Cómo trabajar en esos días en los que no quieres trabajar y no te sale nada

  • Cuando tenemos un mal día lo difícil no es tanto acabar lo que has empezado, sino empezar. A todos nos ocurre en algún momento pero sí, se puede
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EUROPA PRESS

Las vacaciones están a la vuelta de la esquina, hace un calor insoportable y este fin de semana no fue precisamente tranquilo. Te sientas delante del ordenador y, sencillamente, no logras concentrarte.

Si esta situación se repite todos los días es evidente que no te gusta tu trabajo lo más mínimo, pero a todos nos ha pasado en alguna ocasión. Independientemente de lo que hagas, es natural estar desmotivado de vez en cuando, el secreto es aprender a manejar estos momentos para sacar adelante al menos el trabajo imprescindible. Y el especialista en creatividad Bryan Collins ha compartido algunos trucos para lograrlo en Forbes.

1. Elige con qué procastinar

En los trabajos manuales o de atención al público es más difícil procrastinar, pero si trabajas delante de un ordenador puedes pasarte el día mirando la prensa y las redes sociales y no hacer nada.

Independientemente de que tu supervisor se entere o no, no tiene ningún sentido ir al trabajo a perder el tiempo, pero puedes elegir en qué quieres perder el tiempo y usar estas actividades como recompensa.

Collins recomienda, por ejemplo, apuntar en un papel que cosas quieres mirar en internet, y acudir a él cuando has logrado trabajar una hora. O, sencillamente, establecer huecos de descanso más numerosos que en un día normal, pero que te animen a trabajar en el tiempo restante.

2. Prepara tu día con anterioridad

La noche antes de un día ocupado, en el que crees no vas a rendir lo suficiente por el motivo que sea –tienes cansancio acumulado, tuviste una cena que se alargó, los niños están muy pesados-…– revisa tu calendario.

Aunque probablemente tengas reuniones o compromisos ineludibles, trata de bloquear algo de tiempo para trabajar en los asuntos pendientes más urgentes. Si tienes un mal día no tiene mucho sentido ponerse a realizar tareas secundarias, pues probablemente no llegues si quiere a abordar las primarias.

Deja de mirar la hora en el móvil / Pixabay
Deja de mirar la hora en el móvil / Pixabay

3. Evita el perfeccionismo

Ser productivo es terminar algo que comenzaste, y el perfeccionismo es un vicio desagradable que te impedirá hacer exactamente eso. Si tienes un mal día –porque, por ejemplo, has pasado una mala noche y, sencillamente, te mueres de sueño– es mejor que trates de avanzar en los asuntos urgentes, aunque estos puedan perfeccionarse, pues siempre podrás mejorarlos en otro momento. Lo importante es que la procrastinación no se convierta en un hábito.

4. Maneja tus niveles de energía

Casi todo el mundo se siente agotado, perezoso y desmotivado en ciertos momentos durante la semana laboral. Algunos llevan peor el lunes por la mañana, otros los viernes, y hay quien no soporta los miércoles, pero fuera como fuere, lo importante es identificar qué momentos te cuesta más trabajar, para aumentar los niveles de energía coincidiendo con estos.

Si no eres una persona madrugadora, quizás te convenga levantarte con tiempo para espabilarte, haciendo por ejemplo algo de ejercicio antes de ir a la oficina, aunque tengas que finalizar más tarde; por el contrario, si lo que te cunden son las mañanas, es mejor madrugar y acabar antes. La siesta también puede ayudar en este sentido.

5. Recuerda que empezar es siempre lo más difícil

Cuando tenemos un mal día lo difícil no es tanto acabar lo que has empezado, sino empezar. Basta que te empeñes en abordar una tarea durante 15 minutos para que sea más sencillo estar una hora con ella. Vencer esa pereza inicial va a ser lo más difícil.

Si te concentras en arrancar, lograrás superar tu día aciago con solvencia. Ahora bien, si te sientes desmotivado casi todos los días, lo más probable es que tengas que cambiar de aires.

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