Hay desinflación pero no convincente. La economía de Estados Unidos encadenó en enero su séptimo mes consecutivo de enfriamiento en los precios de consumo que le devuelven a niveles no vistos desde octubre de 2021, según se desprende de los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales del Gobierno. Sin embargo, los datos han sido más fuertes de lo previsto.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) creció al 6,4% interanual en enero, una décima menos que en diciembre pero dos décimas más que las previsiones de los analistas (6,2%). En tasa mensual, el barómetro de precios escaló cinco décimas (+0,5%), conforme a las previsiones, pero vuelve a mostrar la resistencia a calmarse de los precios de consumo.
La inflación subyacente -que excluye alimentos y energía- se frenó también hasta el 5,6%, una décima menos que el 5,7% de diciembre pero, de nuevo, algo peor que las previsiones de los economistas que esperaban un 5,5% en la lectura del mes. En tasa mensual creció al 0,4%, en línea con el guion.
Según el informe, el índice de vivienda fue el principal contribuyente al aumento mensual de todos los artículos, representando casi la mitad del ascenso en enero, con los alimentos, gasolinas y gas natural también contribuyendo en esa dirección. El coste de la alimentación aumentó un 0,5 por ciento durante el mes, con el subíndice de alimentos para el hogar con un incremento del 0,4%. La energía creció al 2%.
La Reserva Federal (Fed) ha centrado sus advertencias recientes en la resistencia de la inflación a volver al objetivo del 2% y ha alertado de posibles repuntes después de varios meses de desinflación. La Fed volverá a subir los tipos de interés en marzo y los mercados comienzan a creer ahora que llevará las tasas del 4,75% al 5,25% como prometió en diciembre.
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