Las últimas horas de Rato en Bankia y su 'vendetta' con FG en pleno caso Villarejo

  • El expresidente de Bankia relató con pelos y señales cómo Francisco González y Guindos forzaron su salida, que vino rematada con la puntilla de Rajoy.
Rato culpa al Banco de España de la fusión de Bankia
Rato culpa al Banco de España de la fusión de Bankia
Europa Press

Rodrigo Rato remató este lunes sus ataques contra el Gobierno de Mariano Rajoy introduciendo en la versión sobre su precipitada salida de Bankia un nombre clave: el de Francisco González. El expresidente de BBVA, que atraviesa sus horas más bajas tras verse involucrado en la trama de espionaje del comisario jubilado José Manuel Vilarejo, se convirtió en protagonista inesperado de la parte final del interrogatorio al expresidente de Bankia. 

El relato de los hechos que ha ido efectuando Rato en sus tres sesiones de declaraciones dista mucho de la versión oficial del cese de sus funciones, hace ahora seis años, y que vino envuelta en forma de dimisión. Aunque no es la primera vez que señala directamente a Luis de Guindos como la persona que provocó su salida por la puerta de atrás de la entidad, en su 'careo' ante el fiscal, Alejandro Luzón, ofreció una versión más detallada de cómo fueron sus últimas horas como presidente de Bankia.

En este plan -urdido en el seno del Ministerio de Economía entre los meses de abril y mayo- participaron Emilio Botín, Isidro Fainé y Francisco González, entonces presidentes del Santander, La Caixa y BBVA, respectivamente. Aunque no mencionó expresamente a los dos primeros, sí se refirió a los tres banqueros como sus "competidores" llegando a apuntar que se beneficiaron del descalabro de Bankia por el cual está ahora rindiendo cuentas ante la Justicia.  

Los dardos los comenzó disparando contra De Guindos, a quien acusó de exigirle unas provisiones "completamente desproporcionadas" de hasta 15.000 millones de euros. Se trató de una "orden política" que se produjo al margen de la normativa contable del momento y también del Banco de España; de hecho, apuntó hasta en dos ocasiones que el Gobierno le trasladó a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, entonces gobernador del supervisor, que debía guardar silencio sobre este asunto. 

Precisamente dijo que el exministro de Economía y Competitividad le trasladó la necesidad de que abandonara la presidencia de Bankia por recomendación expresa de Francisco González y tras la famosa última cena en el Ministerio. Pese a la insistencia del fiscal jefe Anticorrupción de cara a conocer cuáles fueron los motivos concretos que alegaron para justificar esta decisión, Rato mantuvo una y otra vez que no se le dio ninguno. Simplemente que González apuntó que "no era bueno" que un exvicepresidente económico fuera a su vez presidente de una entidad. 

González, contra las cuerdas por el encargo a Villarejo

En las últimas 12 horas al frente del cargo, Rato hizo un último movimiento para evitar este desenlace porque consideró "excesivo" lo que se le estaba pidiendo. Consistió en visitar al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien respaldó a su ministro y acabó de darle la puntilla, instándole además a que su salida fuera lo más rápida posible evitando dilaciones innecesarias. Era ya mediodía cuando Rato envió un correo electrónico informando de su dimisión a toda la la plantilla y en la tarde la hizo lo propio a la opinión pública en un comunicado en el que anunció que su sucesor sería Ignacio Goirigolzarri.

La implicación que hizo Rato de Francisco González en el complot urdido en su contra, lejos de entenderse como una cuestión baladí, coincide en un momento en el que todas las miradas apuntan al presidente de honor de BBVA por su implicación en el presunto encargo que se habría hecho desde la entidad a Villarejo para que espiara a miembros del Gobierno de Zapatero, empresarios de élite y otros políticos con el fin de evitar a toda costa que la constructora Sacyr entrara en el capital de la entidad. 

Su aparición en las abundantes escuchas que obran en el sumario del caso 'Tándem' le dejan en una posición un tanto delicada, no solo desde el punto de vista jurídico, sino también interno de la propia entidad, la cual ya ha adelantado que de la investigación que ha puesto en marcha para esclarecer los detalles de este encargo de macroespionaje puede que no se obtengan resultados concluyentes debido al tiempo que ha pasado desde que se produjeron los hechos. Sea como fuere, Rato no perdió ocasión de cobrarse una postrera factura. Ya se sabe que la venganza es un plato que se sirve frío.

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