Récord histórico

El precio del CO2 rompe los 100 euros en Europa por el repunte del uso de carbón

Los contratos de referencia en el mercado de futuros superan esa barrera psicológica que penaliza las emisiones del sistema eléctrico europeo tras el giro del gas al carbón por la guerra.

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Los precios del CO2 se disparan otra vez.
Nerea de Bilbao (Infografía) 

El precio del derecho de emisión de dióxido de carbono en la Unión Europea (UE) ha alcanzado un récord histórico por encima de los 100 euros debido a la mejoría de la perspectiva económica europea, las expectativas de un aumento en la producción industrial, pero sobre todo por el regreso al uso intensivo del carbón en la generación eléctrica en países como Alemania, Polonia y la Europa central y Este como consecuencia de la crisis del gas., que ha obligado a las economías dependientes de Rusia a volver al carbón. 

Según datos del mercado alemán EEX, los contratos de diciembre de 2024 se han disparado este martes hasta 104,7 euros por tonelada de CO2 y arrastran al resto de referencias hacia los 100 euros. La subasta de este 21 de febrero todavía se ha situado por debajo de la barrera psicológica. En lo que va de 2023, el precio se dispara un 22% después de registrar un fuerte descenso a finales de 2022 pero su evolución se ha reactivado desde enero.

Una subida del 2.000% en seis años

Desde 2016, los precios del CO2 se han multiplicado por 20, pasando de cotizar en apenas 5 euros, a más de 100 ahora. Desde la reapertura económica posterior a la pandemia, a finales de 2020, su cotización se ha quintuplicado desde 20 a 100 euros. Esta cotización es en realidad un gravamen que tienen que pagar los operadores económicos más contaminantes como aerolíneas o eléctricas para compensar su huella de carbono. La UE creó este sistema para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la región y supone una importante fuente de recaudación de impuestos para los distintos gobiernos europeos. 

Los altos precios del CO2 se convierten en un incentivo para la inversión en energías limpias y renovables pero, al mismo tiempo, suponen un lastre para la competitividad de las empresas europeas en el mercado global. De hecho, la gran industria electrointensiva como las siderúrgicas se convierten en las grandes perjudicadas de esta situación ante la falta de alternativas a la hora de consumir energía. En ese contexto, Europa está explorando proyectos vinculados a la generación de hidrógeno para su uso industrial.

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