Empleo 

Cómo logró esta empresa producir lo mismo con la jornada laboral de 4 días

Disminuir el número de reuniones semanales, contratar más personal, comprometer más a todos los equipos... Todos los restos que superó esta empresa para tener más días libres. 

Billetes de euro.
Billetes de euro.
Imagen de Freepik.

Hace justo una semana que Bélgica anunció que había llegado a un acuerdo que suponía la posibilidad de adoptar la semana de trabajo de cuatro días... o bien, flexibilizar los horarios para dar más libertad a los trabajadores. Aunque conviene atender bien a la letra pequeña -ya que la 'reducción' de jornada vendría acompañada de un sueldo más bajo o de ampliar dos horas más los días laborales del resto de la semana- el tema volvió a ser objeto de debate en territorio nacional. Por ejemplo, desde los sindicatos generales se rechazó ese modelo belga: "Se necesita una reducción, pero no una concentración del mismo número de horas, que, por otro lado, ya existe en muchos empleos actuales", espetó Unai Sordo (CCOO). 

Así las cosas, tal y como venimos diciendo en los últimos meses, la jornada de cuatro días para todos aún parece una quimera en España, pese, incluso, al proyecto piloto que el Ejecutivo tiene sobre la mesa y que está pensado para que eche a andar este mismo año. Mientras tanto, un espejo en el que mirarse son aquellas compañías que ya han adoptado esta práctica. Por ejemplo, Software DelSol fue la pionera en España. Su sede está en Geolit, un Parque Científico y Tecnológico en Mengíbar (Jaén) y se dedica al impulso de software especializado para pymes. 

Según explicó en su día a 20minutos, Ana Arroyo, responsable del Departamento de Recursos Humanos de DelSol, el balance de la medida, después de un año implantada fue "muy positivo" y "todo un éxito". Como dato, decía, se redujo el absentismo y se creció 5 puntos por encima de la facturación prevista. 

El ejemplo de Buffer

Otra de las compañías que sin duda también conviene tomar por ejemplo es Buffer, una aplicación de software para web y móvil diseñada para administrar cuentas en redes sociales. Con sede en Reino Unido, los fundadores y trabajadores de Buffer se enorgullecen de estar a la vanguardia en lo que a condiciones laborales se refiere. En 2015, Buffer se deshizo de sus oficinas para implantar el trabajo en remoto. También llevan a cabo una política de transparencia salarial por la que se publican el sueldo de todos sus empleados en Internet

Cuando llegó la pandemia, su cofundador, Joel Gascoigne, se percató de que todos sus trabajadores estaban demasiado estresados. Decidió, entonces, ofrecer a sus empleados fines de semana más largos durante el mes de mayo de 2020. En otras palabras: una jornada laboral de cuatro días. Al final, lo que comenzó como un experimento de un mes, se terminó convirtiendo en una política permanente. 

En diciembre de 2021, una encuesta interna de la compañía reveló que el 91% del equipo no solo se sentía más feliz con la jornada de cuatro días, sino que también notaron que su productividad había aumentado. Eso sí, no todo fue tan sencillo. Buffer tuvo que resolver cuatro grandes frentes para adoptar este modelo. 

Encontrar tiempo 

El primer escollo fue descubrir cómo todos los trabajadores podrían terminar su trabajo a tiempo, reconoce a la CNBC, la directora de relaciones públicas de Buffer, Hailley Griffis. Durante el primer mes, la mayoría de los equipos acudieron a su puesto con la mentalidad de que estaban haciendo la misma cantidad de trabajo en un período de tiempo más corto, pero se dieron cuenta de que eso no era sostenible. 

"El instinto a corto plazo era hacer las cosas como estaban en cuatro días", explica Griffis. A largo plazo, el reto era mayor: "¿Cómo deberíamos hacer las cosas de manera diferente?", apostillaba. Y es que para que la jornada de trabajo fuera de 32 horas a la semana era necesario cambiar la forma en la que operaban. 

Entonces, los equipos intermedios redujeron las reuniones: los controles semanales pasaron a ser mensuales, empezaron a utilizar herramientas de comunicación asíncrona y ajustaron las expectativas sobre el tiempo que les llevaría cumplir con los plazos de determinados proyectos. Griffis reconoce que el cambio de mentalidad fue grande. 

Eso sí, había que atender a otro problema por el camino: ¿la gente trabajaba en secreto los viernes para que les diera tempo? Según las encuestas internas, el 73% de los trabajadores dijeron que su horario se ajustaba a lo pactado, mientras que el 27% restante desveló que estaban trabajando cuatro días y medio, con unas pocas horas el quinto día para actualizar tareas o contestar correos electrónicos. 

Estructura frente a estabilidad

Otro de los grandes desafíos fue cuál sería el día de descanso. Al principio, Buffer dio a cada equipo su propio elección. Por ejemplo, el de Griffin decidió empezar los miércoles. "Nunca trabajas más de dos días seguidos, es realmente fenomenal". 

Pronto se dieron cuenta de que esto acabó resultando ser demasiado desorganizado, ya que la gente necesitaba trabajar con otros equipos de forma más transversal. Finalmente, se estandarizó el horario y los viernes quedó como el día libre para todos. 

Cobertura de siete días 

Así, todos los empleados de Buffer se quedaron con los fines de semana de tres días, con una excepción: su departamento de servicio al cliente. Ofrecen atención todos los días de la semana, explicaba Griffis. Para ofrecerles una rotación más escalonada y poder cubrir los fines de semana sin falta de equipo, la compañía contrato personal adicional. 

Compromiso con los trabajadores

También los trabajadores tuvieron que poner de su parte. Según la encuesta de Buffer de 2021, el 84% de los empleados pudieron completar el trabajo que se les exigía en la nueva semana de cuatro días. La productividad en este sentido se había mantenido estable, pero los jefes descubrieron que el compromiso de los trabajadores se había visto afectado. El caso es que cuando Buffer redujo su número de reuniones, también disminuyó el tiempo social formal e informal entre los trabajadores.

Ahora necesitan ser más proactivos y crear espacios para la participación del equipo, como planificar eventos sociales virtuales para que los trabajadores puedan conectarse más allá de las reuniones de trabajo. 

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