Irán divide a los países del Golfo y a Irak en la cumbre de Bagdad

  • La cumbre árabe de Bagdad se cerró sin grandes sorpresas, pese a las expectativas creadas al ser la primera tras el estallido de la primavera árabe, fuera de la mesa de negociaciones el país anfitrión, los países del Golfo libraron un pulso por Irán.

Susana Samhan

Bagdad, 30 mar.- La cumbre árabe de Bagdad se cerró sin grandes sorpresas, pese a las expectativas creadas al ser la primera tras el estallido de la primavera árabe, fuera de la mesa de negociaciones el país anfitrión, los países del Golfo libraron un pulso por Irán.

Excepto Kuwait, ningún país de la rica alianza petrolera del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), es decir, Arabia Saudí, Catar, Omán, Baréin y Emiratos, estuvo representado por su jefe de Estado en la reunión celebrada esta semana.

El analista político kuwaití Mohamed al Anteri explicó a Efe que, a diferencia de décadas pasadas, la situación regional ha cambiado y las relaciones entre los países es ahora distinta.

"El equilibrio de poder es diferente, ahora la balanza está a favor del CCG por su enorme riqueza", indicó el experto.

Para Al Anteri, el problema del CCG, cuyos gobernantes son suníes, con Irak es que su primer ministro, el chií Nuri al Maliki, pertenece al partido Al Dawa, que recibe apoyo de Irán.

"También está el asunto de Baréin, de mayoría chií, donde tropas saudíes se desplegaron en marzo de 2011 para apoyar al régimen suní de allí. Baréin está en primera línea del conflicto", indicó Al Anteri, quien destacó que el CCG acusa a Teherán de intervenir en la escena interna bareiní y a Irak de ambigüedad.

Por todos esos motivos, "los países del Golfo ni se molestaron en enviar a sus emires", menos Kuwait, que por su historia con Irak, ya que fue invadido en 1990 por el Ejército de Sadam Husein, está interesado en reparar los lazos con el vecino.

Y ello, a pesar de que Bagdad se está aplicando en restaurar las relaciones con Arabia Saudí, con la que se rompieron los lazos por la invasión de Kuwait, y en febrero pasado, Riad nombró un embajador en la capital iraquí por primera vez desde 1990.

De la misma opinión es la periodista argelina, Nahed al Sawarmi, especialista en política árabe del diario Al Mustaqbal ("El Futuro"): "Los gobernantes del Golfo no han venido porque hay un juego bajo la mesa. Dicen que Irak sigue a Irán, aunque hay otros estados árabes que no están de acuerdo".

A su juicio, la de Bagdad ha sido una cumbre importante "por el lugar, ya que era la primera vez que había una reunión de jefes de Estado en veinte años en este país, y por el tiempo, porque es relevante que fuera en el Irak independiente tras la retirada de las tropas estadounidenses" en diciembre pasado.

"Lo negativo es que no ha habido una presencia importante de mandatarios, a diferencia de otras cumbres pasadas a las que siempre ha acudido un buen número de jefes de Estado", destacó.

Y es que tan solo diez mandatarios, incluido el de Irak, Yalal Talabani, estuvieron presentes en la cumbre de Bagdad, a la que tampoco han asistido las máximas autoridades de los dos pesos pesados del Magreb, Marruecos y Argelia.

"Del Magreb solo hubo un presidente, el tunecino (Moncef Marzuqi) -señaló Al Sawarmi-. A Mustafá Abdulyalil no lo cuento porque es presidente interino de Libia".

Según la periodista, en el caso de los países del Norte de África ha influido la geografía: "Irak les queda muy lejos y no es un país como Egipto o Arabia Saudí, que son ejes centrales en la región".

"Debido a los años de guerra, Irak es un estado recién llegado a la escena política internacional, por lo que no le han dado importancia", subrayó Al Sawarmi.

En cuanto a sus resultados, la cumbre acabó con una batería de resoluciones sobre Siria que en nada cambian la política desarrollada hasta ahora por la Liga Árabe.

Ya lo adelantó a los periodistas el ministro iraquí de Exteriores, Hoshiyar Zebari, el miércoles cuando les dijo que no esperaran una nueva iniciativa.

Para Al Sawarmi, "las cumbre árabes nunca tienen resultados. Los líderes árabes se reúnen, analizan y aprueban resoluciones, pero luego no se aplica nada".

Pese a que esta ha sido la primera cumbre tras el estallido de la primavera árabe y ello se ha reflejado en los cambios de los representantes de algunos países, apenas se ha observado en la dinámica de la reunión o en el funcionamiento de la Liga Árabe.

En la cumbre se habló de reformas en la organización interna de este organismo, pero no ha habido un vuelco en la forma de trabajar.

"Esta cumbre no ha sido la de la primavera árabe porque las protestas han emanado del pueblo, y una cumbre, como indica la palabra, es de jefes de Estado, que en esta parte del mundo no son propensos a abandonar el asiento", zanjó Al Sawarmi.

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