Acciones o bonos de banca, ¿será el nuevo desfibrilador del BCE a la asfixia de tipos?

Lagarde y Guindos.
Lagarde y Guindos.

Preparados, listos… ¿ya? El Banco Central Europeo (BCE) se ha declarado listo para actuar, según confirmó su presidente, Mario Draghi, tras la última reunión de política monetaria. Todo parece indicar que el rector del euro ha cedido la iniciativa a la Reserva Federal (Fed), que este miércoles bajará los tipos de interés con toda probabilidad, pero las incógnitas sobre las medidas que implementará el BCE siguen sin resolverse. Una de las cuestiones que más inquietud ha despertado será cómo reaccionarán los bancos a una bajada de tipos o al incremento de la penalización a la liquidez bancaria (-0,4% actual).

Hay quien señala que no ha funcionado e, incluso, que ya ha tenido efectos contraproducentes de segunda ronda para la rentabilidad de las entidades financieras, la visibilidad de sus resultados y la debilidad de sus cotizaciones en bolsa. Algunos analistas han centrado su atención en el futuro programa de recompra de activos financieros (APP, por sus siglas en inglés) y su composición como herramienta fundamental para dar oxígeno a los bancos comprando… acciones o bonos.

El BCE está buscando cosas para comprar: si un nuevo Programa de Compra de Activos será lo suficientemente grande como para mover la inflación de la zona del euro de manera significativa y sostenible, es posible que deba expandirse más allá de los ‘herramientas’ adquiridas anteriormente. Los bonos bancarios son un gran grupo de activos de aproximadamente 460.000 millones de euros en circulación o aproximadamente una quinta parte del mercado de bonos corporativos”, exponen los analistas de Bank of America Merrill Lynch (BoFAML).

El presidente ejecutivo de Blackrock, Larry Fink, planteó en los días previos la reunión del BCE que el banco central debería empezar a comprar acciones en bolsa. Draghi señaló que el nuevo bazuca está en fase de diseño a través de “los comités de Eurosistema”. El gran problema con el que se encuentra son los propios límites que autoimpuso cuando comenzó en 2015 a comprar bonos soberanos y, después, deuda corporativa privada. Ahora, con más del 50% de la deuda pública europea cotizando en rentabilidades negativas, el BCE se enfrenta a un dilema que antes no tenía: ¿qué puedo comprar sin perder dinero?

Alastair Ryan , Richard Thomas y Rubén Segura-Cayuela, autores del informe de BofAML, ha analizado los riesgos y beneficios de incluir bonos bancarios en la próxima APP. “De hecho, el principal beneficio es que hay, potencialmente, muchos bonos bancarios para comprar. Los riesgos llevarían bastante más tiempo para su discusión”, apuntan en referencia al "riesgo moral" que supondría una acción de este tipo, que beneficiaría sobre todo a las entidades financieras más débiles del eurosistema. Pero el escenario actual es desconocido: tipos negativos, desaceleración económica, inflación a la baja...

“Las tasas negativas son el gran problema para los bancos. Hemos discutido ampliamente el impacto corrosivo de las tasas negativas en los bancos y lo único que agregaríamos aquí es que, en nuestra opinión, es probable que las tasas más negativas tengan un mayor efecto negativo (...) ya que socava las franquicias de depósitos”, apuntan. Dicho de otro, los pilares de la solvencia bancaria se encuentran en riesgo por la propia política ultraexpansiva adoptada por el BCE para estimular la inflación.

Según sus estimaciones, el programa de compra de activos de 2 billones de euros implementado hasta la fecha ha generado un incremento de la inflación de 0,6 puntos, mientras que los tipos negativos habrían aportado un 0,4%. ¿Conclusión? Ni siquiera destinando otros 2 billones de euros a comprar deuda pública y privada se elevaría la inflación lo suficiente para superar el objetivo del 2% que tiene prefijado el BCE.

“Tras la reunión del jueves pasado, vimos artículos de prensa que dijeron que los gobernadores del BCE tenían dudas sobre la compra de más bonos corporativos y estaban en contra de comprar acciones y bonos bancarios. Sin embargo, se supone que todas las opciones para el BCE están ahora sobre la mesa y varios comités han sido encargados de examinarlos todos. Nos parece poco probable que este tema desaparezca del horizonte en el corto plazo”, añaden desde este banco de inversión.

Bank of America ha hecho números rápidamente y considera que el próximo bazuca del BCE deberá ser muy grande para generar su impacto, aunque considera que la compra de bonos de los propios bancos resultaría ineficaz en combinación con el anunciado TLTRO III (subastas de liquidez masivas a los bancos).

Según sus datos, el 39% de los bonos bancarios en la zona euro ya cotiza con rentabilidades negativas y el número ha crecido casi exponencialmente durante 2019. Entre ellos destaca la deuda de los bancos de Holanda (51% en negativo), el 38% de los bancos franceses, el 24% de los bancos españoles e, incluso, el 6% de las entidades italianas, envueltas todavía en una reestructuración continua desde la crisis.

Igor de Maack, gestor de DNCA del grupo francés Natixis, considera que el sistema de escalonamiento de la facilidad de depósito o de las futuras inyecciones de liquidez (TLRO III) es una forma de suavizar el impacto de las tasas de interés negativas en los depósitos excedentes de los bancos y cree que aliviará la presión sobre los resultados de la banca.

“Las acciones siguen siendo uno de los pocos activos reales a los que los inversores pueden generar más o menos valor agregado, a pesar de una política monetaria que se ha vuelto demasiado complaciente. De hecho, Super Mario tendrá, hasta el final, una política única: salvar el euro (y eso no es poca cosa), y también permitir que los Estados más pobres obtengan fondos a un coste muy bajo (y eso es terquedad financiera)”, explica De Maack que se muestra pesimista con las políticas de Draghi.

En su opinión, las medias que adoptará Draghi no permitirán revitalizar la economía, promover una inflación salarial y su legado para Christine Lagarde -su sucesora a partir de noviembre- será una zona euro al borde la japonización. “Nunca [Draghi] ha estado más que seguro de que su política es correcta. Fue una gran fortaleza en el momento de la crisis de la Eurozona en 2011, pero ahora se ha convertido en una debilidad porque, como escribió el gran filósofo alemán Nietzsche: ‘no es la duda lo que te vuelve loco, sino la certeza...".

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