
Puede parecernos que la forma en que Donald Trump se comunica con el mundo no es propia del presidente del que sigue siendo el Estado más poderoso sobre la faz de la tierra. Y es probable que no lo sea. Pero la idea que tenemos muchos de que este magnate convertido en político pone en la red social lo primero que se le pasa por la cabeza, sin ningún control ni idea preconcebida, es solo la imagen que él mismo quiere proyectar.
Como apunta Annie Linskey en The Boston Globe, citando a fuentes de la Casa Blanca, el presidente no escribe todos sus tuits: tiene a empleados que redactan estos, con su ya clásica mala gramática, una sintaxis desquiciada, exclamaciones por doquier, mayúsculas colocadas aleatoriamente e ideas que parecen inconexas. No es casual. Trump tiene un estilo marcado y sus empleados se limitan a imitarlo.
Se puede criticar a Trump por miles de cosas, pero desde luego su estrategia de marketing digital ha sido un éxito rotundo. El presidente ha convertido su cuenta de Twitter en el canal de comunicación oficial del Gobierno estadounidense. Su cuenta, no la oficial del presidente de los Estados Unidos, que es la que usaba Obama, y sigue operativa solo para retuitear al “verdadero” Donald Trump. El presidente acumula ya 38.000 tuits y tiene 52 millones de seguidores: todo lo que dice es analizado al dedillo, y tiene el poder de hacer tambalear los mercados cuando le viene en gana.
Por supuesto, nada de esto quiere decir que Trump sea un buen presidente, pero su estrategia en la red social está perfectamente calculada; y es brillante en la medida en que cumple con lo que su creador quiere de ella: promocionar al máximo su marca personal. Por ello, como apunta Bill Murphy Jr. en Inc., si lo que queremos es promocionar una marca, hay siete lecciones que podemos aprender de la estrategia en Twitter de Trump:
1. Es auténtico
Donald Trump puede parecernos el peor líder político de los últimos 50 años, un peligro potencial para el mundo, pero nadie puede decir que no tiene carisma. Trump proyecta la imagen de ser una persona que dice exactamente lo que piensa cuando le viene en gana. Consigue ser auténtico, aunque tenga empleados haciendo como que es auténtico. Ha creado un estilo y lo sigue a rajatabla.
2. Es cercano
Comparemos por un momento la cuenta de Twitter de Donald Trump y Mariano Rajoy. Nuestro presidente apenas escribe tuits firmados de su puño y letra. Solo sabemos que él ha escrito algo directamente cuando acaba el mensaje con “MR”, pero incluso estos tuits, además de ser casi anecdóticos, son bastante asépticos. El último: “Hasta el final, vamos Real! Enhorabuena, campeones”. Trump, por el contrario, crea una sensación de inmediatez, casi de intimidad.
Reason I canceled my trip to London is that I am not a big fan of the Obama Administration having sold perhaps the best located and finest embassy in London for “peanuts,” only to build a new one in an off location for 1.2 billion dollars. Bad deal. Wanted me to cut ribbon-NO!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 12 de enero de 2018
3. Cuida los tiempos
La mayoría de los tweets de Trump se publican a primera hora de la mañana, cuando, asegura, está viendo las noticias. Ya sea por estrategia o como resultado de sus hábitos de televidente, el público sabe cuándo consultar Twitter para ver lo que dice hoy. Además, sus tuits marcan la actualidad: todas las redacciones tienen a alguien encargado de ver “qué ha dicho hoy Trump”.

4. Se pasa el lenguaje por el forro (adrede)
Pese a ser un magnate millonario, Trump ha construido su imagen como la de un tipo “común”, y parece que la gente “común” no tiene que preocuparse por la sintaxis y la ortografía. El presidente coloca las mayúsculas donde le viene en gana, construye las frases de forma incorrecta y no cuida la ortografía lo más mínimo. Esto enerva a muchas personas que están constantemente corrigiéndole, pero esto es justo lo que él quiere. En cuanto las “élites” le corrigen, Trump se ríe de estas reglas pedantes que, asegura, construyen muros entre ellos y la mayoría de los estadounidenses a los que, parce ser, no les importa lo más mínimo la gramática.
Things are really getting ridiculous. The Failing and Crooked (but not as Crooked as Hillary Clinton) @nytimes has done a long & boring story indicating that the World’s most expensive Witch Hunt has found nothing on Russia & me so now they are looking at the rest of the World!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 20 de mayo de 2018
5. Hace marca
Trump escoge siempre que adjetivos deben acompañar a sus enemigos, repitiéndolos hasta la saciedad para chanza de su público. The New York Times siempre es “The Failing New York Times”, Hillary Clinton es “Crooked Hillary Clinton” y Ted Cruz es “Lyin' Ted Cruz”. En el tema motes parece haber aprendido de Federico Jiménez Losantos.
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