Costa Rica es el país más feliz del mundo, y lo ha logrado aboliendo el ejército

  • El Happy Planet Index coloca al país centroamericano como el más feliz del mundo, un puesto que su presidente atribuye a la ausencia de ejército
Un vendedor de fruta en San Jose, Costa Rica. / David Ingram
Un vendedor de fruta en San Jose, Costa Rica. / David Ingram

Aunque, según el Foro Monetario Internacional, Costa Rica es solo el 76º país más rico del mundo (en PIB per cápita), es el más feliz. Así lo asegura al menos la última edición del Happy Planet Index, un listado que elabora desde 2006 el 'think tank' británico New Economics Foundation.

No es la primera vez que el país centroamericano encabeza este índice. Desde su creación ha estado en los primeros puestos y ha alcanzado las primeras posiciones en tres ocasiones. Y es que, pese a que el PIB per cápita del país es de menos de una cuarta parte que en la mayoría de los países europeos, sus habitantes tienen un nivel de bienestar mayor, un logro que se ha alcanzado, además, respetando en gran medida la riqueza natural del país.

Como explicó el presidente de Costa Rica, el socialdemócrata Carlos Alvarado Quesada, en el reciente Foro de Davos, una de las claves de este éxito reside en una decisión clave que el país tomó en 1948: desmantelar al ejército.

Costa Rica fue el primer país del mundo que decidió voluntariamente prescindir de una fuerza armada y es, actualmente, el estado más grande que no cuenta con esta –el resto son miniestados como el Vaticano o Andorra–. La seguridad del país recae en la conocida como Fuerza Pública, un cuerpo policial que no posee rangos militares ni unidades artilladas

En opinión de Alvarado, prescindir del ejército permite invertir en cuestiones que considera más importantes: “El 8%de nuestro PIB se invierte en educación porque no tenemos que gastar en el ejército. Así que nuestra fuerza es el talento humano, el bienestar humano”.

Pese a ser un país mucho más pobre, en 2012 Costa Rica invirtió más en educación y salud, en proporción con el PIB, que el Reino Unido.

El presidente Alvarado durante su participación en el Foro de Davos. / Gobierno de Costa Rica
Alvarado durante su participación en el Foro de Davos. / Gobierno de Costa Rica

Un país preocupado por el medio ambiente

Costa Rica también es líder mundial en materia de protección ambiental. En 2015, el país logró producir el 99% de su electricidad a partir de energías renovables. Aunque la electricidad solo representa una pequeña proporción del uso de energía del país, ya que muchas casas usan gas para calefacción y gasolina para los coches, el Gobierno pretende neutralizar por completo las emisiones de carbono para el 2021.

Mientras se alcanza este ambicioso objetivo, el Gobierno de Costa Rica utiliza los impuestos recaudados en la venta de combustibles fósiles para financiar la protección de los bosques, que son de crucial importancia para la biodiversidad de un país que alberga más del cinco por ciento de las especies del mundo, a pesar de ocupar solo el 0,03% de la superficie del planeta.

“Vimos en los años ochenta que la cobertura forestal se redujo al 20 % debido a la ganadería y la explotación maderera”, ha explicado Alvarado en Davos. “Hemos logrado recuperar todo esto y hemos regresado a una cobertura forestal del 50%. Por esto estamos combatiendo el cambio climático”. Este esfuerzo por preservar masa forestal va encaminado a fortalecer la principal apuesta económica del país: el turismo.

“Mucha gente dice que proteger el medio ambiente va en contra de la economía, pero ocurre todo lo contrario”, apuntaba el presidente. “Nuestro turismo ha crecido precisamente por esto”.

Un mono capuchino en un bosque de Costar Rica. / Pixabay
Un mono capuchino en un bosque de Costar Rica. / Pixabay

Quizás no es un paraíso, pero va por el buen camino

Aunque parece evidente que Costa Rica está haciendo bien las cosas, la metodología del Happy Planet Index también le favorece. El índice se elabora multiplicando el bienestar de la población, su longevidad y la distribución de ambas entre la población (lo que se conoce como equidad), luego divide este número entre la huella ecológica de cada país.

Aunque en Costa Rica sigue habiendo mucha desigualdad, su esperanza de vida es de 79,1 años (una de las más altas de América) y su bienestar, que se mide según el índice de Gallup, es de 7,3 sobre 10, una de las más grandes del mundo.

Según explica en el informe del Happy Planet Index el economista costarriqueño Mariano Rojas el elevado bienestar de la población del país se debe, entre otras cosas, a una cultura que se aleja mucho del individualismo imperante en el mundo desarrollado, en la que las redes sociales de amigos, familias y vecinos siguen teniendo una gran importancia.

Los cálculos del índice de la felicidad tienen, no obstante, algunos fallos, y no incluyen importantes variables como las tasas de criminalidad, que aunque son relativamente buenas en Costa Rica si la comparamos con el resto de Latinoamérica, son mucho mayores que en gran parte del mundo desarrollado.

En Costa Rica sigue habiendo una tasa de 12,1 asesinatos al año por 100.000 habitantes, más del doble del promedio mundial de 5,3, aunque la media de América es de 16,3. Hay que apuntar, además, que El Salvador y Honduras, los países más violentos del mundo, –con tasas de 56,52 y 82,84 homicidios, respectivamente– están en la misma región que Costa Rica, solo separados por Nicaragua.

Se trata de un problema a superar, que Alvarado relaciona directamente con la desigualdad presente en toda la región, pero que no se soluciona con más seguridad, sino con “la promoción de opciones de ocio, prevención de drogas, nuevas oportunidades para los jóvenes, para las mujeres, y creación de nuevos empleos”

Costa Rica ha impulsado recientemente un programa de reformas fiscales, que Alvarado asegura ha permitido liberar dinero para gastar en programas sociales: “Si implementas estas reformas y solucionas tus problemas de liquidez, significa que no tendremos que recortar ninguno de nuestros programas sociales. También significaba que habrá una financiación estable de los servicios públicos. Y hay una estabilidad, que es lo que necesitamos para relanzar nuestra economía”.

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