Tendencias de inversión

De Nvidia a la regulación: las inversiones estratégicas en el auge de la IA generativa

La rápida adopción de las tecnologías de inteligencia artificial asoman a los inversores ante riesgos regulatorios pero también como oportunidades ante el vuelco en las empresas que estarán a la vanguardia.

Inteligencia Artificial
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Pixabay

La IA generativa ha irrumpido en escena como un tema candente en el debate público, capturando la atención de todos. Sin embargo, vale la pena recordar que las bases tecnológicas de esta revolución no son nuevas. Internet, los teléfonos inteligentes y los poderosos chips informáticos han estado evolucionando durante décadas para allanar el camino hacia este emocionante futuro.

Hasta ahora, las primeras manifestaciones de la IA se han centrado principalmente en tareas como asistentes virtuales, traducción automática y mejoras en los motores de búsqueda. Pero ahora, con la creciente capacidad de la IA generativa, nos encontramos en una encrucijada fascinante.

Sus herramientas prometen impulsar el aprendizaje y la productividad humanos, aplicando datos masivos en prácticamente todos los sectores imaginables. Además, se está reduciendo el umbral de la creatividad, poniendo el poder del nuevo código informático en manos de todos.

“Este despliegue masivo de la IA generativa no solo promete transformar la visión por computadora y la comprensión del lenguaje natural, sino que también tiene el potencial de acelerar el desarrollo de tecnologías que permitan que los vehículos autónomos y los robots tomen decisiones automatizadas”, expone en un informe Marco Barresi, analista de renta variable de Lombard Odier. “Estamos ante una verdadera revolución que redefine los límites de lo posible”, añade.

El experto asegura que a pesar de las promesas y amenazas que rodean a la IA, las empresas aún están en la etapa experimental de su adopción. “Esto crea un panorama desafiante para los inversores, quienes buscan identificar modelos de negocio exitosos y evaluar la rentabilidad de esta tecnología”, dice. A su modo de ver, el fervor e interés en la IA no tienen precedentes, lo que seguramente impulsará la aparición de nuevas soluciones y acelerará el ritmo de adopción en el futuro cercano.

Tomemos el ejemplo de Nvidia, el gigante estadounidense de los chips informáticos, cuyas proyecciones de ventas y beneficios hasta 2024 sorprendieron a los mercados. Barresi afirma que sus chips de alta sofisticación, fundamentales para alimentar los modelos de inteligencia artificial en los centros de datos, los han catapultado a una capitalización bursátil cercana al billón de dólares. “Este logro histórico posiciona a Nvidia justo detrás de Amazon y por delante de Meta (anteriormente conocida como Facebook)”, cuenta.

Aunque el mercado de semiconductores en general ha enfrentado desafíos, como altos inventarios y una demanda más lenta de dispositivos electrónicos menos sofisticados, el panorama para las GPU, la especialidad de Nvidia, es completamente diferente, desde su punto de vista.

Barresi comenta que estas unidades de procesamiento gráfico altamente especializadas son vitales para el desarrollo de la IA generativa, impulsando los avances en semiconductores para cálculos, almacenamiento y transmisión de datos.

“Nos encontramos en un momento crítico, en el cual la IA generativa está comenzando a desplegar todo su potencial”, relata. “Es hora de mantenernos atentos a los avances y las oportunidades que surgirán en este nuevo paradigma tecnológico, que sin duda, redefinirá la forma en que vivimos, trabajamos y creamos”, analiza.

Caminando a la regulación

En el fascinante mundo de la IA generativa, una vez que los modelos de aprendizaje automático están entrenados, gran parte del procesamiento de datos puede delegarse en microprocesadores más eficientes y económicos en términos de energía.

No obstante, esta eficiencia no evita el hecho de que los centros de datos siguen consumiendo una enorme cantidad de energía, aproximadamente el 1% de la energía mundial. La demanda masiva de energía está impulsando a los proveedores de la nube a mejorar constantemente el hardware que gestiona estos centros de datos.

Nvidia es un ejemplo de la infraestructura subyacente que hace posible las aplicaciones de IA y ha liderado la primera ola de creación de valor en esta tecnología. Pero ahora nos encontramos en la cúspide de una segunda ola, donde la IA generativa se ofrecerá como un servicio empaquetado con productos de software y en versiones mejoradas de aplicaciones existentes. Los proveedores cobrarán una prima por estas soluciones de vanguardia que se ejecutarán en ordenadores personales y smartphones.

A medida que avancemos hacia este nuevo horizonte, es inevitable que surja una mayor regulación. La IA plantea desafíos que van más allá de la sustitución de empleos y la "destrucción creativa". Existen preocupaciones en torno a la confianza, la precisión, la protección de la propiedad intelectual y el sesgo de datos.

“La legislación futura deberá abordar estas debilidades inherentes de la IA, especialmente en áreas críticas como los vehículos autónomos y las aplicaciones médicas, donde la responsabilidad y la transparencia son fundamentales”, destaca Barresi.

Según Evli, una amenaza más temible procede del hecho de que “todo lo que produce la IA se basa en las instrucciones aplicadas por sus programadores”. Por ejemplo, ¿sería creíble una IA programada por Rusia o China? En los albores de la era de internet, hubo un momento en el cual todo el mundo pensó que internet extendería la democracia y limitaría el control del Estado sobre los individuos. “En lugar de ello, la realidad es que internet quizás ha fomentado la división, porque los algoritmos producen la clase de noticias que creen que pueden gustar al lector”, resalta.

La regulación también deberá abordar la "alineación de la IA", es decir, asegurarse de que la IA generativa se ajuste a los valores humanos y evite respuestas potencialmente dañinas. “Es innegable que estas potentes herramientas también pueden ser aprovechadas como armas o en campañas de desinformación y ciberataques”, cuenta el experto.

La cumbre del G7 celebrada recientemente dio un primer paso al acordar la creación de un grupo de trabajo periódico conocido como el "Proceso de IA de Hiroshima", en reconocimiento al lugar donde se llevó a cabo la reunión.

Según la IA generativa avanza hacia su pleno potencial, los expertos consideran que hay que mantenerse vigilantes y asegurarnos de que la tecnología se desarrolle de manera responsable y ética. “La regulación adecuada será crucial para abordar los desafíos y garantizar que la IA sea una fuerza impulsora para el bienestar humano y el progreso de nuestra sociedad”, termina Barresi.

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