Carlos III y la peste en Málaga

El indulto en la historia: una medida de gracia muy marcada por la arbitrariedad

Uno de los indultos más curiosos y que precede a la Ley de 1870 pervive desde hace siglos en Málaga. Fue aprobado desde la Pragmática de Carlos III, probablemente el rey más amado por los españoles.

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Carlos III comiendo ante su corte (Luis Paret y Alcázar, 1775)
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La polémica por los indultos que prepara el Gobierno para los líderes independentistas encarcelados por el ‘procés’ y el terremoto político que éstos amenazan con generar se transforman en un concepto inextricable para el común de los mortales cuando se traslada al terreno legal. Por ello, en el caso del tan traído y llevado indulto, en ocasiones menospreciado por cuestiones políticas, conviene recordar que en la historia de España existe una fecha que marca un nuevo destino para aquellos que por su dinámica actividad delictiva pasaran a tener condición de reos.

Efectivamente, el 18 de julio de 1870 se establecieron las reglas para el ejercicio de la gracia del indulto, publicado en el BOE-A 1870 -4759, en cuyo Capítulo 1º dice: 

"De los que pueden se indultados

Art. 1. Los reos de toda clase de delitos podrán ser indultados con arreglo a las disposiciones de esta ley, de toda o parte de la pena en que por aquéllos hubiesen incurrido".

En esta variopinta caja de delitos convergen los del patrimonio, los de salud pública, falsedad documental, delitos contra la seguridad vial, de orden político (los de más delicado tratamiento), etc. Todos se han beneficiado de esta prerrogativa de gracia aplicada por sucesivos gobiernos, medida no exenta de críticas y de mucha polémica entre los diferentes poderes de las administraciones ya que en ocasiones hay que hacer encaje de bolillos para calzar medidas en ciertas situaciones bastante impopulares. Pero lo que más queda en el tintero de las mentes de los de a pie, es la sorpresa, sorpresa sobre la exclusividad y posibles arbitrariedades que concita su uso.

¿Quién lo decide?

Con el indulto, el Estado perdona el cumplimiento de la condena, no del delito. Formalmente le corresponde al Rey, pero en realidad la decisión ha de ser propuesta desde el Ministerio de Justicia y deliberada en Consejo de Ministros.

¿Qué nos dice la historia sobre reos agraciados por el indulto?

Uno de los indultos más curiosos y que precede a la propia Ley de 1870 es la que de forma exquisita marida tradición y concepción teocrática. Pervive desde 1759 en la Cofradía malagueña: “Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Rico” que goza de la prerrogativa de elevar la propuesta de indulto al Consejo de Ministros, tal y como fue aprobado desde la Pragmática de Carlos III, probablemente el rey más amado por los españoles.

El origen de este privilegio, según recoge la web de la Cofradía, data de 1759 durante el reinado del ilustre gran rey que fue Carlos III, cuando se declaró una terrible epidemia de peste en Málaga. Ante esta situación, los reclusos solicitaron permiso para salir a la calle a sacar en procesión la imagen de Jesús El Rico, seguros de que con ello atraerían la protección del cielo sobre la ciudad. Las autoridades les denegaron el permiso, pero los reos se escaparon de la prisión y tomaron la imagen de Jesús El Rico de la capilla llevándola en triunfo por los lugares afectados por la epidemia.

La peste empezó a remitir, y ante tal prodigio, el rey Carlos III promulgó una pragmática concediendo la excepcional prerrogativa para la noche del miércoles Santo de los años venideros, que se ha limitado para reos con delitos menores

La peste empezó a remitir, y ante tal prodigio, el rey Carlos III promulgó una pragmática concediendo la excepcional prerrogativa para la noche del miércoles Santo de los años venideros, facultad que se ha limitado para aquellos reos con delitos menores.

Durante el proceso de entronización -tras una de las más longevas dictaduras del siglo XX-, el actual rey emérito Juan Carlos I se sustanció la promulgación del masivo indulto acaecido en noviembre del año 1976 con estas palabras (sic): "[…] deseo comenzar mi reinado haciendo uso de la prerrogativa de gracia. Enaltecer la justicia- que es el fundamento del orden y la libertad-con el ejercicio de la clemencia que ha sido una constante en nuestras tradiciones históricas y religiosas".

Esa audaz y generosa medida de gracia afectó en su día a más 12.000 presos acusados de diversos delitos, de ellos, más de 700 estaban condenados por delitos de tipo político y el resto, por delitos comunes.

Desde 2013, con 204 indultos, la cifra de perdonados no ha dejado de bajar: 87, 75, 27, 16 y 17 por año, respectivamente, hasta que en 2019, se rompió la tendencia pues se concedieron 40. El año 'estrella' fue el 2000, cuando se concedieron 1.744 indultos y le sigue de cerca el 1998, cuando hubo 1.582. En los últimos cinco años se han concedido 182 indultos (fuente CIVIO).

Con estos datos del “indultómetro” podemos ver que los perdonados han ido a menos aun teniendo en cuenta los años en que hubo tendencias al alza o rebrotes. Obviamente, este ejercicio de gracia siempre propicia un ambiente polémico y de confrontaciones, ya sea por el perfil de los indultados o por la interpretación mediática que se le da cuando un gobierno tiene que tomar decisiones que pueden llegar a subir de tono el disgusto de algunos sectores recalcitrantes o reacios a su aplicación dependiendo a quien beneficie. Esta capacidad de poder que se proyecta en las decisiones sobre ciudadanos de todo pelaje, es uno de los ejercicios más complejos y comprometidos a los que el destino de algunas personas deben de enfrentarse, puesto que la discrecionalidad o en ocasiones la sorprendente arbitrariedad con que se aplican a casos cuyo tinte político en vez de ser un agravante pasa a ser un eximente con el consiguiente agravio comparativo para otros ciudadanos sin recursos o directamente empobrecidos.

¿Será la figura del indulto la que tiene capacidad de autorregular aquellas situaciones en las que da la impresión de cometerse una injusticia? ¿Podría considerarse una medida regeneradora del enquistamiento en algunos aspectos legislativos? De lo que no hay duda es que en el fondo subyacen ciertos criterios de arbitrariedad, pero también de generosidad.

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