Incremento del gasto público

La Ley de Inversión en Infraestructuras de EEUU, ¿el catalizador tapado para la bolsa?

El Gobierno Biden está acelerando la inversión pública en infraestructuras en año preelectoral y los expertos estiman que tendrá un impacto positivo en el crecimiento económico a partir del cuarto trimestre.

Joe Biden, durante su visita a unos astilleros en Filadelfia el 20 de julio.
Joe Biden, durante su visita a unos astilleros en Filadelfia el 20 de julio.
DPA vía Europa Press

La Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo, promulgada en noviembre de 2021, supuso aproximadamente un compromiso de 1,2 billones de dólares de inversión en infraestructuras. El tiempo de construcción es el principal determinante de la rapidez con la que los efectos directos a corto plazo se reflejan en el PIB.

Al menos la mitad del gasto total en proyectos públicos suele tener lugar en el primer año: el 69,3% del gasto se realiza en los primeros 12 meses para todos los proyectos, mientras que el 52,2% del gasto se realiza en el primer año para proyectos más grandes con un tamaño total superior a los 10 millones de dólares cada uno. Las repercusiones se producen tanto a corto como a largo plazo.

“En nuestro análisis, señalamos que el aumento de la inversión pública en infraestructuras conlleva multiplicadores de hasta 2 veces y proporciona vientos de cola macroeconómicos a largo plazo para la economía estadounidense”, dicen los analistas de Morgan Stanley en un reciente informe.

Las infraestructuras no solo son una categoría de gasto fiscal con un elevado efecto multiplicador, sino que además se han mantenido por debajo de la tendencia durante más de una década. A finales de 2022, el gasto público en inversión se situaba unos 160.000 millones de dólares por debajo de su tendencia a largo plazo, lo que supone la continuación de una persistente infrainversión que ha sumado aproximadamente 1,5 billones de dólares.

A un nivel más detallado, un componente significativo del déficit se ha producido en la categoría de “asuntos económicos” del gasto público por función, que incluye autopistas, inversión en el espacio aéreo, en el agua, ferrocarril y otros espacios. En 2022 este segmento del gasto público aumentó significativamente por encima de la tendencia en porcentaje del PIB.

La estimación del impacto de la legislación a gran escala sobre las perspectivas económicas se basa en supuestos de cierta importancia. En el caso de la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo, existen amplias franjas de incertidumbre en torno al calendario y el tamaño de los proyectos, la ubicación y la finalidad, así como la disponibilidad y los costes de la oferta, todo lo cual puede afectar al multiplicador económico. “Hemos supuesto que el gasto continúa hasta 2024, pero el aumento del crecimiento potencial y de la productividad podría durar mucho más”, analizan los expertos de la entidad norteamericana.

Más crecimiento económico

El descenso del PIB real en el cuarto trimestre de este año, cifrado en torno al -0,6% para la media de los analistas, refleja el impacto de la expiración de la moratoria de los préstamos a estudiantes. “Estimamos que habrá un impacto inmediato en el gasto discrecional en octubre, cuando se reanuden los pagos mensuales, con una media de 300 dólares por prestatario u 8.000 millones de dólares mensuales para todos los prestatarios”, ahondan.

No obstante, el impacto quedaría algo atenuado por el periodo de gracia de 12 meses para reanudar los pagos y los nuevos topes, más elevados, de los ingresos discrecionales. “Esperamos que el consumo se recupere en noviembre y diciembre, reanudando la desaceleración más gradual de nuestro perfil de previsión”, concretan.

La disminución del gasto público federal en el segundo trimestre de este año reflejaría una liberación programada de la reserva estratégica de petróleo (SPR). Así, el impacto neto sobre el PIB sería nulo, ya que la disminución del gasto federal se compensaría con un aumento de las existencias y de las exportaciones netas.

En el primer semestre del año, la economía está creciendo mucho más de lo que el consenso de mercado había previsto, lo que supone un colchón más cómodo para aquellos analistas que predicen un aterrizaje suave en la economía de la principal potencia del planeta. Después de que el PIB del primer trimestre del ejercicio registrara un ritmo anualizado del 2%, en el segundo se ha acelerado al 2,4%, según los datos que se han conocido este jueves.

En conjunto, parece que el primer semestre de 2023 registrará un crecimiento medio del 1,9%, frente al 0,5% previsto anteriormente en nuestras perspectivas de mediados de año. El crecimiento superior al previsto en el primer semestre de 2013 no es una casualidad, por lo que desde Morgan Stanley han elevado sus previsiones de crecimiento económico para el segundo semestre y para todo el año 2023. “Las cifras nos hablan de la fortaleza industrial de Estados Unidos”, exponen.

Los expertos de Morgan Stanley han aumentado sus previsiones para el PIB real en 0,9 puntos porcentuales, hasta el 1,3% en los cuatro trimestres de 2023, y en 0,1 puntos porcentuales, hasta el 1,4% en 2024. Algunos de sus ajustes representan un amolde al mercado, por las considerables revisiones al alza que la BEA hizo del PIB del primer trimestre del año, que añadieron 0,2 puntos básicos a la previsión de Morgan Stanley de crecimiento del PIB para 2023. 

“También ha contribuido a la revisión de las previsiones del PIB la inversión estatal y local, más fuerte de lo esperado gracias al aumento de la inversión pública en infraestructuras”, resalta. La apuesta del ejecutivo demócrata puede ser el trampolín para los próximos meses. El ciclo electoral también afecta. Es cuestión de tiempo.

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