Es el gigante indudable de la distribución de los muebles y la decoración, pero todo tiene un límite y la empresa nórdica acaba de anunciar que se ha frenado su ritmo de crecimiento en España. Ikea elevó sus ingresos en este mercado un 2,1% durante el ejercicio que concluyó el pasado 31 de agosto. Un año en el que Ikea España ingresó 1.497 millones de euros y se alejó del repunte de ventas del 5,8% que lograba un año antes.
La compañía está inmersa en la consolidación, dentro de su negocio, de su división online y en el lanzamiento de tiendas urbanas, con menor surtido pero que están más cerca de sus potenciales clientes. Una de ellas, en la madrileña calle Goya, donde hoy ha presentado los datos a cierre del último ejercicio. Eso sí, sobre España solo ha desvelado la cifra de ventas y de empleo, no cómo ha evolucionado su rentabilidad.
En cuanto a su plantilla en España, en el ejercicio 2018 creo 596 empleos. Es el quinto año consecutivo de crecimiento, con lo que alcanza los 9.272 trabajadores en España. Ikea también ha desgranado cómo han ido sus ingresos por comunidades autónomas, excluyendo las islas, que dependen de un franquiciador diferente. Donde más ingresa es en Cataluña, 360,8 millones de euros; por delante de Madrid (352,7 millones) y Andalucía (267,1 millones).
Ikea España ha comunicado sus ingresos locales al mismo tiempo que ha desvelado su facturación global a través de Ingka Group, la principal pata de negocio del grupo Ikea, que concentra el 90% de los ingresos. En su caso, el repunte de facturación ha sido del 4,7%, hasta 34.800 millones de euros.
Su consejero delegado Jesper Brodin ha indicado que cerca del 8% de los ingresos del grupo proceden de la actividad online, aunque en países como Reino Unido llegan al 16%. “Los clientes miran en el móvil antes de llegar a la tienda, lo que buscamos es flexibilidad”, ha explicado al argumentar cómo va a encajar la transformación digital con las megatiendas de Ikea en las afueras de las grandes ciudades. “Las tiendas tienen que ser centros de distribución”, ha apuntado, “no han servido como centros de distribución a domicilio”, ha reconocido.
En este sentido, las tiendas en centro de ciudad sirven a Ikea como banco de pruebas para estar más cerca de los clientes y saber lo que piensan. Por ahora, tiene dos tiendas urbanas en Madrid, la de Goya, centrada en salones; y en Serrano, en dormitorios; y no ha desvelado cuándo abrirá en Barcelona.
“Los costes y las inversiones se van a intensificar. Para transformar hay que invertir, poner dinero donde haga falta. La distribución, la logística y las tiendas físicas tienen que adaptarse y eso conlleva inversión”, ha asumido Brodin. En el último año, Ikea ha abierto 14 centros logísticos.
Bajo la lupa de Bruselas
Brodin no ha entrado a analizar la investigación puesta en marcha por la Comisión Europea sobre las posibles ventajas fiscales que habría logrado a través de su estructura corporativa en Holanda. “Sabemos que hay una investigación, no haré ningún tipo de especulación”, ha indicado el CEO de Ingka Group. “La tecnología está cambiando, hasta dónde sé [Bruselas] está intentando saber cómo se aplica. La ambición de la UE es proporcionar leyes iguales y justas. Los principios fiscales tiene que ser validos para todos los países y negocios”, ha reconocido.
En cuanto a la situación específica en el mercado español, la recientemente nombrada CEO de la filial, Petra Axdorff, ha destacado la juventud de su plantilla. “En España hay mucho desempleo. En Ikea, el 37% de los colaboradores (empleados) son jóvenes y el 76% de la plantilla es mujer”, ha recalcado.
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