"La Gürtel me destrozó pero volvería a denunciar mil veces"

    • Un día, José Luis Peñas se personó ante la UDEF con 18 horas de grabaciones. Fue el inicio de la investigación que sacudió los cimientos de Génova.
    • Recibió insultos y amenazas: "Maldecía el tener que ir a ver a esta gente y grabarles".
José Luis Peñas
José Luis Peñas

"Momentos duros, muchos. Todos los días volviendo a casa. Allí estaba mi mujer para recoger los restos de una persona que volvía al hogar completamente destrozado. Yo no era un policía o un espía, no estaba preparado para realizar lo que hice y eso produjo un enorme impacto en mi personalidad. Maldecía el tener que ir a ver a esta gente y grabarles, no, no fue fácil ningún momento".

Quien así habla es José Luis Peñas. Hubo un tiempo en que él y Francisco compartían cervezas y conversaciones de deporte. Sobre todo, de alpinismo. Francisco es Francisco Correa, y él, entonces, un concejal del PP en Majadahonda. El nombre del primero lo dice todo en la más famosa trama de corrupción de nuestro país, la 'Gürtel'. El de Peñas, no tanto. Sin embargo, a él se le debe la investigación que sacudió los cimientos de Génova.

Ahora jefe de ordenanzas en el Centro Cultural de Aravaca, habla sin tapujos de aquellos años difíciles que empezaron cuando un buen día de finales de 2007, y tras largas charlas con su mujer, tomó aire y se dirigió a la sede de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), de la Policía. Consigo llevaba 18 horas de grabaciones que comprometían a todo un partido. Se abrió la caja de los truenos. "Por supuesto, una y mil veces. A pesar de algunos daños indeseables, no por eso dejaría nunca de realizar mi deber cívico", aclara, de entrada, a la pregunta de si repetiría lo vivido."No me voy a esconder nunca"

Los daños indeseables se cuentan en insultos, silencios, enemistades y amenazas de muerte. A él, y a su mujer, a la que un día un coche llegó a sacar de la carretera. La próxima vez, les dijo alguien al otro lado del hilo telefónico, sería peor. Y con los niños dentro. Para él, no hubo mayor chantaje. Pero no cedió. "Nunca he flaqueado por esto, al contrario. Siempre he tenido la cabeza bien alta, ni siquiera quise quitar de la guía mi teléfono particular de casa, yo no me voy a esconder nunca, son otros los que tendrían que hacerlo". Pese a su 'gesto' de heroicidad, Peñas no oculta sus debilidades.

"Todos los días pensaba en no seguir adelante, claro, pero al igual que tu cuerpo rechaza hacer ejercicio y lo tienes que superar y obligarte a salir a correr todas las noches, de igual manera tenía que obligarme para seguir adelante. No era plato de buen gusto".

Con Correa no le unía una relación de amistad, aunque sí de compadreo. Se conocían desde hace años, aunque, por supuesto, nunca se habló nada de sobres, ni sobresueldos. Pero en las navidades de 2005 la relación dio un giro inesperado. Peñas se había citado con el empresario en un hotel, para hablarle sobre sus planes para la creación de un nuevo partido en Majadahonda, cuando, en un momento dado, le escuchó discutir al teléfono. Al otro lado de la línea estaba un dirigente del PP, y el motivo eran tres millones de euros que, según Correa, le debían.Aguirre: "Con ese hijo de puta no tengo de qué hablar"

Peñas empezó entonces a grabar las conversaciones. Aquellas cintas fueron tan reveladoras que constituyen prueba de delito. Sin embargo, reconoce que "lo mejor" se quedó en muchos casos silenciado por algo tan banal como que las pilas de la grabadora se agotasen en un momento inoportuno.

En 2009, el juez Baltasar Garzón ordenó la operación policial que revolvería después la política española: una supuesta trama de corrupción que operaba en Madrid, Valencia y la Costa del Sol, bajo acusaciones de blanqueo, fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias. Las ramificaciones derivaron pronto al PP y los imputados se cuentan hoy hasta en 187. Entre ellos, altos cargos del partido como el dimitido presidente de la Generalitat, Francisco Camps.

Sin embargo, a medida que el proceso avanzaba, lo hacía también el 'calvario' de Peñas. Apartado del partido, se le prohibió incluso entrar en sus sedes. Trató de ponerse en contacto con Rajoy y con Aguirre. Pero del primer recibió silencio y de la segunda insultos. "Con ese hijo de puta no tengo nada de qué hablar", escuchó decir a la 'lideresa' tras la puerta cuando decidió presentarse en su despacho.

Seis años después, el silencio es el mismo. "No, ninguno se ha puesto en contacto conmigo", confirma, "en las sectas es muy difícil moverse, y acercarse a algún apestado es signo de muerte política inmediata. No, nadie se ha puesto en contacto y por otro lado es algo que me alegra. No tengo nada en común con esta auténtica casta de chupadores de lo público. Yo no valgo como ellos para meterme en la nevera y seguir lamiendo las migajas que los superiores dejan caer a los inferiores a cambio de sumisión total. Soy libre y como tal he vivido y viviré"."A los partidos, con corruptos insignes, no les interesa cambiar nada"

Pese a su 'trabajo', Peñas fue citado a declarar. En su comparecencia ante Ruz fue rotundo: "Los responsables políticos de la Gürtel no sólo siguen mandando en el Partido Popular sino, desgraciadamente, en este país". Por eso, no duda al reprochar un marco jurídico que protege a "corruptos, ladrones y sobre todo, políticos" y no a quien denuncia. "Con mecanismos más cercanos a países de nuestro entorno la corrupción sería algo mucho menor, pero a los partidos políticos no les interesa, al menos ahora que todavía nos gobiernan corruptos insignes", dice con sorna.

Pese a ello, concede también el "beneficio de la duda" a los emergentes. "Al menos están cambiando formas y forzando a cambiar a los antiguos. Sería una gran noticia que los sustituyesen y lo más importante que dieran la patada a los antiguos dirigentes que son los responsables de la situación indecente de nuestro país". Él tiene clara cuál debería ser la primera medida para empezar a poner freno a la corrupción."Al igual que la decisión de poderes es base de una democracia, la división del poder político sería la base para eliminar la corrupción. Un sistema con partidos específicos para cada administración haría que cada responsable político fuera responsable de su administración sin necesidad de obedecer a ningún superior. Partidos locales, autonómicos y nacionales sin ningún tipo de relación entre ellos harían que los territorios y las personas se situasen en el centro de la política y no los dirigentes corruptos que nos gobiernan ahora mismo".

Hoy, ni el líder de la trama está en prisión (salió de la cárcel de Soto del Real en 2012 tras admitir el juez los 200.000 euros de fianza que aportó su madre). Por eso, preguntarle a Peñas por su visión de la Justicia arroja una respuesta previsible. "La justicia no ha actuado hasta que la corrupción casi a anegado las parrillas de televisión y los titulares de prensa y medios de comunicación de todo tipo. La justicia esta corrompida por el poder político que es quien los gobierna. La mayoría de jueces lo único que tienen en mente son sus propios intereses tanto económicos como profesionales y nunca piensan en los ciudadanos ni en la Justicia", lamenta.

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