Dos años y medio en Estremera 

Música clásica, ropa patriótica y líder de los presos: la vida de Villarejo entre rejas

  • Sigue al dedillo el avance de su caso mientras asesora a otros reos. Amante del orden y la limpieza, ha creado su propio perfume con jabón de prisión.
Villarejo
Villarejo

José Manuel Villarejo se ha convertido en el espía más famoso de nuestro país. La investigación que sigue la Audiencia Nacional sobre sus trabajos ha puesto en la palestra a cantidad de políticos, empresarios y personajes públicos que buscan desvincularse lo máximo posible de sus lazos con el comisario. Sin embargo, la multitud de noticias que casi a diario ven la luz sobre todas sus tropelías contrasta significativamente con el mutismo que envuelve su estancia en prisión. Desde su detención hace ahora dos años y medio, poco se ha sabido de cómo es su día a día en el centro de Estremera. Unos 30 meses que el comisario ha dedicado no solo a seguir al dedillo la causa penal en la que se investiga, sino también a escuchar música gregoriana -de la que dicen que es un apasionado- y a potenciar la lectura y hasta asistir a sus compañeros de módulo, logrando recuperar el liderazgo del que tanto ha presumido ante sus clientes. 

Fuentes de su entorno más cercano consultadas por este diario aseguran que queda mucho del comisario que en su día se codeó con gobiernos de uno y otro bando. El policía mantiene intacto su gusto por la lectura, según explican las fuentes preguntadas. De hecho, dedica mucho tiempo a estudiar temas de terrorismo internacional y a seguir los asuntos de actualidad, con especial hincapié en el caso Tándem que se instruye en la Audiencia Nacional. Aunque no tiene ordenador ni acceso a Internet se apoya en la radio y en la televisión para no perder comba de la investigación en la que figura como cabecilla de una 'red parapolicial' con la que se llevó a su negocio privado cantidad de clientes que VIP del país.

De hecho, escucha diariamente desde las 7.00 de la mañana el programa de radio de Federico Jiménez Losantos, con el que también tuvo sus más y sus menos en un pasado tras vincularle el periodista con las 'cloacas del Estado'. Tema zanjado, aseguran desde su entorno. Lo que tampoco ha dejado de hacer el comisario es escribir. Desde esa celda que perfuma con un aroma que él mismo creó con jabón de prisión, han salido numerosos artículos 'bomba' dirigidos a la prensa en los que advierte que tiene mucho que contar, especialmente sobre la operación Cataluña y otros asuntos que involucrarían al CNI en los encargos que gestionó desde su entramado societario. Pero Villarejo también saca tiempo para escribir en un diario privado y hasta para ayudar a otros reos con escritos que tienen pendientes. 

Vínculos con 'El Pollo' Carvajal

De ahí que se le pueda considerar cabecilla no solo del clan parapolicial implicado en este caso penal sino también de este módulo cuarto que integran exclusivamente presos de la Policía y la Guardia Civil. De hecho, entre estas paredes estrechó vínculos con el exjefe de Contrainteligencia Militar, Hugo Carvajal. Este general, apodado 'El Pollo', compartió módulo con Villarejo después de que Estados Unidos reclamara su extradición por presuntos delitos de narcotráfico. Hasta su excarcelación el pasado mes de septiembre, ambos protagonizaron una relación de amor-odio en la que compartieron mucha información relativa a Venezuela y sus posibles vínculos con España. 

A sus dotes de liderazgo se suma otro factor que también llama la atención de los reclusos de Estremera y es su atuendo. Villarejo suele vestir de manera informal con camisetas que contienen elementos patrióticos y mensajes optimistas. Él mismo asegura en sus artículos dirigidos a la prensa que su estado anímico permanece intacto, aunque su salud se ha resentido visiblemente en los últimos meses. El comisario jubilado tiene problemas de hipertensión y fuertes dolores de espalda que se han agravado con el confinamiento al haberse tenido que recluir en su celda 24 días por la cuarentena acordada en su módulo tras decretarse contagios.

Problemas de salud

Es por ello que en sus últimos escritos no solo dedica espacio a hablar de sus enemigos o de los policías que le han ido dando la espalda por el camino, sino también a su estado de salud. Villarejo ve cada vez más lejana la posibilidad de su excarcelación, y ello pese a que su defensa la ha solicitado en innumerables ocasiones alegando que su salud se ha resentido mucho en los últimos meses de privación de libertad. En sus escritos deja caer que podría morir en prisión no porque su excarcelación pueda implicar la destrucción de pruebas sino porque las puede aportar.  

Una tesis que está en las antípodas del criterio de los investigadores del caso Tándem. Más bien al contrario, consideran que su salud no reviste gravedad y que existe un alto riesgo de fuga y de destrucción de material, más allá del que le intervinieron en su detención en noviembre de 2017 y que ha ido dando pie a la apertura de, al menos, 25 piezas separadas del macroprocedimiento. Por eso el magistrado Manuel García Castellón mantiene la medida de prisión provisional decretada hace ahora dos años y medio incluso en tiempos de coronavirus. La Audiencia Nacional sostiene que no hay peligro de contagio en los centros penitenciarios pero Villarejo está dando la batalla con este asunto. 

Sus incondicionales

Asegura su defensa en el último escrito presentado al juzgado el pasado 13 de mayo que Estremera es la cárcel con mayor pico de contagios en España y que hasta la fecha dos personas han fallecido en este centro. Lo cierto es que la crisis ha obligado a modificar la hoja de ruta de las cárceles. Así, por ejemplo, durante la fase más de dura de la pandemia los internos se quedaron sin recibir visitas. De este modo, la conexión de Villarejo con los suyos en el exterior quedó reducida a llamadas telefónicas de unos diez minutos de duración. Sin embargo, en los meses previos a la crisis ha recibido muchas visitas de familiares e incluso emisarios políticos y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según sostiene. 

Aunque en todo este tiempo solo dos personas han mantenido el contacto continuo con él: su mujer Gemma Acalá (también investigada en el caso Tándem) y su letrado Antonio García Cabrera. Pero el 'impasse' provocado por la Covid-19 no ha frenado el avance de su causa. En este tiempo de confinamiento el juez ha cerrado dos piezas del caso y las ha dejado al borde del juicio en lo que Villarejo considera una maniobra para acelerar con los juicios y evitar una excarcelación que tendría que producirse tras vencer la prórroga de dos años en octubre de 2021. Hasta entonces, la causa seguirá avanzado a la par que Villarejo continuará amagando con hablar de asuntos como la operación Cataluña que el juzgado aparca del caso afectados por la Ley de Secretos Oficiales.

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