Rajoy no lo tomó

  • Menos de 48 horas después de que se cerrasen las urnas en Galicia y el País Vasco, el protagonismo electoral va dejando en segundo plano lo ocurrido en esas comunidades para mirar hacia Cataluña, y la sesión de control del pleno del Senado ha sido un ejemplo de ello.

José Miguel Blanco

Madrid, 23 oct.- Menos de 48 horas después de que se cerrasen las urnas en Galicia y el País Vasco, el protagonismo electoral va dejando en segundo plano lo ocurrido en esas comunidades para mirar hacia Cataluña, y la sesión de control del pleno del Senado ha sido un ejemplo de ello.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no acudía a la Cámara Alta desde junio, ha sido recibido por los senadores de su partido con un aplauso al acceder al hemiciclo colgándole así algunos galones por la amplia victoria conseguida por Alberto Núñez Feijóo.

Esos aplausos, varios comentarios en corrillos entre senadores y periodistas...y a otra cosa. Es decir a la cosa electoral catalana que va a ocupar la atención política del próximo mes y que ha copado la intervención del presidente del Gobierno.

Era sesión de control, es decir, que el jefe del Ejecutivo ha de responder a las preguntas que le formulen los representantes de los grupos, pero ninguno le había planteado cuestión directa sobre Cataluña.

Se habían buscado recovecos. Así, la senadora de CiU, Montserrat Candini, le solicitaba su opinión sobre el acuerdo para la celebración de un referéndum en Escocia, y el expresidente catalán José Montilla, le pedía un balance respecto a la política autonómica y la cohesión territorial desde el inicio de su mandato.

Pero no se ha tardado en entrar en faena. Ni por parte de la representante nacionalista catalana, ni de Montilla, ni del propio presidente del Gobierno, que no ha rehuido la cuestión y que ha revelado algunos detalles de la última conversación que tuvo con Artur Mas en la Moncloa.

"Lo tomas o lo dejas", es lo que le vino a decir el presidente de la Generalitat sobre el pacto fiscal para Cataluña. Un añadido: si no lo tomas, tendrás que atenerte a las consecuencias. Y Rajoy no lo tomó.

Lo revelado hoy por Rajoy en el Senado es una demostración de que Mas ya llevaba en su morral la convocatoria anticipada de elecciones y la intención de celebrar una consulta sobre la independencia (de la que Rajoy ha asegurado que no le habló) si lo que obtenía del jefe del Gobierno era un "no".

Esa fue la contestación, una negativa, pero tras ella, ha lamentado que Mas no se aviniese al diálogo, cerrase la puerta, se encastillase en su posición y siguiese su guión.

El de Rajoy es el que está escrito en la Constitución. Es lo que ha vuelto a dejar claro hoy después de que él y otros miembros del Gobierno hayan demostrado que van a estar firmes ante las pretensiones soberanistas, con declaraciones y con hechos.

Montilla ha visto también claras las intenciones de Mas en su última visita a la Moncloa al considerar que fue a "buscar la llave" para la convocatoria de elecciones anticipadas, pero ha afeado al presidente del Gobierno que se lo pusiera fácil.

Y Candini le ha advertido de que un Gobierno democrático "no puede oponerse" a un referéndum y le ha recordado que la ley debe estar al servicio de la democracia "y no ser su jaula".

O sea, que Gobierno y Govern caminan en dirección opuesta hacia el 25-N y para lo que llegará después.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, también ha aportado su grano de arena a este debate al responder a otra cuestión sobre el referéndum en Escocia planteada por el senador del PNV Iñaki Anasagasti, y recordar que el derecho de secesión no es reconocido en ninguna de las constituciones de la Unión Europea.

Y el portavoz socialista, Marcelino Iglesias, ha aprovechado su pregunta a Rajoy sobre la situación que vive España para lamentar que el debate territorial tape los verdaderos problemas de los ciudadanos.

El presidente del Gobierno ha asegurado ser consciente de las dificultades de los españoles, pero ha echado mano de un argumento que se ha convertido ya en un clásico desde que accedió a la Moncloa: la herencia socialista.

El clásico que toca ahora va a ser el de la apelación a la Constitución y a la ley ante las aspiraciones soberanistas. El 21-O apenas dos días después parece ser ya es historia. El 25-N está servido.

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