Soporte financiero

Los especuladores aprovechan las grietas del Kremlin para ir a por deuda ucraniana

La cotización de la renta fija emitida por el Gobierno de Kiev con anterioridad a la invasión rusa se recupera con fuerza en julio después de la rebelión de Wagner y las muestras de soporte financiero de los países OTAN.

El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a Volodymyr Zelensky.
El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a Volodimir Zelensky.
Ukraine Presidency vía Europa Press

La cotización de la renta fija emitida por el Gobierno de Kiev con anterioridad a la invasión rusa ha registrado este mes de julio su mayor movimiento desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, pero en sentido contrario a entonces después de la rebelión de Wagner y las muestras de soporte financiero de los países OTAN. Pese a la destrucción, la muerte y la situación bélica que atraviesa el país, los mercados han dado una señal de seguir abiertos para Ucrania.

El comportamiento de los bonos a 10 años que Kiev emitió en 2019 ha despertado en las últimas semanas con una subida de precio cercana al 70% en una emisión de 1.000 millones de euros con un cupón del 6,75%. Emitido a la par entonces, con base 100, la cotización llegó a derrumbarse más del 90% el año pasado hasta poco más de 10 y permanecía en letargo desde entonces en situación de impago como reflejan los ratings triple C de las principales agencias. 

Sin embargo, el gráfico muestra como su precio ha escalado a más de 27 con la entrada de inversores especulativos que apuestan por el final de la guerra y por el soporte financiero de EEUU, Canadá, Japón y Europa con ayuda militar masiva y económica, así como el compromiso de participar en la reconstrucción del país una vez finalice la actual contienda bélica. La posibilidad de un final anticipado de la guerra se ha hecho cada vez más presente ante las grietas en la estructura militar del Kremlin tras la reciente rebelión del ejercito de mercenarios Wagner.

Durante los últimos 17 meses, Ucrania no ha dejado de recibir asistencia financiera por parte de los principales países occidentales ante el asedio de Rusia, que atraviesa su peor momento económico y en el frente desde el inicio de la invasión. Este viernes, el banco central ruso tuvo que volver a subir los tipos de interés en 100 puntos básicos, hasta el 8,5%, para detener la depreciación del rublo, que ha vuelto a cotizar a niveles similares a los que tenía cuando se descontaba una rápida victoria militar de Putin. Mientras tanto, Ucrania goza de un respaldo sin precedentes en los mercados pese a la situación de ruina técnica. 

El Banco Mundial ha extendido esta semana un préstamo de 1.500 millones de dólares al Gobierno de Zelenski con el aval y garantía de Japón, que asumirá esa deuda en el caso de impago. El banco supranacional con sede en Washington ha movilizado más de 34.000 millones de dólares en liquidez a Ucrania desde el inicio de la guerra en 2022. Con toda esa ayuda, Kiev ha logrado mantener en pie sus estructuras gubernamentales, atender las necesidades de su ejercito, seguir pagando pensiones o a los funcionarios en aquellas ciudades del país que funcionan con 'normalidad' dentro de la guerra.

La Unión Europea y EEUU se ha convertido en los principales acreedores del país, permitiendo además la reestructuración de su deuda pública y el diferimiento de la mayoría de pagos financieros hasta al menos 2024. A esto se une la propuesta que debate en el momento actual la Comisión Europea de un plan valorado en 50.000 millones entre 2024 y 2027, de los 33.000 millones serían a través de préstamos. Estos esfuerzos se enmarcan dentro del guiño de Bruselas a Ucrania de concederle el estatus de país candidato para formar parte de esta alianza en junio de 2022, después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, solicitara su adhesión en febrero de ese mismo año.

Sin embargo, esto no podrá ser objeto de negociación hasta que el país se estabilice y cumpla ciertos requisitos, al igual que su entrada en la OTAN. No obstante, en este caso los requisitos serían más laxos. La organización pilotada por Jens Stoltenberg simplificaría el proceso y, por tanto, esquivaría la puesta en marcha de un programa de varios años de duración para demostrar que ha ejecutado las reformas en el ámbito militar, económico y político necesarias para unirse a esta alianza militar. 

Con un PIB de alrededor de 200.000 millones de dólares en 2021, Ucrania creció ese año un 3,1% y se encaminaba a reducir los efectos derivados de la pandemia. Sin embargo, el conflicto bélico se ha llevado por delante quince años de progreso económico en el país, tras hundir la economía en casi un 30% durante el año pasado, según datos del Banco Mundial. Pese a ello, el batacazo de la actividad fue menor de lo esperado gracias al acuerdo del cereal negociado con la ONU en agosto del año pasado, pacto que ahora está en amenaza después de que Rusia haya anunciado hace unos días la suspensión del acuerdo de exportación del grano a través del mar Negro desde puertos ucranianos. Sin tener en cuenta este revés, el organismo proyectaba que el PIB de Ucrania podría repuntar un 0,5%, estimación que ahora puede irse al traste.

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