Los gigantes de los desechos

Tres tesoros a descubrir entre la basura de los pesos pesados de Wall Street

Varios gigantes cotizados se reparten el negocio de recogida, reciclaje y tratamiento de la basura y desechos que se generan en los hogares y empresas de Estados Unidos.

Un camión de la basura recoge un contenedor.
Un camión de la basura recoge un contenedor.
Ato Carmona vía Europa Press

Dice el refrán popular que 'la basura de una persona es el tesoro de otra'. En Wall Street se lo creen a pies juntillas. El sector parece inabarcable en bolsa. Eso hace que las empresas encargadas de limpiar el desorden tengan un negocio envidiable. En Norteamérica, el mercado de la recogida, transporte, tratamiento y eliminación de residuos no tóxicos -lo que los entendidos llaman servicios de residuos sólidos- ha experimentado un proceso de consolidación de varias décadas... y cotiza en bolsa.

La basura representa un mercado estable en Norteamérica y muy lucrativo. Las empresas que brindan estos servicios han crecido y consolidado su posición a lo largo de varias décadas, siendo los gigantes Waste Management, Republic Services y Waste Connections las principales empresas del sector.  La prestación de servicios de eliminación de residuos sólidos es comparable a las 'utilities', con cualidades defensivas similares que provienen de la necesidad constante de los clientes de eliminar la basura que generan en hogares y empresas. 

Además, tienen la capacidad de crecer de una manera que las empresas de servicios públicos nunca podrían y también poseen cualidades similares a los monopolios y un amplio poder de fijación de precios para seguir el ritmo de la inflación. Las barreras de entrada son altas y los clientes tienen pocas posibilidades de buscar una oferta mejor, lo que confiere al sector un poder de fijación de precios muy útil en un contexto inflacionario. ¿Qué ayuntamiento o gobierno aguanta una huelga de basura?

En términos de reciclaje, las empresas tienen un negocio que también puede ser rentable, pero sus ingresos dependen de los precios de mercado de las distintas clases de materiales reciclables clasificados. Hoy en día, los tres gigantes integrados verticalmente en la cima de la industria basurera  (Waste Management, Republic Services y Waste Connections) suman una valoración en bolsa de más de 130.000 millones de dólares. 

No obstante, este no está siendo su año. Las acciones de compañías especializadas en la recogida y el tratamiento de residuos caen en 2023 a favor de otros sectores defensivos, a pesar del hecho de que tienen la capacidad de crecer de una manera que las empresas de servicios públicos nunca podrían. 

Pero su baja rentabilidad hace que Waste Management, Republic Services y Waste Connections sea ahora más atractivas desde el punto de vista de la valoración como lo han sido en años. "La industria ha estado penalizada en los mercados, los fundamentos siguen siendo buenos, [y] tiene la perspectiva es de una expansión saludable de los márgenes en 2023", asegura Michael Hoffman, analista de Stifel, en declaraciones a Barron's.

Un negocio que huele mal pero es sólido

No es difícil ver por qué la basura es un negocio tan estable. Los desechos son acumulativos, por lo que necesitan ser transportados lejos y eliminados. Mientras que la cantidad de basura sube y baja con la economía -un restaurante, por ejemplo, recibe menos clientes y produce menos residuos de alimentos durante una recesión- contratos comerciales e industriales tienden a ser a largo plazo y atado al tamaño de un contenedor. “Durante una recesión económica, los camiones y las estaciones tienen menos basura con la que lidiar, lo que reduce el coste del negocio y contrarresta cualquier recorte del servicio cuando los contratos se renuevan”, comenta Hoffman.

En el caso de la basura residencial, las empresas de Estados Unidos suelen contratar directamente con los propietarios de las viviendas por periodos mensuales o anuales, y con los ayuntamientos y las comunidades de propietarios por periodos plurianuales, lo que a menudo les otorga derechos exclusivos. Los clientes tienen pocas posibilidades de buscar una oferta mejor. Y no es probable que surja nueva competencia, dadas las elevadas barreras de entrada: la construcción de vertederos u otras infraestructuras de tratamiento de residuos es impopular y está sujeta a una amplia normativa federal y local.

“Años de fusiones y adquisiciones han dado lugar a un número cada vez menor de pequeñas empresas que cotizan en bolsa, como GFL Environmental y Casella Waste Systems, y a empresas familiares o de capital privado”, dice Morgan Stanley en un informe. Esta dinámica confiere al sector un poder de fijación de precios que resultó muy útil en 2022, cuando la inflación se disparó.

Los aumentos generales de las tarifas, de un dígito simple, fueron suficientes para hacer frente al aumento de los costes -principalmente de mano de obra- y poco más. En 2023, el incremente de los precios en el sector podrían ser menores que los del año pasado, pero se trasladarán en mayor medida a los resultados de las empresas. Hoffman estima un crecimiento de entre el 5% y el 6% en todo el sector, y alrededor de medio punto porcentual de expansión del margen de beneficios.

“Estamos encantados con su capacidad para impulsar el poder de fijación de precios, que comenzó mucho antes de la actual coyuntura inflacionista”, afirma Bryant VanCronkhite, gestor sénior de carteras y codirector del equipo especial de renta variable global de Allspring Global Investments.

Siendo la década de 2020, la recogida de residuos también tiene que ver con su reducción y reutilización. Las empresas tienen un ajetreado negocio de reciclaje, cuyos ingresos dependen de los precios de mercado de las distintas clases de materiales reciclables clasificados. Como en cualquier mercado, los precios suben y bajan, lo que puede afectar a los resultados de la empresa.

Los precios del cartón subieron de forma insostenible durante el auge de las compras por Internet -a unos 150 dólares la tonelada- y se desplomaron hasta los 35 dólares a finales del año pasado. “Es posible que se produzca un repunte, mientras que los mandatos de contenido mínimo reciclado de los gobiernos y los compromisos de sostenibilidad de las empresas generarán más demanda y precios más firmes en los próximos años”, concluye.

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