Una batalla contra Alemania y Holanda

Las cartas Sánchez, los 'skype' de Calviño y la clave Botín: una noche larga en la UE

Pedro Sánchez, durante su visita a la fábrica de respiradores en Móstoles
Pedro Sánchez, durante su visita a la fábrica de respiradores en Móstoles
EFE

Eurogrupo tenso, tanto como el último Consejo con Sánchez. Y largo, muy largo. La batalla por el plan económico para hacer frente a la crisis del coronavirus se salda, de momento, con un jarro de agua fría para España. Los ministros de Economía y Finanzas de la UE, secundados por sus presidentes de gobierno y primeros ministros, no se ponen de acuerdo en las recetas a aplicar en Europa. Hoy a las 10:00 darán explicaciones. Hay dos bandos: España e Italia lideran el de los países del sur y Alemania y Holanda el de los del norte. Son dos formas muy diferentes de entender la salida a la crisis. La petición de solidaridad frente a la rigidez. Y Francia entre medias. El Gobierno de Sánchez ha puesto sobre la mesa las cartas que ha considerado necesarias y el resultado termina de convencer.. El "backstop for the people", en definitiva, no llega.

La tarde-noche de ayer fue de infarto. Los contactos fueron múltiples con el objetivo de cerrar un acuerdo. El 'timing' ofrece una idea de lo complicado que fue todo. El Eurogrupo estaba previsto para las 15:00. Se retraso una hora. Hubo receso a las 19:00 de una hora. Luego fueron dos. Y finalmente fueron cuatro. Lo nunca visto. Además, todo por videoconferencia y a distancia. Caótico por momentos. Retomaron las conversaciones pasadas las 23 y se prolongaron hasta la madrugada, al más puro estilo 'brueseliense', pero desde la distancia. Esta mañana se conocerá el desenlace final.

En los días previos a la cita marcada en rojo, Moncloa y la Vicepresidencia económica habían desplegado una estrategia conjunta. Pero la lucha de España comenzó en realidad hace veintidós meses, cuando Pedro Sánchez llegó a la Presidencia. Desde entonces, Consejo Europeo tras Consejo Europeo, el jefe del Gobierno ha peleado por poner en marcha un mecanismo automático estabilizador del ciclo económico en la zona euro. Pero con la crisis del coronavirus el Gobierno pensó que había que dar una marcha más y pedir a Europa que se comportara como una unión.

Sánchez ha apostado fuerte en estas semanas previas. En el terreno de la diplomacia privada, el presidente ha mantenido en los últimos días y horas una línea telefónica abierta con sus homólogos europeos con el objetivo de hacerles ver del momento trascendental al que se están enfrentando. Anoche también intervino para presionar y lo hizo con fuerza. O una Europa unida o dos europas, esa es la cuestión.

El rival a batir desde el principio fue Angela Merkel. Pero este lunes en el área económica del Gobierno ya se percibía que Berlín estaba cediendo en sus pretensiones para, por ejemplo, que actúe el Mede (Mecanismo Europeo de Estabilidad), el fondo europeo de rescates, incluso sin condicionalidad. El problema se trasladó hacia La Haya, que se plantaba y no aceptó ampliar el seguro europeo de desempleo. Y es que Rutte está actuando al más puro estilo británico.

Sánchez llevaba días poniendo sus cartas sobre la mesa. Lo hizo en público, preparando el terreno para una tarde-noche crucial. El presidente lideró hace dos semanas una carta, firmada por otros ocho jefe del Gobierno europeos, incluido Emmanuele Macron, dirigida al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y en la que solicitaban la activación de los llamados coronabonos. Italia también ponía su rúbrica.

Este fin de semana Sánchez volvió a dar un paso al frente y publicó un artículo en diez cabeceras europeas donde dejaba claras cuáles son sus demandas y, por extensión, las de los países del Mediterráneo. "Para que no haya brechas entre el norte y el sur. Para no dejar a nadie atrás". Esas cartas, dicen en el Gobierno, dejan clara cuál ha sido la postura de Sánchez y por qué lo que ocurrió ayer no es una buena noticia para los intereses de nuestro país. El Gobierno ha desplegado también una nueva forma de hacer diplomacia, alejada de las filtraciones de Bruselas que han existido históricamente pero que en esta ocasión se han visto interrumpidas. 

Nadia Calviño, por su parte, también se ha movido y lo ha hecho en el terreno exclusivamente reservado. Sin luz ni taquígrafos. Anoche permaneció hasta altas horas de la madrugada en la Vicepresidencia. En su equipo aseguran que ha mantenido decenas de conversaciones por vídeoconferencia desde un despacho en el ministerio sus homólogos comunitarios a lo largo de los últimos días. Alguno lo llama "los skypes de Calviño". La gallega, sentada en una mesa redonda con la pantalla y el ordenador delante, ha venido poniendo sobre la mesa a los ministros de Economía y Finanzas las peticiones de Sánchez tanto en reuniones bilaterales como entre grupos de países.

Calviño también sorprendió al cancelar el lunes al habitual 'briefing' con periodistas que ofrecía en las horas previas a los Eurogrupos y eso no ha gustado en algunas cabeceras europeas, especialmente en Bruselas. A cambio se limitó a realizar un breve intercambio de pareceres con los profesionales de los medios de comunicación destinados en la capital comunitaria. La vicepresidencia optó, en definitiva, por la diplomacia privada, la que no se da a conocer, en detrimento de la pública.

El artículo de Ana Botín en FT

La estrategia del Gobierno se vio complementada este martes por un invitado inesperado. Invitada, mejor dicho: Ana Botín. La presidenta del Banco Santander publicó un artículo en el Financial Times instando a los líderes europeos a que se pongan de acuerdo en un mecanismo de financiación común, respaldado por la Unión Europea, para frenar los efectos económicos del coronavirus. "Nuestro mundo no volverá a ser como antes del coronavirus. Necesitamos pensar rápido y pensar en grande. Si no es un coronabono, quizás sea hora de considerar un vínculo común, respaldado por la UE", apuntó. Probablemente ningún titular del Gobierno lo hubiera defendido mejor.

Las fuentes consultadas explican que el artículo de Botín surgió a raíz del último discurso que protagonizó en la última junta de accionistas del Santander de la semana pasada. Entonces la presidenta de la entidad ya pidió a la UE que liderara "una respuesta más rápida y más coordinada". El artículo de Botín, añaden las mismas fuentes, no estaba pactado con el Gobierno de Sánchez, pero sí ahonda en la estrategia planteada por Moncloa y Economía.

Así ha negociado España y no ha habido mucho éxito, al menos hasta este momento. El Eurogrupo se resiste a aprobar lo que pedía España. No ha sido posible la unidad. Europa encara a partir de ahora una etapa de gran incertidumbre

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