Fracasa en Yemen un primer intento de designar primer ministro de consenso

  • El movimiento chií de los hutíes "Ansar Alá" rechazó hoy la designación de Ahmed ben Mubarak como nuevo primer ministro de Yemen, solo unas horas después de que el presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, anunciara su designación para formar Gobierno.

Jaled Abdalá

Saná, 7 oct.- El movimiento chií de los hutíes "Ansar Alá" rechazó hoy la designación de Ahmed ben Mubarak como nuevo primer ministro de Yemen, solo unas horas después de que el presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, anunciara su designación para formar Gobierno.

La elección de Ben Mubarak por parte del jefe del Estado respondía al acuerdo de paz firmado el 21 de septiembre entre Saná y los rebeldes que estipula el nombramiento de un primer ministro de consenso y de un Ejecutivo que incluya a ministros hutíes.

"Rechazamos de plano la decisión de nombrar a Ahmed ben Mubarak como nuevo primer ministro, ya que no refleja la voluntad del pueblo ni es resultado de consenso político alguno", aseguró el movimiento en un comunicado.

En la nota, los hutíes sostienen que la elección de Ben Mubarak, nacido en Adén en 1968, y hasta ahora director de la Oficina del Presidente, responde a "injerencias extranjeras".

Ben Mubarak, doctor en Administración de Empresas, está considerado como un hombre de confianza del presidente Mansur Hadi, que lo eligió entre cinco candidatos consensuados, supuestamente, por las distintas fuerzas políticas.

Anteriormente, ocupó el puesto de secretario general de la Conferencia del Diálogo Nacional encargada de hacer un seguimiento de la crisis que se desató en el país tras la dimisión del entonces presidente, Ali Abdulá Saleh, como consecuencias de las revueltas populares de 2011.

Tras mostrar su rechazo, el movimiento también advirtió de que las decisiones "tomadas sin consenso no tendrán ninguna aplicación sobre el terreno" y calificó el anuncio de "una clara violación" del acuerdo de paz.

A mediados del pasado septiembre y tras varias semanas de protestas por la supresión de los subsidios de la gasolina a las afueras de la capital, los rebeldes hutíes irrumpieron en Saná, donde se hicieron con el control de numerosas sedes del Gobierno y armamento militar.

El 21 de septiembre las autoridades centrales y los rebeldes alcanzaron un acuerdo bajo el auspicio de la ONU, por el que el presidente se comprometió a restablecer los subsidios al combustible y a incluir al movimiento chií en un nuevo Gabinete.

En el momento de la firma, los hutíes, aunque insistieron en su intención de no quedarse en Saná, se mostraron reticentes a rubricar "la cláusula de seguridad", que estipulaba la retirada de las milicias chiíes de la capital.

Aunque días más tarde la firmaron, los hutíes continuaron ocupando los edificios que habían tomado en su ofensiva, como las sedes del Gobierno, de la Radio y la Televisión o la de la Jefatura General de las Fuerzas Armadas.

En el comunicado difundido hoy, Ansar Alá también advirtió de las consecuencias de un eventual fracaso de las conversaciones, así como de la toma de este tipo de decisiones, ya que, según ellos, "contradicen el proceso político de consenso acordado".

En este sentido, sugirieron la posibilidad de retomar las presiones "revolucionarias y populares" contra estas políticas que, según sus palabras "pisotean" todos los acuerdos.

Dirigentes de los partidos políticos yemeníes llevan dos semanas enfrascados en discusiones para encontrar una solución a la nueva crisis política que afronta el país.

Hace una semana, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico, formado por todos los países de la península Arábiga menos Yemen, condenó el uso de la fuerza por parte de los hutíes y les pidió la devolución del armamento robado y de los edificios ocupados.

La condena fue anunciada en un comunicado al término de una reunión ministerial extraordinaria, celebrada en la ciudad portuaria saudí de Yeda, para analizar la crisis yemení y sus posibles consecuencias para la región.

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