Pocas acciones despiertan tanto amor y odio como Tesla. Sus vehículos eléctricos son elegidos constantemente como los mejores de su clase o criticados por su mala calidad, y los seguidores y detractores de su presidente ejecutivo, Elon Musk, discuten abiertamente sobre el potencial y el riesgo de quiebra de la compañía.
El precio de las acciones de Tesla refleja este tira y afloja, lo que la convierte en una de las acciones más volátiles del S&P 500. La compañía llegó a cotizar en 414 dólares en noviembre de 2021, y su precio actual es de alrededor de 168 dólares. En 2024, las acciones habrán perdido aproximadamente un tercio de su valor, y los inversores se preguntan si deben aguantar o tirar la toalla.
La tendencia bajista puede continuar
El mercado es consciente de la elevada valoración de la compañía, y desde el comienzo de año, estamos viendo presión vendedora en las acciones de Tesla. Sin embargo, la empresa sigue estando valorada como un negocio tecnológico, en lugar de un constructor automovilístico tradicional: su capitalización bursátil es 55 veces superior a sus resultados descontados a 12 meses y está mucho más cara que el sector automovilístico mundial, que cotiza a tan solo 12 veces sus resultados.
Sergio Ávila de IG explica que Tesla tiene un soporte a corto plazo en 160,53 dólares. “Mientras se mantenga por encima, se podrían aguantar las acciones en cartera, esperando a ver si viene un rebote técnico que nos permita salir a mejores precios, en torno a 184,20 o 200 dólares en el mejor de los casos”, y añade “si no se tienen en cartera, no entraría”
Según Bloomberg, los analistas técnicos están observando el nivel clave de 150 dólares para evaluar si Tesla sigue mereciendo la pena. El consenso de analistas de FactSet, por su parte, ha recortado el precio objetivo de los títulos de Tesla un 16,9%, pasando de 241 dólares a poco más de 200 en los últimos tres meses. Por tanto, aún con el 34% de caída en el año, a largo plazo, Tesla tendría un potencial del 19%.
¿Ha tocado fondo Tesla?
Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), cree que Tesla “ha tocado fondo” debido a varios factores estructurales y de mercado. Según Inbona, la creciente competencia, tanto en precios como en productos, especialmente de fabricantes históricos y nuevos actores chinos, está presionando significativamente a Tesla.
Este escenario se complica aún más por las tensiones geopolíticas y las políticas de subsidios que distorsionan el mercado en favor de ciertas economías. El análisis de LFDE sugiere que está en duda su futuro crecimiento y su posición de liderazgo en el mercado de vehículos eléctricos.
Desde el punto de vista operativo y estratégico, los analistas de Bankinter destacan la caída en la demanda de los vehículos eléctricos de Tesla, exacerbada por la remodelación de su planta en California y las distorsiones en el Mar Rojo, como razones detrás de su reciente retroceso. Los fuertes descuentos aplicados por la compañía son vistos como una señal de debilitamiento significativo en la demanda.
Bankinter expresa además su preocupación por el aumento en los costos de producción asociados al Cybertruck, la incertidumbre sobre los subsidios a la compra de eléctricos, y las intenciones de Elon Musk de incrementar su control sobre Tesla. “Hay que vender las acciones de Tesla”, concluyen en su informe.
Tesla anunció el pasado dos de abril una caída del 8,5% interanual en ventas en los primeros tres meses de 2024, en los que entregó 386.810 vehículos. La cifra de entregas ha quedado muy por debajo de la estimación promedio de los analistas que cita Bloomberg, que colocaban el número de entregas en este período en 449.080 unidades.
