Renta fija

Fin a los tipos negativos: el empuje de los bonos encarece la deuda pública

El coste de la deuda alemana vuelve a terreno positivo por primera vez desde 2019 ante la previsión de que una inflación más prolongada lleve a los bancos centrales a acelerar la retirada de estímulos.

El interés del bono alemán a 10 años marca un nuevo récord negativo
El interés del bono alemán a 10 años marca un nuevo récord negativo
EUROPA PRESS

La era de los tipos de interés negativos llega a su fin. La rentabilidad del bono alemán a 10 años, referencia considerada libre de riesgo, se situó este miércoles en terreno a positivo por primera vez desde 2019, un punto de inflexión que evidencia la tensión en el mercado de deuda pública ante el ajuste de los inversores por la elevada inflación. El repunte de los precios obliga a los bancos centrales a acelerar en su retirada de estímulos monetarios tras un periodo de políticas 'ultra expansivas'. Pero el cambio de rumbo afecta de manera directa al coste de financiación de los Estados, con algunos niveles de deuda pública en máximos tras las emisiones para hacer frente a la pandemia. 

Tras varias semanas con subidas significativas, este miércoles el rendimiento del 'bund' alemán cotizó por encima del 0%, alcanzando el 0,04%, lo que significa que los inversores dejan de pagar al gobierno alemán por prestarle dinero. La rentabilidad marcó mínimos (-0,841%) en marzo de 2020 ante el estallido de la pandemia. Ahora, el repunte de la rentabilidad refleja una caída en el precio de la deuda por la venta de bonos. La rentabilidad de un bono -que a su vez refleja el coste de financiarse para el emisor- es la relación entre su cupón y el precio, de manera que las subidas revelan un aumento de sus ventas

El coste de la deuda alemana -al igual que la renta fija global- se ha visto impulsada por la presión sobre el bono estadounidense. Pese a que el Banco Central Europa se resiste a elevar los tipos de interés y se limita a reducir las compras de activos, la Reserva Federal de EEUU (Fed) sí prepara la subida para este 2022 con el objetivo de enfriar la inflación. A ello añadirá la rebaja de compras y la reducción de balance. Como resultado, el bono estadounidense a 10 años cotiza en máximos desde enero de 2020, con una rentabilidad superior al 1,8%.

El bono de estadounidense se mantiene por encima de los de la zona Euro, incluso el griego que es el que mayor rentabilidad reporta, ya que la Fed no traspasó la línea de los tipos negativos. En cambio, el BCE mantiene el tipo de interés principal en el 0%, la facilidad de depósito (al que la banca guarda sus reservas), en el -0,5%, y la facilidad marginal de crédito, en el 0,25%, con el objetivo de facilitar la actividad de los bancos. Pese a ello, el escenario global empuja, por ejemplo, al rendimiento del bono español a 10 años casi al 0,89%, máximo desde mayo de 2020. Por su parte, Grecia pagó este miércoles el coste financiación más alto desde marzo de 2019.

Muchas de las cifras de renta fija evidencian una vuelta al escenario previo a la pandemia, con valores similares a los registrados en 2019. Entonces los bancos centrales se enfrentaban a una desaceleración económica, mientras coleaban las consecuencias de la guerra comercial entre EEUU y China. El BCE buscaba impulsar el crecimiento con el programa APP -aún vigente- y con un recorte tipos ante la moderada inflación. Por su parte, la Fed, que también dirigía Jerome Powell, apostó por una postura más agresiva de subida de tipos pese a las fuertes críticas del entonces presidente Donald Trump.

Impacto en la renta variable

Ahora, la presión en el mercado de bonos complica la recuperación ante la elevada deuda pública emitida por los Gobiernos para sufragar las pérdidas que provocó la crisis sanitaria. Hasta ahora lo hacen a un coste mínimo respecto a otros periodos, gracias a la intervención del BCE, que tiene más de una tercera parte de la deuda soberana de la zona del euro. Sin embargo, la subida de la rentabilidad, que equivale al coste de financiación para el emisor, obliga a los países a asumir un mayor gasto. 

Todo ello, con la deuda pública disparada. En el caso de la española, en el mes de noviembre equivalía a cerca del 121% del PIB. Se trata del cuarto mayor ratio de la eurozona, por detrás de Grecia (superior al 200%), Italia (150%) y Portugal (130%). La situación no es tan compleja para otros países como Alemania, donde el endeudamiento se reduce al 70% de su Producto Interior Bruto. 

En este contexto, el 'bund' alemán cobra importancia como referencia para los costes de endeudamiento en la eurozona. Es lo que se denomina la prima de riesgo, la diferencia de la rentabilidad de un bono respecto al 'bund' alemán, considerado sin riesgo. La prima de riesgo española roza los 68 puntos básicos, pero lejos del pico registrado tras el estallido de la pandemia.

El nivel de la deuda alemana es clave por las primas de riesgo, pero también como vara de medir las bolsas. El encarecimiento de la deuda también se produce en la deuda corporativa, lo que implica mayores gastos para las empresas por sus costes de financiación. Además, el repunte de las rentabilidades de renta fija provoca un reajuste del mercado, que prefiere asegurarse una rentabilidad con menor riesgo (perfil conservador). Todo ello cuando los analistas anticipan rentabilidades más discretas para 2022, especialmente para las grandes valoraciones, que ya registran fuertes caídas desde sus máximos. 

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