Personalidades políticas piden que la ONU proteja a los refugiados de Ashraf

  • Figuras políticas de relevancia internacional participaron hoy en Ginebra en una conferencia para pedir a las Naciones Unidas que proteja a los 3.400 disidentes iraníes del campamento de Ashraf, en Irak, donde viven bajo la amenaza de una masacre para desmantelar dichas instalaciones.

Ginebra, 10 ago.- Figuras políticas de relevancia internacional participaron hoy en Ginebra en una conferencia para pedir a las Naciones Unidas que proteja a los 3.400 disidentes iraníes del campamento de Ashraf, en Irak, donde viven bajo la amenaza de una masacre para desmantelar dichas instalaciones.

Entre esas personalidades estaban la excandidata presidencial de Colombia y antigua rehén de las FARC Ingrid Betancourt; el excongresista demócrata Patrick Kennedy y dos expresidentes del Partido Demócrata de EEUU, el candidato presidencial en 2004 Howard Dean y el que fuera gobernador de Pensilvania Ed Rendell.

A la reunión también asistió la presidenta del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), Maryam Rajavi, quien, tras ser recibida con aplausos y vítores por los cientos de asistentes, subrayó que Ashraf atraviesa una "situación de emergencia" que requiere una acción internacional urgente.

Por ello, pidió al Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) que otorgue el estatus de refugiados a los residentes de Ashraf y facilite su reasentamiento en terceros países, pues ubicarlos dentro de Irak es "una amenaza para sus vidas".

Según Rajavi, el CNRI tienen constancia de que las autoridades iraquíes, con la connivencia del régimen de Teherán, planean una ofensiva para hacer desaparecer antes de final de año ese campo, en el que viven miles de iraníes vinculados a la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (OMPI), creada en 1979 con el triunfo de la revolución islámica en su país.

Sus miembros fueron acogidos y protegidos por Sadam Husein en Irak, desde donde lanzaban ataques contra el país y por lo que se les consideró terroristas.

Aunque depusieron las armas en 1990, países como Estados Unidos los mantienen en su lista negra.

El actual Gobierno de Bagdad ve la existencia de Ashraf como un obstáculo para sus renovadas relaciones con Teherán y, en abril pasado, 2.000 militares iraquíes atacaron el campamento y dejaron casi una cuarentena de muertos y más de 300 heridos.

"Los habitantes de Ashraf viven privados de derechos básicos como atención médica y la posibilidad de salir a buscar trabajo, además de ser sometidos a tortura psicológica con el uso continuo de 300 altavoces", explicó Rajavi.

Por su parte, Betancourt instó a los altos comisionados de la ONU para los Derechos Humanos y para los Refugiados, Navi Pillay y Antonio Guterres, respectivamente, a que actúen de inmediato para evitar "otro genocidio anunciado", como ya ocurrió en Ruanda y los Balcanes.

"Estamos esperando un crimen que ya sabemos que va a pasar", destacó Betancourt, que lamentó la ausencia en la sala de Pillay y Guterres, quienes "viven y trabajan en Ginebra y sólo tenían que cruzar la calle para asistir a esta conferencia".

Sobre la consideración de la OMPI como organización terrorista por EEUU (la Unión Europea ya la ha borrado de su lista), Betancourt resaltó que ella sabe muy bien cómo son los terroristas y que la gente de Ashraf, "indefensa y desarmada", no lo parece "en absoluto" y agregó: "si lo fueran, no tendrían que pedir ayuda internacional".

Por su parte, los tres representantes del Partido Demócrata coincidieron en que les avergüenza como estadounidenses que su país no haya cumplido su promesa de ayudar a los habitantes de Ashraf, compromiso que adquirió con ellos durante la ocupación de Irak.

Kennedy señaló que, a pesar de contar con la ley de su parte conforme a la cuarta Convención de Ginebra sobre los Refugiados, la cuestión de Ashraf es sobre todo un asunto de "moral, sentido común y derechos humanos".

Su colega de partido, Dean, exigió a EEUU que respalde el plan diseñado en mayo por el Parlamento Europeo para realojar a los residentes de Ashraf en terceros países lo antes posible y recordó que mantener a la OMPI en la lista de terroristas es el "principal escollo para que consigan el estatus de refugiados".

También el exgobernador de Pensilvania indicó que durante mucho tiempo pensó que el coste humano y económico de la guerra de Irak se justificaba por el hecho de llevar al país paz y democracia, pero, viendo la situación en Ashraf, está claro que se "dejó el trabajo a medias".

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