Pérez de los Cobos, el último de la lista

Los 'caídos' de Marlaska: los ajustes del ministro agitan a Policía y Guardia Civil

El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este sábado en la Delegación del Gobierno en Barcelona. /EFE/Toni Albir
El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este sábado en la Delegación del Gobierno en Barcelona. /EFE/Toni Albir

El cese de Diego Pérez de los Cobos ha sido el último de los numerosos cambios que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha realizado entre los altos cargos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante los apenas dos años que lleva en el cargo, además de otras instituciones dependientes de su cartera. Justo antes del coronel que ahora sale, una de las salidas que más impactaron en la Guardia Civil fue la que realizó en enero, con la misma excusa de la "falta de confianza", con el jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), Manuel Sánchez Corbí. Fuentes cercanas a aquel proceso y que han compartido muchas horas con Corbí en la lucha antiterrorista –"es un experto en evaluar riesgos", aseguran-, recuerdan que el único delito que cometió fue denunciar públicamente la falta de fondos de la UCO para llevar a cabo su función. "Se enfadó, y lo quito", asegura uno de sus excompañeros.

Ese mismo mes de enero, nada más llegar al cargo en el nuevo gobierno de coalición, Marlaska puso al frente de la Guardia Civil a María Gámez y destituyó a uno hombre de toda la vida en el Cuerpo, Félix Azón, sin pedir explicaciones ni consultar a nadie en el entorno del instituto armado. A partir de ahí, y a pesar de las quejas de las asociaciones del sector y de los partidos de la oposición, al ministro no le ha temblado la mano a la hora de aplicar cambios en las filas de la Benemérita, ni ha ocultado su preferencia por rodearse de altos cargos de la Policía Nacional. Hay que recordar que, como juez, el ministro conoce muy bien el trabajo que se hace en ambas instituciones, sobre todo en el ámbito de los juzgados.

En octubre del año anterior, al final de la corta legislatura del PSOE en solitario, el titular de Interior ya había generado un gran malestar en la Guardia Civil al retirar de su cargo a uno de los altos mandos de mayor prestigio, el general Manuel Contreras, que llevaba la jefatura de Andalucía y había hecho una gran labor en el control del tráfico de drogas en la costa. Se quedó sin ascenso y pasó a la reserva.

Pero el caso de Pérez de los Cobos tampoco ha sido el único que se ha sufrido por la pandemia. Marlaska ha cesado en pleno pandemia de coronavirus al jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, José Antonio Nieto González, el responsable de la Policía Nacional encargado del protocolo interno del virus. También en ese momento se criticó al ministro por aprovechar la crisis sanitaria para sacar a una persona "molesta", que protestaba por la falta de EPIs y material de protección para los policías que estaban trabajando en al calle. En ese caso, se utilizó la clásica justificación de la filtración de información relevante sin permiso del Ministerio, de forma que tuvo que dejar su cargo cuando apenas faltaban tres meses para su jubilación, que se habría producido en junio.

Otros ceses polémicos

La lista de destituciones de Marlaska también sumó nombres hace casi dos años, cuando apenas llevaba unos meses en el ministerio. El más sonado fue el del que fuera comisario jefe de Información, Germán Rodríguez Castiñeira, que salió de su puesto en octubre de ese año cuando apenas llevaba 10 meses en el cargo. Este policía, encargado de la lucha antiterrorista, fue nombrado por el exministro Juan Ignacio Zoido, que le fichó desde la jefatura superior de Madrid. Los motivos de su salida no fueron aclarados por Interior, aunque trascendió que Rodríguez Castiñeira tenía fuertes desavenencias con la exsecretaria de Estado de Seguridad Ana Botella. Su lugar lo ocupó Eugenio Pereiro, que provenía de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras.

Otro relevo sonado fue el de la directora de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo. Hasta enero de este año, al frente de la oficina estuvo Sonia Ramos, que llevaba en ese departamento desde 2004 y fue ascendida por Mariano Rajoy hasta el cargo que perdió hace apenas cuatro meses. Por tanto, era la única alto cargo que había logrado mantenerse con las tres últimas administraciones. Ramos fue muy cercana durante su larga etapa en el Gobierno con las asociaciones de víctimas. Su sustituta fue Montserrat Torija, que hasta ese momento se desempañaba en el Ministerio de Trabajo y que años atrás fue la directora gerente de la Fundación Víctimas del Terrorismo.

Sus decisiones con los nombramientos no es lo único que genera polémica en torno a la figura de Marlaska. Su papel en el Gobierno ya ha motivado varios enfrentamientos con los socios de Unidas Podemos, que ha rechazado algunos de sus planteamientos. Por ejemplo, cuando se conoció el contenido de la reforma de la ley de Asilo que quería impulsar Interior, los de Pablo Iglesias protestaron de manera enérgica en el seno del Ejecutivo. Un choque que fue uno de los primeros de los que registró la coalición, pero que acordó contener por ambas partes. Aun así, el titular de Interior es uno de los que menos encaja en la manera de entender el país que tienen los morados.

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