Sánchez vuelve a Moncloa tras 12 días en Doñana y activa ya el 'modo elecciones'

Pedro Sánchez y el rey Felipe VI
Pedro Sánchez y el rey Felipe VI
EFE

Pedro Sánchez regresa este miércoles a La Moncloa tras pasar unas vacaciones de apenas 12 días en el Palacio de las Marismillas, en Doñana, según aseguran a La Información fuentes gubernamentales. Se marchó el pasado día 10 para pasar algo menos de dos semanas de desconexión que no han servido para avanzar en el desbloqueo de la investidura. El presidente en funciones vuelve a su despacho, por tanto, igual que se fue: con las negociaciones empantanadas con todos los partidos y sin sumar ni un solo apoyo más.

Moncloa prevé que la comitiva presidencial llegue en torno a las 13 horas al aeropuerto de Torrejón de Ardoz. Desde allí se trasladará a Palacio en helicóptero. Ha sido un verano muy diferente al del año pasado, ya que Sánchez no se ha dejado ver en actos públicos. Su día a día, por tanto, se ha desarrollado en un complejo propiedad de Patrimonio del Estado que se encuentra totalmente aislado de curiosos y medios de comunicación. Eso no impide, sin embargo, que el líder de los socialistas no haya dedicado tiempo a su investidura.

De momento en su equipo descartan intentar una nueva investidura. No tienen los apoyos y la relación con Unidas Podemos se ha complicado. El documento enviado ayer por el partido de Pablo Iglesias fue rechazado inmediatamente por Ferraz. El propio Sánchez dio la orden desde Doñana. La desconfianza sigue latente y ya avanzan que la coalición es "inviable". Es decir, o se cierra otra fórmula de Gobierno o el PSOE no tiene en mente ceder más.

Modo elecciones activado

El bloqueo ha llevado a Sánchez y su equipo a activar el 'modo elecciones'. Es decir, a empezar a preparar la maquinaria para una eventual repetición de los comicios el próximo 10 de noviembre. En Moncloa insisten en que su obligación es contemplar todos los escenarios y aseguran que su prioridad es encontrar un Gobierno cuanto antes, pero las relaciones del PSOE con todos los partidos que podrían desbloquear la situación están rotas.

Con Pablo Iglesias no hay contactos. Es más, los socialistas insisten en decir 'no es no' a UP por tres razones: no quieren un Gobierno de coalición en el que se incluyan dos equipos paralelos, sus enormes diferencias sobre Cataluña y la desconfianza mutua amplificada tras la investidura fallida. Esa vía está muerta y no hay previsión de avances.

Con Albert Rivera tampoco hay contacto alguno. El líder de Ciudadanos dejó clara su postura y el PSOE tampoco ha insistido. Y con Pablo Casado la relación es nula. El presidente del PP indicaba en la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso del pasado lunes que el candidato a la investidura no le ha llamado en todo el verano, ni siquiera para pactar una respuesta conjunta a la crisis del 'Open Arms'. Cero puentes, en definitiva.

Todas estas circunstancias llevan a los socialistas a empezar a mirar al 10-N. Algunos diputados de la bancada que ganó las elecciones dicen que tienen la misma sensación que en 2016, cuando fue el PP el que no pudo formar Gobierno por el bloqueo existente de unos y otros. Mientras tanto este viernes el presidente retoma su actividad con la primera reunión del Consejo de Ministros tras el breve parón estival. No tienen mucha esperanza en cambios de posturas. 

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