En máximos históricos

Cuidado con la fiesta de Wall Street: los expertos señalan riesgos especulativos

Inversores institucionales se muestran reticentes al rally a medida que aumenta preocupación por el alza de la inflación, el endurecimiento de la política de la Fed y la moderación del crecimiento de los beneficios.

La volatilidad vuelve a dispararse en Wall Street.
La volatilidad vuelve a dispararse en Wall Street.
DPA vía Europa Press

En la bolsa estadounidense no se han dejado de cosechar máximos históricos en lo que va de año. Sin embargo, como se suele decir popularmente, “no es oro todo lo que reluce”. Esta gran fortaleza ha provocado que algunos inversores institucionales se muestren reticentes al rally a medida que aumenta la preocupación por la vulnerabilidad del mercado ante el aumento de la inflación, el endurecimiento de la política de la Reserva Federal y la moderación del crecimiento de los beneficios empresariales.

El S&P 500 ha ganado cerca de un 24% en lo que va de 2021, y el lunes finalizó una racha de ocho máximos históricos consecutivos al cierre, el tramo más largo desde 1997. El índice de referencia se ha duplicado con creces desde su mínimo de marzo de 2020, al inicio de la pandemia de coronavirus, acuñando 65 máximos históricos sólo en 2021, el segundo más alto de cualquier año registrado, según LPL Financial.

Con tales beneficios han surgido posibles bolsas de exceso que a algunos inversores les preocupan como emblema de un mercado que se está sobrecalentando, incluso cuando la inflación se dispara a sus niveles más altos en décadas y la Fed se prepara para endurecer la política monetaria el próximo año.

Algunos ejemplos son los impresionantes rendimientos de Tesla y Nvidia, la exitosa oferta salida a bolsa del fabricante de vehículos eléctricos Rivian, que obtuvo una valoración de más de 100.000 millones de dólares a pesar de tener pocos ingresos, así como la subida del Bitcoin hasta nuevas cotas de récord. En términos más generales, la valoración del sector tecnológico del S&P 500, basada en la relación PER a futuro, está cerca de un máximo de 17 años.

“Hay valores y partes del mercado con una valoración muy razonable, por lo que estoy tratando de gravitar hacia ellos”, asegura Walter Todd, director de inversiones de Greenwood Capital. “Pero como alguien que lleva un tiempo haciendo esto, (el mercado) parece… excesivo en ciertos aspectos”, añade. Todd ofrece una cartera para sus clientes en la que tiene exposición a valores como la farmacéutica Pfizer y la tecnológica Cisco.

Cada vez hay más dudas sobre el potencial para 2022

Determinados focos de preocupación pueden estar empezando a pasar factura. Las acciones se han tambaleado en los últimos días, poniendo en peligro una sexta semana de las rentabilidades positivas para el S&P 500. De hecho, Morgan Stanley ya ha recortado su precio objetivo para el selectivo de cara al 2022 hasta los 4.400 puntos. Un 5% de retroceso sobre los niveles actuales.

Basándose en el nivel de rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, los estrategas de la entidad bancaria señalan que el S&P 500 debería cotizar a unas 20,5 veces las estimaciones de beneficios futuros, frente a su nivel actual de 21,5 veces. “Creemos que los flujos minoristas, la fuerza estacional y el ‘FOMO’ institucional han llevado las valoraciones por encima del valor razonable”, aseguran estos expertos, utilizando el acrónimo de fear of missing out (miedo a perderse).

Ciertos inversores institucionales creen que la sorprendente subida del IPC a su nivel más alto en más de tres décadas puede acelerar la velocidad a la que la Reserva Federal reduzca su compra de bonos y acabe subiendo los tipos de interés, lo que podría pesar sobre las acciones y otros activos de riesgo. La institución monetaria inició este mes la reducción de su programa de compra de bonos del Estado por valor de 120.000 millones de dólares.

La confianza de los consumidores estadounidenses se desplomó a principios de noviembre hasta el nivel más bajo en una década, ya que la creciente inflación recortó el nivel de vida de los hogares, según el índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan publicado el viernes. Los participantes en el mercado también empezarán a centrar su atención en el próximo año, en el que se espera que el crecimiento de los beneficios del S&P 500 se ralentice hasta el 7,5%, después de haber repuntado un 49% este año tras los confinamientos pandémicos.

Chad Morganlander, gestor de carteras de Washington Crossing Advisors, ha ido reduciendo sus participaciones en renta variable en el último mes, disminuyendo la exposición a la bolsa en algunas carteras de una posición sobreponderada a una neutral y pasando más a la liquidez y los bonos. “Los inversores se han visto generosamente recompensados tras las políticas de dinero fácil de la Reserva Federal”, comenta. “La verdadera cuestión es qué hacer ahora”, agrega Morganlander, antes de incidir en que su punto de vista es que hay que intentar ser un poco menos arriesgado.

Los analistas de BofA Global Research resaltan que las apuestas en opciones de los operadores “revelan una creciente demanda de apalancamiento a medida que los inversores persiguen el rendimiento del mercado a finales de año”. Junto con la reciente carrera del mercado, “vemos esto como FOMO… no como un rally fundamentalmente justificado”.

Mientras, un informe de Capital Economics, por su parte, señala que los analistas de la firma esperan que una subida gradual de los rendimientos reales y un crecimiento económico decepcionante frenen el mercado bursátil estadounidense. Queda por ver si los inversores, que han comprado sistemáticamente acciones en los retrocesos de este año, se alejarán realmente de la renta variable, sobre todo, teniendo en cuenta que noviembre y diciembre son históricamente un periodo fuerte para el mercado.

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