Cuánto dinero se necesita ganar al año para ser realmente feliz (y no es poco)

  • El umbral de ingresos mínimo para alcanzar la felicidad varía en cada país del mundo, pero la máxima satisfacción se alcanza con una renta alta.
¿De verdad el dinero no da la felicidad? / Pixabay
¿De verdad el dinero no da la felicidad? / Pixabay

Dicen que el dinero no da la felicidad, pero es mentira. Lo cierto es que todos necesitamos un cierto bienestar material, sin el que es difícil alcanzar un bienestar emocional, y numerosas investigaciones han demostrado, incluso, que sin un determinado nivel de ingresos económicos es difícil, sino imposible, alcanzar la felicidad.

Gran parte de la bibliografía científica contemporánea había hecho hincapié en que lo más importante es la felicidad relativa, es decir, gozar de un nivel económico y un bienestar material suficientes y no muy dispares al de las personas que nos rodean. Esto ha servido, y sirve, para defender la supuesta felicidad de los países africanos. Pero, si bien es cierto que el umbral de ingresos mínimo para alcanzar la felicidad varía en cada país del mundo, la máxima satisfacción se alcanza con una renta relativamente alta.

Así lo asegura al menos un nuevo estudio de la Purdue University, publicado en la revista Nature Human Behavioir, que calcula el punto óptimo de ingresos que se necesitan para hacer feliz a un individuo.

“Esto puede sorprender, ya que lo que vemos en la televisión y lo que los anunciantes nos dicen que necesitamos indicaría que no hay límite en cuanto a la cantidad de dinero que se necesita para la felicidad, pero ahora vemos que hay algunos umbrales”, apunta Andrew T. Jebb, autor principal del estudio.

Dos formas de felicidad, para las que se necesita dinero

El investigador distingue entre dos formas de medir la felicidad: el bienestar emocional, que mide las emociones cotidianas, como sentirse feliz, emocionado, triste o enojado; y la evaluación vital, una medida general de la satisfacción con la vida, que aspira a metas más altas y está más influenciada por la comparación con otros.

Según el estudio, la cantidad anual que se necesita para alcanzar el bienestar emocional en Europa occidental es de 60.000 dólares y para cumplir con la evaluación vital se necesitan 95.000. Unas cifras muy alejadas de la renta media per cápita de España, que es de 26.528 dólares.

En otras partes del mundo esta cantidad varía, pero siempre es relativamente alta. En el África subsahariana, donde se da el umbral más bajo, el bienestar emocional se alcanza con una renta anual de 35.000 dólares y la evaluación vital con 40.000, cifras tremendamente alejadas de lo que se gana de media en estos países.

El bienestar material es indispensable para tener bienestar emocional / Pixabay
El bienestar material es indispensable para tener bienestar emocional / Pixabay

El hallazgo va en consonancia con estudios anteriores, que apuntaban que, como norma general, los países más ricos son aquellos en que los ciudadanos declaran ser más felices. Una investigación de los norteamericanos Daniel W. Sacks, Betsey Stevenson y Justin Wolfers, de la Universidad de Pensilvania, señalaba que un mayor producto interior bruto influye de manera directa en la sensación de bienestar percibida por los habitantes de un país.

La correlación entre ambos factores “es muy fuerte”. Tanto que los países con una mayor renta per cápita del mundo (desde el número uno al diez, Qatar, Suiza, Kuwait, Australia, Canadá, Austria, Singapur, Emiratos Árabes, Brunéi y Nueva Zelanda) son aquellos en los que la felicidad percibida es más alta. Tan sólo se desviaban de la media de manera significativa Bulgaria –un gran PIB per cápita, mucho menos bienestar– o Zimbabwe, cuyo nivel de satisfacción era de cinco, bastante más alto de lo que cabría esperar teniendo en cuenta que presenta uno de los niveles económicos más bajos.

Más dinero no te hace más feliz

Ahora bien, aunque se necesitan ingresos relativamente altos para alcanzar la felicidad, a partir de un punto ganar más dinero no aumenta el bienestar. De hecho, los aumentos adicionales en los ingresos tendieron a asociarse con una menor satisfacción con la vida y un menor nivel de bienestar.

Esto puede deberse, según los autores del estudio, a que el dinero es importante para satisfacer las necesidades básicas, brindar comodidad y no depender de préstamos, pero una vez que se alcanza el punto óptimo de las necesidades, las personas pueden verse impulsadas por deseos tales como ganar más y más dinero para participar en comparaciones sociales, lo que irónicamente puede reducir el bienestar.

“Llegados a un umbral se preguntan a sí mismos, 'En general, ¿cómo estoy?' y '¿Cómo me comparo con otras personas?'”, explica Jebb. “Una pequeña disminución de la renta pone el nivel de bienestar más cerca de las personas que obtienen ingresos ligeramente inferiores, tal vez debido a los costos que conllevan los ingresos más altos. Estos hallazgos se refieren a un tema más amplio de dinero y felicidad en todas las culturas. El dinero es solo una parte de lo que realmente nos hace felices, y estamos aprendiendo más sobre sus límites”.

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