Los mineros avanzan y ya están a metro y medio de la galería donde cayó Julen

  • Tras la última microvoladura de hoy, ya llevan tres, el equipo de rescate se acerca al pozo donde se cayó el pequeño el pasado 13 de enero. 
Totalán
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EFE

A metro y medio de Julen. Los mineros asturianos avanzan en su misión de localizar al pequeño de dos años que el pasado 13 de enero se cayó en un pozo de 100 metros de profundidad. La excavación de la galería horizontal para llegar ha avanzado hasta los dos metros y medio, de los casi cuatro necesarios, tras la tercera microvoladura controlada que se ha realizado esta mañana. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Málaga han informado de que continúa el trabajo de los mineros, hasta el momento sin necesidad de volver a utilizar explosivos.

El helicóptero de la Guardia Civil que permanecía estacionado en la zona ha volado esta mañana hasta Sevilla para recoger más material explosivo y garantizar que en ningún momento el equipo se quede sin provisión de este material, y ya ha regresado al lugar. Doce días después del inicio del rescate, la montaña mantiene su pulso en la recta final de una operación sin precedentes, pero no ha mermado los ánimos de los equipos que se afanan en el tajo.

"La montaña manda en nuestros trabajos y marca el ritmo", ha insistido el portavoz de la Guardia Civil, Jorge Martín, que ha comparecido para informar de los avances del operativo, que este mediodía ya había abierto un metro y medio de la galería horizontal que trata de llegar hasta Julen.

Aunque el equipo que trabaja en la zona cuenta ya con un conocimiento más amplio de las características del terreno, su extrema dureza sigue complicando el avance de las labores de rescate, al igual que ya ocurrió días atrás en la perforación del túnel vertical excavado en paralelo al que cayó el niño.

En la caracterización del suelo llevada a cabo por los geólogos se había previsto la presencia de cuarcita, un material de gran dureza que ha complicado y retrasado los trabajos, ha indicado hoy el presidente del Consorcio de Bomberos de Málaga, Francisco Delgado.

La maquinaria pesada de la que se ha servido el operativo para construir el túnel vertical contrasta ahora con los trabajos manuales que ejecutan por turnos, desde la tarde de ayer, los ocho miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Asturias.

Su trabajo con martillos neumáticos, hachos y palas tiene que ser necesariamente complementado con pequeñas voladuras controladas que realizan los especialistas de la Guardia Civil, que desde ayer y hasta el mediodía de este viernes ya habían actuado hasta en tres ocasiones.

Cada vez que se han tenido que ejecutar esas microvoladuras para avanzar en la galería horizontal el dispositivo ha necesitado de algo más de dos horas, el tiempo que va desde que los mineros abren los orificios donde luego los especialistas de la Guardia Civil colocan los explosivos, hasta que se extrae de la zona interior el aire contaminado.

A pesar de lo complicado de esta operación y de que los intervinientes se están jugando la vida, más allá de las medidas de seguridad empleadas, el equipo de mineros, a través del delegado del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur, Juan López-Escobar, ha querido trasladar que no se consideran unos héroes.

Los mineros asturianos, que no se han movido de la zona y que cuentan muy cerca del pozo con camas, alimentos y sanitarios para cuando se relevan en sus turnos, están un tanto abrumados con la amplia repercusión mediática y social del rescate, pero no dejan de sentirse una parte más de un equipo en el que también están la Guardia Civil y los bomberos.

Pero más allá del ritmo que impone el terreno y el duro pulso que mantiene la montaña desde hace días, los ánimos, las ganas y la ilusión para poner fin a esta ingente obra de ingeniería humanitaria, como la definió el coordinador del operativo, Ángel García Vidal, no solo siguen intactos, sino que incluso se han reforzado en la fase final del rescate.

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