su actividad. Ejemplos, Oaktree ha vendido Eolia al fondo de pensiones de Canadá AIMCo; JP Morgan ha cerrado la adquisición de parques eólicos de EDP y KKR ultima la desinversión de X-Elio con Repsol y Brookfield como posibles interesados. No hay descanso.

El club se vuelve cada vez más exclusivo. La consultora Haz Energía elaboró hace un año el ránking de las empresas que copan el negocio en España. Pablo Corredoira, director de la consultora, explica que la situación apenas ha variado. Dos decenas de empresas controlan casi las tres cuartas partes del negocio de las energías limpias en el país. Pocas empresas, grandes proyectos.

No es lo habitual en los países más adelantados de la UE. Alemania, Italia, y Francia apuestan por instalaciones de renovables de  pequeño tamaño, vinculadas al autoconsumo. En Alemania, más de la mitad de la potencia fotovoltaica corresponde a proyectos de menos de 40 kW . También en Francia el 98% de estas instalaciones tienen potencias inferiores a 100 kW. En Reino Unido, solo en los últimos tiempos ha empezado a cambiar la dinámica a favor de grandes proyectos fotovoltaicos.

Por otro camino

España va por otro camino. El informe Solar Power Europe, de junio de 2018 la sitúa junto a Rumanía y a Bulgaria. Son los países que apuestan por megaproyectos de renovables. Una estrategia alejada también de mercados como el austriaco, el suizo y el holandés, en los que las grandes instalaciones fotovoltaicas sobre suelo han jugado un papel muy residual, frente al mayor desarrollo que se ha producido en las instalaciones sobre cubierta.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho un esfuerzo importante para avanzar hacia la descarbonización con energías limpias. El decreto RDL 15/2018 eliminó el impuesto al sol y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es un avance importante. Pero algunos analistas y asociaciones de renovables creen que se quedó corto. Ante la disyuntiva de grandes instalaciones renovables para conectar a la red o generación descentralizada en cada centro de consumo para ahorrar energía e inversiones, ha optado por la primera opción. El resultado son grandes proyectos que refuerzan el modelo especulativo de la oferta eléctrica centralizada, más cara y menos eficaz para avanzar en la descarbonización.

El choque entre generación centralizada o apertura del mercado a millones de autogeneradores tiene sus números. Tamesol, fabricante de paneles solares, los expuso hace unos meses: las rentabilidades en el segmento de negocio de grandes instalaciones rondan el 10-15%, en función de la ubicación y precio de venta de la energía. Con cifras de Anpier: el suministro de energía solar fotovoltaica para la red general de electricidad ascenderá a 34.440 millones de euros a lo largo de la vida útil de los 20.000 MW que se prevé se instalen en España en los próximos 10 años.

Mostrar comentarios