Las consecuencias

Tres señales para saber si eres un padre sobreprotector, según una psicóloga

Un estudio elaborado por Judith Locke en el año 2012 puso de manifiestos las carencias emocionales que tenían los niños que habían sido criados por adultos con esta actitud. 

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Niños.
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La educación es una las tareas más importantes y más difíciles a las que se deben enfrentar los padres cuando sus hijos son pequeños. En un gran número de casos, los adultos tienden a atender a los menores con un exceso de protección suponiendo que, debido a su corta edad, son más propensos a tener accidentes o sufrir daños. Esto puede derivar en conductas de defensa que exceden de lo común y lo normal y que pueden conllevar consecuencias negativas para correcto crecimiento de los más pequeños. 

Según la psicóloga clínica Judith Locke, la "sobrepaternidad" es una realidad que afecta a un gran número de familias. Esta actitud puede definirse de dos formas. Por un lado, cuando los padres, a pesar de sus buenas intervenciones, ayudan en exceso a los hijos en sus tareas rutinarias. En una entrevista con la CNBC, la profesional ha asegurado que este comportamiento puede suponer que los niños cuando crezcan tengan dificultades para desarrollar habilidades esenciales. Por otro lado, la segunda concepción hace referencia a aquellos adultos que son, según la psicóloga, "extremadamente receptivos".

Este tipo de actuación puede suponer que los menores "no se acostumbren a tener críticas constructivas" sobre sus acciones y solo esperen por parte de los mayores una cantidad regulares de alabanzas y comentarios positivos sobre su persona.  "La crianza excesiva parece la crianza más amorosa y afectuosa de la historia", ha señalado Locke. Sin embargo, esta educación es bastante "performativa". Para saber si estamos ante un caso de sobreprotección, la profesional ha revelado tres signos característicos. 

Felicidad extrema

Según ha detallado la psicóloga, los padres que tienen una actitud de "sobrepaternidad" tienden a querer hacer felices a sus hijos todo el tiempo y por cualquier motivo. Eso también puede verse cuando los adultos creen la palabra y todo lo que les cuentan los menores, sin cuestionar la veracidad de sus explicaciones. Esta circunstancia se da especialmente en los entornos escolares. "Hasta cierto punto, mentir en los niños es en realidad el desarrollo de una habilidad de ingenio, para cambiar la verdad, para que se adapte a ti", ha explicado Locke.

Una autoestima alta

Un objetivo que se marcan un gran número de familias es lograr que los menores tengan una buena autoestima. En ocasiones, esta tarea es excesiva y los padres se esfuerzan para que este sentimiento sea muy alto, sin saber de los problemas que ello puede suponer. Un ejemplo de estas intervenciones sería "llamar a otro padre si su hijo no está invitado a una fiesta, o involucrarse cuando un niño no forma parte de un equipo deportivo".

Comparaciones con otros niños

Una de las formas que tienen los adultos para saber si su actitud con sus hijos es de sobreprotección es mirando lo que hace el resto de niños. "Si todos los demás niños pueden ir al campamento escolar y su hijo no, eso es una señal de alerta para que piense ¿Estoy haciendo demasiado por ellos?", ha matizado la experta.

En el año 2012, la psicóloga elaboró un estudio para conocer los efectos de la sobrepaternidad. En su investigación, Locke entrevistó a 128 profesionales de la crianza y les preguntó sobre la crianza excesiva. Las conclusiones fueron claras. Los adultos que tenían esta actitud habían provocado que en sus hijos faltara el sentimiento de resiliencia, el sentido de derecho, el desarrollo inadecuado de habilidades para la vida o les habían transferido una gran ansiedad.

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