Psicología para menores

La técnica de la tortuga o cómo hacer que los niños controlen sus impulsos

Este reptil cuando se siente amenazado por algún estímulo externo se refugia dentro de su caparazón hasta que el peligro ha desaparecido.

Niño enfadado
La técnica de la tortuga o cómo hacer que los niños controlen sus impulsos
©[Bilanol de Getty Images] a través de Canva.com

La educación de los niños más pequeños es una de las tareas más complejas a las que se tienen que enfrentar todos los padres. Cada menor requiere de una atención especial por lo que no hay un estilo correcto y único con el que instruir a los más pequeños. Sin embargo, hay varias técnicas y ejercicios con los que los adultos pueden guiarse para tratar de moldear hijos para que estos crezcan con los valores y las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo de los adultos. 

Uno de los aspectos que últimamente está ganando notoriedad e interés por parte de los padres, es la posibilidad de educar a los niños con inteligencia emocional. La capacidad de poder gestionar las emociones y los impulsos es una de las habilidades que más se demandarán en el futuro, por lo que será importante que los adultos sepan como poder desarrollar este rasgo en los menores. 

En este sentido, varios estudios han demostrado que existe un método que es capaz de cumplir con los objetivos marcados. Se trata de la 'Técnica de la Tortuga', un recurso que se basa en una historia de Schneider y Robin del año 1990. 

Cómo funciona

Se trata de una analogía con el sistema de defensa del animal. Este reptil cuando se siente amenazado por algún estímulo externo se refugia dentro de su caparazón hasta que el peligro ha desaparecido. Así pues, los niños que sienten que no puede controlar sus impulsos y emociones se esconden en sí mismo hasta que la situación se tranquiliza. 

Para aplicar esta técnica con los menores, el primer paso que se debe de dar es mostrarles la historia de la tortuga, ya que será la base para instaurar dicha técnica. En segundo lugar, los padres deberán de ofrecer a los menores métodos para la relajación muscular. Para evitar actitudes inadecuadas y agresivas, los menores deberán contar con herramientas que les permitan contener la intensidad de sus emociones. Para conseguir esto, primero se les deberá explicar la diferencia entre los estados de tensión y laxitud de cada músculo.

La tercera fase consiste en la resolución del problema. Una vez se haya superado la crisis nerviosa, los padres tendrán que enseñar y guiar a los más pequeños cómo se les debe poner fin a los conflictos. Para conseguir esto, se puede utilizar un role-playing y mediante diferentes juegos. Según la web Psicoayudainfatil, estos servirá para que los menores estén más motivados a conseguir estos aprendizajes tan positivos.

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