7 oficios que crearán los robots para los humanos (y hay 50 millones de puestos)

  • Los expertos señalan que el desarrollo de la IA destruirá muchísimo empleo pero, paradójicamente, generará puestos nuevos para los humanos.
Los robots necesitarán ayudantes / Pixabay
Los robots necesitarán ayudantes / Pixabay
Los robots necesitarán ayudantes / Pixabay
Los robots necesitarán ayudantes / Pixabay

Quizás, la gran amenaza del siglo XXI para los trabajadores no se una evolución de la esclavitud en una sociedad democrática, como sugería Adolf Huxley en Un mundo feliz, sino más bien una competición directa con los robots por un empleo. Y los humanos tenemos todas las de perder: la IA es más rápida, más eficiente, y no se queja por sus derechos laborales, a pesar de que la UE ya contemple una regulación específica en este sentido. Los expertos señalan que en los próximos 20 años el 47% de los puestos de trabajo en EEUU estarán ocupados por robots, lo que siembra de dudas el futuro de la raza humana, especialmente para aquellos a quienes afecte antes esta automatización de la producción.

Sin embargo, a pesar de la incertidumbre que genera la robótica a medio plazo, algunos como Bill Gates ven una posible solución en la cotización subrogada de las máquinas: la vida laboral de mi robot compensará mi falta de trabajo y pagará los impuestos que me corresponderían a mí. Pero, más allá de la especulación sobre los catastróficos efectos de la irrupción de la IA en el mercado laboral, los expertos apuntan a que, paradójicamente, los robots generarán hasta siete nuevos puestos de trabajo que podrían salvar a los humanos del desempleo, tal y como apunta este artículo de The Wall Street Journal.

La IA no requiere sólo de programadores

Al margen de los programadores y desarrolladores necesarios para continuar mejorando la inteligencia artificial, existe una serie de empleos directamente relacionados con la robótica que ahora mismo ni siquiera se contemplan: desde controladores a operadores o diseñadores artísticos. Además, mientras la IA no sea capaz de llevar a cabo las mismas tareas que un humano -algo a lo que aún le falta un tiempo-, muchos empleos del sector servicios y tecnológico ya se están reorientando a su supervisión, en lugar de desaparecer: por ejemplo, hasta el más desarrollado chatbot sigue precisando hoy en día de alguien que analice los detalles de una consulta o petición por parte de un usuario, más allá de ofrecer un respuesta automática.

Según la consultora McKinsey & Co., toda la inversión que se realizará en tecnología, incluyendo inteligencia artificial y automatización, podría generar en todo el mundo entre 20 y 50 millones de empleos de cara a 2030. Quizás, el problema es que las estimaciones de la misma consultora predicen que en ese año entre 75 y 375 millones de personas necesitarán un empleo. Y, aunque probablemente no sean suficientes, estos son algunos de los trabajos que generarán los robots para los humanos en los próximos 12 años.

Productores de IA

Llegará un punto en que la IA será un producto en sí, lo cual no sólo supondrá más trabajo para los desarrolladores en su afán por dominar el mercado, sino también nuevos empleos para producirla: una vez se logre desarrollar una IA, alguien tiene que producirla en masa. E integrarla en un hardware físico que también requerirá de un proceso de producción, similar al que llevan a cabo los fabricantes de teléfonos móviles en la actualidad. Y, por supuesto, habrá un servicio técnico para reparar tanto el hardware como las líneas de código dañadas o los fallos de programación.

Servicio de relación cliente-robot

Asimismo, uno de los sectores en los que podría crearse un empleo hasta ahora inexistente es en el de la gestión de las relaciones entre clientes y robots. Su progresiva introducción en espacios físicos -y no sólo virtuales- podría suponer un conflicto abierto con el cliente. Por ello, compañías como Cobalt Robotics se están anticipando al futuro y ya están ofreciendo servicios para que la transición del vendedor de carne y hueso al de metal sea más fácil. Por el momento, la labor de estos gestores se reduce a acumular todo el feedback posible por parte de los clientes respecto a sus nuevos trabajadores robóticos, tales como guardias de seguridad, pero en los próximos años tendrá que lidiar con los problemas propios de mecánicos autómatas e inflexibles con los que no se podrá discutir si realmente hacía falta cambiar la correa de distribución del coche o se trata de un ardid.

Uno de los equipos de Cobalt Robotics.
Uno de los equipos de Cobalt Robotics.

Gestores robóticos

Pero, quizás, el futuro del ser humano medio pase por convertirse en gestor de robots para llegar hasta donde ellos no pueden. Supervisar las IA para que realicen un trabajo determinado correctamente puede ser el destino de buena parte de los técnicos que hoy en día dan servicio en empresas tecnológicas. Volviendo al ejemplo de los robocops de Cobalt Robotics, a día de hoy no sería posible que actuasen por su cuenta para detener una situación de peligro: en primer lugar, porque no existe una legislación específica al respecto -y, por ejemplo, darle un arma a un robot, puede ser bastante peligroso-; y, en segundo, porque aún no son capaces de tomar decisiones propias, por lo que siempre debe haber un gestor detrás que analice la situación en remoto tras recibir la alarma del robot.

Etiquetadores de datos

Por otra parte, en ese constante proceso de aprendizaje de los robots, por el momento siguen siendo necesarios los humanos para que éstos sean capaces de procesar los datos que reciben. Los últimos modelos de interacción humana son capaces de reconocer gestos faciales básicos, pero alguien les ha tenido que enseñar qué es una cara en primer lugar. Lo mismo sucede con los coches autónomos, que a pesar de disponer de los sensores más punteros del mercado aún no han desarrollado una IA los suficientemente avanzada como para ser realmente autónomos. Y, por eso siguen necesitando a etiquetadores de datos para evitar accidentes como el que hace poco acabó con la vida de una ciclista.

Pilotos y diseñadores de drones

En este sentido, los drones aún distan de ser autónomos. Por ello, uno de los empleos que ya empiezan a ser una realidad -y que está bastante bien pagado- es el de piloto de drones. Además, esta creciente industria que ya empieza a tener presencia en sectores como el reparto a domicilio o el transporte, empieza a precisar de diseñadores capaces tanto de mejorar estructuras aerodinámicas como de crear complementos y soluciones artísticas para que siga evolucionando un sector que ya cuenta con 3.000 empresas sólo en España.

Un dron deja un paquete en el patio de una cárcel ultramoderna francesa
Los drones estarán cada vez más presentes.

Científicos especializados en IA

En cuanto a las aplicaciones biológicas de la IA, ya existen empresas dedicadas en exclusiva a la investigación farmacológica utilizando más algoritmos y menos ensayo y error. Sin embargo, estos bots beben del conocimiento heredado de décadas de investigaciones humanas y aún requieren de la supervisión de científicos que controlen sus avances en el laboratorio. Es más, para el decisivo paso de trasladar una mente humana a la 'nube', existe una tropa de científicos que trabajan estrechamente con programadores para descubrir el Santo Grial de la robótica.

Probadores y equipos de seguridad

Un campo que aún se antoja lejano, especialmente en comparación con la realidad más inmediata de la IA: la automatización del transporte. Ahora mismo, las grandes tecnológicas se encuentran inmersas en una carrera por convertirse en la primera compañía en crear un coche 100% autónomo. Sin embargo, los accidentes se siguen produciendo, por lo que todas ellas ya tienen en su plantilla a un buen número de probadores y expertos en seguridad para monitorizar los trayectos de los prototipos, que por ahora sólo circulan por espacios cercados como Silicon Valley. Con un mínimo de una década por delante para lograr el transporte autónomo, este tipo de puestos puede ser una buena manera de rebelarse contra la competencia laboral de las máquinas y, de paso, ganarse el jornal.

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