Problemas en la I+D del Estado

Colapso en la NASA española: aviones con 30 años de antigüedad y sin sustitutos

Colapso en la NASA española: aviones con 30 años de antigüedad y sin sustitutos
Colapso en la NASA española: aviones con 30 años de antigüedad y sin sustitutos
INTA

El Gobierno de coalición conformado entre PSOE y Unidas Podemos fijaba un "compromiso" firme "con la ciencia y la inversión en I+D+i". Sin embargo, uno de los organismos más importantes de la red de investigación del Estado está sufriendo serios problemas, según denuncian sus trabajadores en La Información. Se trata del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), el organismo público de investigación especializado en la aeronáutica, el espacio, la hidrodinámica, la seguridad y la defensa. Algunos lo conocen como "la NASA española" y la situación empieza a ser preocupante.

Ubicado en Torrejón de Ardoz, junto a la base área desde la que despegan aviones del Ejército del Aire (el Falcon del presidente, por ejemplo), el INTA tiene a sus espaldas más de 75 años de historia. En sus instalaciones trabajan más de 2.000 profesionales, entre funcionarios y personal laboral, como punta de lanza del sector aeroespacial público. El problema con el que se encuentran: la falta de medios técnicos para poder llevar a cabo sus investigaciones. La situación es de tal preocupación, según se quejan, que se ven obligados a desechar algunos proyectos.

Su principal queja tiene que ver con los aviones C212-200 de la marca Airbus. Denuncian que los aparatos que opera el organismo dirigido por el teniente general José María Salom tienen más de treinta años de antigüedad y que, por tanto, se encuentran totalmente obsoletos. Estos aparatos se encargan de realizar actividades de teledetección, de certificación, campañas de estudio de la atmósfera, de fotografía aérea... Pero su operatividad es a día de hoy muy reducida tras tres décadas de servicio. 

La solución pasa por adquirir nuevos aviones, más modernos y con las capacidades necesarias para poder desarrollar sus actividades con todas las garantías. Durante la etapa del PP en el Gobierno, el consejo de ministros llegó a autorizar una partida de 34 millones de euros para adquirir una nueva aeronave de investigación e investigación para el INTA. Se llamó 'Proyecto Fenyx' y, según la previsión del ministerio de Defensa que entonces dirigía María Dolores de Cospedal, el aparato entraría en funcionamiento en octubre de 2021. A día de hoy, tras la moción de censura que llevó al PSOE al Gobierno, nada se sabe de él.

Ya durante el mandato de Margarita Robles en Defensa ha llegado a haber una aeronave favorita. Se trata del C295 de Airbus, un proyecto que gustaba en el INTA, pero que finalmente se ha desechado. Fuentes del instituto de investigación indican que, efectivamente, la dirección del organismo ha rechazado adquirir este nuevo aparato debido a problemas presupuestarios (el presupuesto del INTA es de 190 millones anuales) y también ha dicho 'no' a opciones de otras compañías que hubieran mejorado, sin duda, las capacidades operativas. Conclusión: el nuevo avión de investigación para las próximas décadas ni está ni se le espera.

Problemas con el cobro de la productividad

Otro problema que está produciendo en el INTA tiene que ver con el cobro de la productividad correspondiente al año 2020. La situación afecta al personal laboral del instituto, es decir, a algo más de 400 de los trabajadores. Según denuncian los afectados, la reducción de su salario es de un 20%... y ya estamos en marzo. Hablan de un problema entre los ministerios de Hacienda y Defensa para poder desbloquear esta partida

Las fuentes consultadas explican que el departamento que dirige María Jesús Montero debe aprobar una MUA (Modificación Unilateral de la Administración) para proceder al pago de esta productividad, pero Hacienda no lo ha hecho hasta ahora. Los funcionarios del INTA, en cambio, sí han cobrado esta productividad.

Desde el INTA defienden que la MUA estaría justificada debido a la cantidad de operaciones comerciales que el propio instituto realiza con entidades nacionales e internacionales, así como del registro de patentes. Uno de sus últimos proyectos pasa, por ejemplo, por la participación en el telescopio espacial más potente del mundo, el James Webb (JWST por sus siglas en inglés), que permitirá estudiar galaxias lejanas y explorar el universo utilizando luz infrarroja. Las fuentes consultadas aseguran que la situación es "insostenible" para algunos investigadores y eso provoca una "fuga de talentos" al sector privado.

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